Desde hoy y hasta el próximo sábado se realizará en Colombia la XXV Olimpiada Especial FIDES - Compensar, en la que ya han participado atletas de Lavalleja. Para Julieta Cesar Ferreira, quien trabaja en el Centro Nacional de Fomento y Rehabilitación Ecuestre (CENAFRE), será una nueva y muy enriquecedora experiencia de vida.
En la Escuela de Equitación del Ejército, Julieta César Ferreira (29 años) se recibió en 2015 como Técnica en rehabilitación ecuestre -equinoterapia-. Decidió continuar esta carrera a partir de situaciones que ocurrieron en su vida. «Un hermano falleció debido a una cardiopatía y eso, por supuesto, me marcó a fuego. Creció mi interés por los caballos y por vincularme a tareas con personas en situación de discapacidad. Lo hice para ayudar, para hacer algo por otras personas. Realmente disfruto hacerlo». Título en mano fue convocada para trabajar en el Centro Nº1, dentro de Escuela de Equitación del Ejército que forma parte del Centro Nacional y Fomento de Rehabilitación Ecuestre (CENAFRE).
Julieta profundizó sus conocimientos en el trabajo con personas con trastorno del espectro autista (TEA) y en otras patologías, «Trabajo todos los días, con una carga horaria importante y todo lo que ves allí te abre la cabeza y te lleva a valorar y a agradecer lo que cada uno tiene y vive».
EQUINOTERAPIA
La preparación y la capacitación son imprescindibles, pero sin la sensibilidad que requiere esta temática, poco sentido tendrían. Julieta siente que «se aprende todo el tiempo» y recuerda que, al principio, «cuesta ver la realidad del otro» y logar que «algunas cuestiones no te afecten en lo personal, en lo cotidiano. Con el tiempo te das cuenta de que eso depende de cómo una aborda la situación de cada alumno y de cada una de las familias». Son aprendizajes que brinda el tiempo de trabajo y las herramientas que logró sumar en el camino. «Cada chico es un mundo y siempre hay que tener en cuenta a su familia y a su contexto», afirma.
Explicó que dentro de la equinoterapia «se trabaja con caballos maduros, con un temperamento adquirido y que nosotros reconocemos». Igualmente, se los prepara de manera especial para trabajar a este nivel y con los alumnos del centro. Luego, «lo que se genera entre el animal y el ser humano es un tema más de energía y de emociones y no es necesario estar montado para disfrutar de eso. Se vive. Tienes que estar, es una experiencia por la que tienes que pasar para reconocerla y disfrutarla».
EL TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA (TEA)
Dentro del trastorno del espectro autista algunos conceptos generales han variado en el último tiempo, razón por la cual es imprescindible que esté actualizada. «El autismo es uno solo. Lo que sí se caracteriza en que en cada persona es que se expresa de diferentes maneras porque cada uno tiene diferentes características. No todos tienen las mismas dificultades, pero el autismo es uno solo», aclaró.
Ocurre a nivel de la salud en general. Con el correr de los años «muchas cosas se van modificando y quienes trabajamos a este nivel debemos capacitarnos en forma constante. Antes se hablaba de alto rendimiento, de bajo rendimiento, de Asperger, y ahora el autismo lo encapsula todo. Es uno solo. Ocurre que cada persona tiene sus propias características».
El vínculo que se desarrolla con el caballo «depende mucho de cada persona. Tenemos chiquilines con lenguaje, sin lenguaje, con comunicación, con mayor o menor movilidad, con mayor aceptación, mientras otros no quieren tener contacto alguno porque no toleran el contacto físico ni el contacto con diferentes texturas». Otro tema a tener siempre en cuenta es la tolerancia a la frustración que manifiesta cada persona, frente a la cual «también existen herramientas que se brindan y que se van adquiriendo para trabajar sobre situaciones específicas, hasta que los chiquilines logren manejarla. En general, cuando conocen la equinoterapia, los alumnos continúan concurriendo».
Se trata de una terapia alternativa y complementaria. «Por supuesto, aquí no hacemos magia. Es una ayuda en la calidad de vida, hay mejoras reales y constatables, avances que dependen de la estimulación que la persona tenga desde pequeña o desde que surge la discapacidad, porque también concurren personas que sufrieron un determinado accidente que les cambió la vida, ya que desde ese momento hay una discapacidad o una dificultad a nivel cognitivo o físico. Desde nuestro lugar, trabajamos en pro de la mejora en calidad de vida de las personas».
AVANCES
Julieta César Ferreira es testigo directa de cada avance de sus alumnos. Es por lo que estudió y por lo que trabaja desde 2016. «Algunos de los chicos son mis alumnos desde ese año y han logrado un proceso muy lindo, con muchos avances, con mucho crecimiento. Dentro de la equinoterapia hay diferentes niveles. Algunos de ellos avanzan en niveles de acuerdo a la patología, por lo que necesitan del instructor o del técnico que los acompaña y desde el vínculo con el caballo». Es decir, «comienza como una terapia y puede convertirse en un deporte terapéutico».
Por supuesto que también hay situaciones angustiantes. Con el tiempo, Julieta ha aprendido a convivir con ellas, entablando el vínculo más saludable posible con sus alumnos y con sus familias. «En definitiva, todos tenemos el mismo objetivo: lograr los mayores beneficios a partir de la equinoterapia. Para ello, hay que generar un vínculo con el usuario, del alumno con el caballo, de nosotros con los padres y con el entorno, porque también hay más animales y otros chiquilines trabajando». Aceptar, entender, conocer y explorar el lugar, todo es parte de un mismo proceso.
FIDES - COMPENSAR
FIDES (Fundación para la investigación y el desarrollo de la educación especial) y Compensar son las organizaciones que están al frente de la Olimpíada Especial que entre el 1 y 7 de junio se realizará en Bogotá, Colombia. Es un evento tradicional en el calendario, en el que han participado atletas de Lavalleja en ediciones anteriores. Será la segunda incursión de Julieta en esta actividad, tras haber participado en 2019.
Este año, la delegación uruguaya, dentro de esta disciplina, participará con representantes de nueve centros de equinoterapia o rehabilitación ecuestre del país. En natación y en atletismo participarán integrantes de la ong Atletas Especiales Región Este.
«Dentro de la equitación, desde el Centro Nº1 viajarán tres atletas y dos entrenadoras. Las competencias se realizan en la Escuela de Equitación Policial coronel Luis Augusto Tello Sánchez. Son jornadas muy largas donde a las cinco de la mañana tomamos el ómnibus para trasladarnos al picadero. Todos los días son diferentes y seguramente tendremos alguna jornada libre de actividad deportiva que dedicamos a conocer algunos lugares de la zona».
Tras la inauguración, en la que participa la delegación completa, al día siguiente, quienes compiten a nivel ecuestre conocen las características del espacio donde desarrollarán las actividades. «Practicamos y entrenamos con diferentes recorridos de trabajo, de adiestramiento o de salto. Cuando llegamos, sabemos qué deberán hacer los chiquilines; tienen que adaptarse lo más rápido posible, lo que requiere de mucha observación».
«Los chicos participan en diferentes categorías. Puede ser al paso, al trote o al galope. Dentro de la misma disciplina ecuestre se participa en volteo y en una suerte de gimnasia artística arriba del caballo. También en adiestramiento, que es cuando el caballo dibuja diferentes figuras en el picadero, al paso, al trote y al galope», explicó.
El salto es otra modalidad dentro de la disciplina, al igual que la gimnasia adaptada, arriba del caballo. «Son ejercicios adaptados porque, ante todo, lo que se busca es la inclusión y el disfrute», priorizó.
EXPERIENCIA DE VIDA
Ser parte de la delegación uruguaya, en este caso como entrenadora, implica para nuestra coterránea una gran responsabilidad. Son «experiencias nuevas para la gran mayoría. Hay chicos con mayor dependencia que otros. A veces hay que ayudarlos prácticamente en todo y nosotros participamos de todo: levantarnos, el desayuno, la medicación, el baño, compartir con los demás... Son jornadas muy largas, volvemos de noche para levantarnos temprano al día siguiente. Aprendemos un montón de cosas. En mi caso, fue lo que ocurrió cuando participé en 2019».
Más allá de lo estrictamente deportivo, es una experiencia de vida en la cual todos ganan. «Los entrenadores también tenemos que manejar la frustración de los chicos en torno a los resultados deportivos. Aquí todos reciben una medalla, más allá de que se trabaja con ellos en que hay un primer lugar y un segundo lugar, es decir que a alguien le va un poco mejor y que hay que respetarlo. Son muy felices con participar, con compartir porque ganan compañeros y todos se ponen contentos. Intercambian, llevan regalos y generan nuevas amistades. Es todo alegría y suceden cosas emocionantes».
DIFUSIÓN
En general, los medios masivos de comunicación, inmersos en la vorágine de anticipar primicias, poco o nada publican sobre actividades como estas. Julieta reconoce que, «de nuestra parte, intentamos que la gente conozca un poco más sobre la equinoterapia» y de alguna manera, «el tema está más presente. Los usuarios llegan a nosotros a partir de derivaciones médicas o porque alguien les sugiere que incursionen en esta terapia alternativa o complementaria», señala.
«No todos entienden de qué se trata. Algunos piensan que es un paseo a caballo, cuando es mucho más que eso. Falta difusión para que más personas accedan a esta posibilidad», sostiene nuestra entrevistada quie, además de ser Técnica en rehabilitación ecuestre, durante los veranos, trabaja en gastronomía en José Ignacio, Maldonado, así como también en el boliche de unos amigos. «Siempre voy a estar vinculada a la equinoterapia, al mundo de los caballos. Por ahora, elijo hacerlo de esta manera. No solo trabajo con usuarios en la tarde y en forma individual; también tengo grupos donde el énfasis está puesto en lo social, con chiquilines que viven en contexto crítico, institucionalizados, con grupos de INAU, por ejemplo. Ahí el abordaje es diferente. Brindamos herramientas para la organización social, el vínculo, sobre cómo trabajar en equipo, gestionar las emociones, el trabajo, el cuidado personal y del otro, con la perspectiva de que también se transforme para ellos en una salida laboral, porque aprenden a cuidar al equino, a cómo moverlo, ensillarlo y los chiquilines que participaron consiguieron trabajo en el hipódromo», nos contó Julieta.