Hoy a las 19:30 horas, Gonzalo Eyherabide presentará su novela gráfica “Artigas, el patriota sin patria”, en el Café Vidal de Minas. Una obra perfecta para conocer aspectos cruciales -y más escondidos que desconocidos- de nuestra historia nacional.
En agosto del año 2020, más precisamente el 25 de agosto, en plena pandemia de covid-19, el historietista, escritor y publicista Gonzalo Eyherabide (“El Eyhe” le dicen) estaba en Punta Colorada. En medio de esa tranquilidad y paz absolutas, pero con conexión a internet, se puso a googlear la historia de los 33 Orientales. Que no fueron 33, sino más, ni fueron todos orientales. Eyherabide vivía entonces en Montevideo en la Avenida Costanera Felipe Carapé, que lleva ese nombre por uno de esos 33 orientales. Sólo que el petiso Felipe (“carapé” significa “petiso” en guaraní) no era oriental sino paraguayo. Y era un criminal perseguido en su país.
Releyendo la lista de los 33 orientales se encontró con apellidos conocidos e ilustres. Aparecieron Joaquín Artigas, Pantaleón Artigas y Dionisio Oribe.
Joaquín Artigas era “criado” de Pantaleón Artigas (sobrino de José Gervasio Artigas), un eufemismo de “esclavo”. En realidad Joaquín era negro y nacido en Mozambique. Y también era africano Dionisio Oribe.
Así nació el hambre intelectual que llevó a Gonzalo Eyherabide a emprender una investigación histórica, que derivó en la elaboración de una novela histórica gráfica que relata la vida de Joaquín Artigas, y a través de él buena parte de la historia de la familia Artigas, del surgimiento y desarrollo de la Banda Oriental, de las luchas independentistas en esta región del mundo. Y, de paso, nos brinda con su libro un panorama asombrosamente lúcido y completo del papel de la esclavitud de los africanos en el desarrollo capitalista mundial y particularmente de la importancia que tuvieron en nuestra historia.
Se estima que durante unos 400 años, europeos y estadounidenses secuestraron entre 20 y 40 millones de personas de África, que utilizaron como obra de mano esclava para la explotación del suelo y el subsuelo en las Américas y en el Caribe. Las incalculables ganancias del tráfico de esclavos y las incalculables ganancias derivadas del trabajo esclavo en las Américas sentaron la base del fulgurante desarrollo capitalista que llegó poco después, tanto a Inglaterra como a Estados Unidos.
El centro del tráfico esclavista en Inglaterra fue la ciudad de Liverpool, que cimentó su prosperidad en ese negocio. Se cuenta la historia de un actor que en Liverpool fue silbado por el auditorio al aparecer borracho en escena y declaró ofendido: “No he venido aquí para ser insultado por un montón de miserables, en cuya ciudad cada ladrillo está cementado con la sangre de un africano”.
El libro de Gonzalo Eyherabide habla del esclavo y luego libertador Joaquín Artigas, que vivió cerca de Minas. Trabajaba en la hacienda de los Artigas en Paso de los Troncos, junto al arroyo Casupá. En Minas, Joaquín se casó con otra esclava, María, nacida en el Congo.
Fue esclavo y peón de campo de los Artigas. Se sumó tempranamente a la revolución artiguista y fue años después uno de los más de 33 orientales que desembarcaron en el año 1825 en una playa llamada “La Graseada”, por la cantidad de grasa que había en sus arenas, producto de la faena de vacunos que se hacía allí. Una playa cuyo nombre nuestros prohombres cambiaron luego, porque sonaba muy mal. Y nos inventaron para consumo popular otro nombre, “La Agraciada”, sobre una hermosa muchacha que bien puede haber vivido en la zona (¿acaso hay alguna zona del país en la que no viva una bella muchacha?) pero que nunca dio su nombre para ninguna playa, o al menos no a esa.
Esa escena, la del desembarco en esa playa, es el motivo de la pintura más célebre que Juan Manuel Blanes pintó en su vida.
Si uno se pone a observar detenidamente la pintura de Blanes, puede fácilmente contar a 33 hombres en la escena.
Con una particularidad: de los 33, sólo en el caso de dos hombres no pueden verse sus rostros, porque están tapados parcialmente por brazos u otras partes del cuerpo de otros libertadores. Estos dos libertadores sin rostro son Joaquín Artigas y Dionisio Oribe. Los dos, africanos, negros, esclavos.
Este libro, que será presentado -será la primera presentación en todo el país- hoy en Minas por su autor, arroja luz sobre la historia de la esclavitud en nuestro país. Y, probablemente, arroja luz también sobre el racismo que reinaba en esta tierra y que rezuman aún nuestros textos de estudio y nuestra cultura, en su sentido más amplio.
(Fuentes: https://eyhistorietas.com/artigas-el-patriota-sin-patria/, Gonzalo Eyherabide)
Corría el año 1980. Quien escribe, un adolescente de una familia exiliada política en Suecia, concurría al liceo en la ciudad de Lund, al sur del país. El profesor de Historia -el gran y querido Arne Lindström-, al inicio de las clases, repasó la literatura de referencia para el curso. Para el estudio de la historia de América Latina recomendó la lectura de un libro llamado “Latinamerikas öppna ådror”, lo que traducido al español significa “Las venas abiertas de América Latina”. Quien escribe, uruguayo, nunca había leído el libro más célebre del más célebre de los escritores uruguayos, Eduardo Galeano. Claro, estaba prohibido en Uruguay en dictadura. Leí entonces, en Suecia y por primera vez, la obra de Galeano. Con fruición, deleite y asombro -en castizo castellano, faltaba más-, con un nuevo descubrimiento en cada página.
En aquél momento pensé que ese libro debía estar disponible para cada estudiante del mundo, para conocer la historia -de expoliación, explotación y violencia- de esta parte del mundo, de nuestra sufriente América Latina.
Hace poco tiempo tuve una sensación similar, cuando, en preparación de esta nota leí, disfruté, “Artigas, el patriota sin patria”. La sensación es que gracias a este libro me fue posible conocer otra historia, también de expoliación, explotación y violencia -la de los africanos traídos y explotados como esclavos en esta parte del mundo-, que tiene mucho, mucho que ver con la historia de nuestro país. Tanto que ver que su protagonista, el esclavo Joaquín Artigas, porta el apellido más célebre de nuestra historia.
Si encuentran el libro, no lo dejen ir. Y disfrútenlo mucho.
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