Diez productores integran en la actualidad la Cooperativa Apícola Villa del Rosario. Unas 2.000 colmenas se encuentran distribuidas en 50 kilómetros a la redonda de esta zona de Lavalleja. Los cooperativistas han sabido sortear obstáculos, reinventarse y seguir. Su resiliencia es un homenaje al trabajo que las abejas realizan por la vida y que comparten generosamente.
La miel uruguaya es reconocida en el mundo entero por su calidad, tanto así que la totalidad de la producción de la Cooperativa Apícola Villa del Rosario se exporta. Marisol Rodríguez Morales es la secretaria de la entidad, más allá de que afirma que los cargos responden a formalidades y que «aquí todos luchamos a la par por los mismos objetivos». Se crió en la zona de Barrancas, a unos 15km de Villa del Rosario, donde reside. Durante la infancia tuvo su primer contacto con las abejas y su producción incansable. «Cuando era chica jugábamos a robarle la miel a las colmenas y desde siempre me llamó poderosamente la atención el trabajo de las abejas, entender cómo fabricaban la miel, la curiosidad de saber cómo era posible que la hicieran. Me ponía un bolso ‘chismoso’, porque no tenía los recursos necesarios como para comprar el equipo para trabajar con las abejas. Por supuesto, me picaban, pero de ese modo ingresé en su mundo y me enamoré de la apicultura».
La cooperativa
En el suroeste del departamento de Lavalleja se encuentra la localidad de Villa del Rosario. En torno a la misma se nucleó un grupo de apicultores que en el año 2005, con apoyo de DIGEGRA (Dirección General de la Granja), Uruguay Rural, DIPRODE (Dirección de Proyectos de Desarrollo), MEVIR, Instituto Nacional de Colonización y la Intendencia Departamental de Lavalleja, con el fin de construir una sala de extracción de miel común. En esas circunstancias surgió la Cooperativa Apícola Villa Rosario a efectos de vehiculizar este emprendimiento.
«En ese momento nos reunimos con algunos apicultores de la zona, ya que las exigencias para la producción aumentaban a partir de la trazabilidad, de la exigencia de contar con una sala, medidas que nos parecían correctas. En principio nos reunimos cinco productores y comenzamos a trabajar, hasta que fuimos nueve apicultores unidos al momento de la apertura de la cooperativa», rememoró sobre los comienzos de la entidad. Destacó el respaldo técnico y profesional y el asesoramiento brindado en ese momento por parte de la ingeniera Rosana Díaz.
Desde sus inicios, la Cooperativa tuvo personería jurídica, lo cual, entre otras cuestiones, le permitió apoyar a grupos de pequeños productores vecinos que no contaban con ella.
Evolución
En un momento la Cooperativa Apícola Villa del Rosario estuvo integrada por 30 productores, «pero la realidad de la apicultura es compleja. Todo muy rico, pero no para todos es una actividad rentable. Sinceramente, en general hoy no se vive en forma exclusiva de la apicultura. Son muy pocos los apicultores que pueden hacerlo. Soy fundadora de nuestra cooperativa y, conociendo esa realidad, es que luchamos todos los días parejo. Yo me encargo de la parte legal, de las habilitaciones y todo eso y todos estamos en el mismo barco, conscientes de las dificultades que enfrentamos a diario», agregó Marisol Rodríguez.
La cooperativa, además de cumplir con su labor específica, «siempre está abierta en apoyo a todos los productores que lo necesiten» y a la comunidad en su conjunto. A modo de ejemplo, en ocasión de la última sequía que azotó la zona, la cooperativa «cedió a todos sus locales y su campo para que los pequeños productores pudieran recibir raciones. Nosotros fuimos un anexo en momentos de tanta zozobra para todos».
También se ha encargado de realizar otras actividades, las cuales tienen que ver con el servicio técnico de apoyo a la producción, financiado por la DGDR/MGAP, con un Proyecto de Fortalecimiento Institucional, atendiendo a los productores de actuales planes de negocio y apoyando a productores que se inician en la región, iniciativa que finaliza en diciembre de este año, junto con la organización de cursos de capacitación en temáticas vinculadas a la apicultura.
Ciclos
Para los apicultores, todo resurge cada año en el mes de noviembre, más allá de que no ignoran los efectos del cambio climático y sus consecuencias en la producción. Es en el penúltimo mes del año cuando «empezamos a sacar la miel y por ende es cuando se da la zafra de miel, como le llamamos. Lamentablemente, por el clima, ahora todavía estamos sacando miel. Todo ha cambiado mucho en ese sentido y ha incidido notoriamente en la apicultura. Es una lucha desigual que tenemos los apicultores, que somos un puñadito, contra los pesticidas. Cada vez tenemos menos miel y menos floración», lamentó Marisol.
La miel se extrae con bombas eléctricas, con maquinaria adecuada para luego ser envasada en tambores, mientras los apicultores pasan raya y confían en que el año próximo la producción mantendrá su excelente calidad y que se alcancen los volúmenes de producción deseados.
Comercialización
La calidad de la miel uruguaya es distinguida en el mundo. En 2007 los socios de la cooperativa realizaron la primera venta grupal con la participación del 40% de apicultores, logrando un sobreprecio y estableciendo contacto con posibles compradores locales. Esto llevó a que a partir de la zafra 2008 se estableciera que por lo menos el 20% de la miel de cada productor debía comercializarse en forma conjunta.
Actualmente, la cooperativa comercializa en forma conjunta unos 170 tanques de miel de 300 kg para la exportación vía empresas exportadoras. Si bien ha realizado intentos de exportar en forma directa con el apoyo de DIGEGRA, a la fecha no ha logrado concretar acciones de exportación, aunque sí ha logrado acuerdos comerciales colectivos, como la venta conjunta de lotes de tambores de miel a exportadores.
«Si en Uruguay se produjera mucha más miel, el doble, el triple, estoy segura que toda la producción se vendería. No es un producto que queda de un año para el otro, como sí ocurre con otras producciones. En nuestro caso vendemos nuestra producción directamente para exportación desde hace años. En buenas zafras extraemos hasta 300 tambores de 300 kilos cada uno y los vendemos directamente al exportador. En algún momento la comercializamos con marca propia pero luego quedamos pocos apicultores, se dieron algunas trabas, sumado al costo de los fletes y ya no era rentable hacerlo de ese modo. Preferimos seguir vendiendo a exportación. Para que podamos envasar, de acuerdo a las exigencias actuales, deberíamos contar con una sala especial y es algo que no estamos en condiciones de anexar en la actualidad, entre otras cuestiones, porque hay muy poco personal dentro de la apicultura. Es una lucha constante que tenemos en ese sentido, porque no hay cursos para apicultores y necesitamos del apoyo de instituciones para preparar gente dentro de esta actividad», analizó.
Continuando con este tema, agregó: «En una ocasión, la UTU de Villa del Rosario se llenó de abejas. Ni la Policía, ni los Bomberos están preparados para enfrentar esa situación. Hace unos días me llamaron desde Minas por un motivo similar. Es imperioso fomentar que la gente esté preparada ante la ocurrencia de estas situaciones, porque a veces les ponen espuma y es peor, o las quieren quemar y es mucho peor aún. Es básico que haya gente preparada».
Difusión
Marisol Rodríguez concurre a escuelas y en sus charlas comparte su experiencia, difunde las características del universo de las abejas y su producción. «Es una actividad que me encanta y sería muy bueno que se pudiera profundizar la difusión. Los escolares quedan maravillados. Les comento que, en vez de comer un caramelo común, sería bueno que probaran un chupetín de miel que yo misma preparo. Quedan fascinados. Es también un tema cultural. La miel es fantástica, es un alimento milenario. Antiguamente, las heridas se curaban con miel. Además, conserva propiedades nutritivas y curativas espectaculares. Es energía pura», subrayó.
Contactos
Marisol Rodríguez Morales: 098 578 342. Wilmar Ferrando: 094 729 648.
20/5: Día Mundial de las Abejas
La celebración anual del Día Mundial de las Abejas permite sensibilizar sobre el papel esencial que desempeñan las abejas y otros polinizadores desempeñan. Esta celebración tiene lugar desde 2018, gracias a los esfuerzos del gobierno de Eslovenia y del apoyo de Apimondia, que dieron lugar a la resolución de la Asamblea General de ONU que declaró el 20 de mayo Día Mundial de las Abejas. La fecha elegida es la del natalicio de Anton Janša, pionero de la apicultura moderna, perteneciente a una familia de apicultores de Eslovenia, país donde la apicultura es una importante actividad agrícola con una larga tradición. Ese día, a partir de la hora 10, en la Escuela Agraria Minas UTU, bajo el lema Déjate envolver por el dulce aroma y el sabor dorado, organizado por el Taller de Apicultura María Espínola, se desarrollará una jornada especial con la participación central de la Cooperativa Apícola Villa del Rosario. Marisol Rodríguez Morales agradeció a las autoridades y a la comunidad educativa de la institución e informó que en la jornada «trabajaremos con subproductos: cera, miel, propóleo y jabones», entre otros. Siente que, en el 20 de mayo, en el Día Mundial de las Abejas, «deberíamos honrar a las abejas, no solo por su regalo, sino por ser creadoras incansables. Cuidarlas con extrema dedicación. La invitación es a una reflexión colectiva, a que valoremos cada cuchara de miel, no solo por su sabor, sino porque es un largo viaje de flor en flor, pasando por la abeja y llegando al cuidado del apicultor. Cada vez que escuchemos el zumbido de las abejas, no lo pensemos como un ruido, sino como un fondo de vida. Confiemos en seguir escuchando esa melodía», expresó Marisol Rodríguez, fundadora de la Cooperativa Apícola Villa del Rosario.