“Imágenes y objetos adquieren mucha importancia a la hora de conocer nuestra identidad. Detrás de cada miniatura construida por Horacio hay anécdotas, referencias de su pasado personal y de su pasado colectivo. Asombra a los más jóvenes y emociona a los que recuerdan el momento en que esas miniaturas eran máquinas o vehículos de su cotidianidad”. El fragmento tomado de la contratapa del libro El pasado en movimiento. Una mirada al pasado a través de la obra de Horacio Chocho y Mirta Di Trápani, de Cristina Lampariello, refleja su contenido, realizado con la misma minuciosidad con que fue confeccionada cada pieza.

En la tarde del viernes, en Casa de la Cultura de Minas, promovida por la Dirección de Cultura de la Intendencia Departamental de Lavalleja (IDL), se llevó a cabo la presentación del libro «El pasado en movimiento. Una mirada al pasado a través de la obra de Horacio Chocho y Mirta Di Trápani», de Cristina Lampariello. El libro, publicado en 2020, transita su segunda edición (Mirabilia Ediciones), en este caso con la colaboración de la IDL.

Lampariello realizó la investigación, el diseño, la fotografía y la recopilación, un excelente aporte a la reconstrucción de la historia de nuestra comunidad, con un formidable contenido, tanto en textos como en fotografía. Poesías y letras de canciones intercaladas constituyen un excelente complemento, además de un destacable trabajo de diseño e impresión.

Tomamos contacto con esta obra en su primera edición. La publicación debió esperar el momento propicio para ser presentada en sociedad ya que, una vez terminada y mientras se ultimaban detalles para su lanzamiento, irrumpió la pandemia en el país. Tras esta etapa y luego de varios intentos, el libro fue presentado el viernes en Casa de la Cultura de Minas.

Cristina Lampariello (1967) es montevideana. Fotógrafa, realizó exposiciones en Casa Encantada, «en la época de Daniel ‘Pelado’ Fernández», y en Casa de Juventud de Minas. Además, es autora del libro «Doble exposición: Annabella Balduvino y Diana Mines en la fotografía uruguaya» y fue compiladora del libro «Historias descabelladas».

«Los verdes de Minas y de su entorno son únicos», resalta la autora, quien disfruta plenamente de «caminar por sus calles enmarcadas por las sierras».

Se siente a gusto con la escala de nuestra ciudad y «a medida que fui conociendo a su gente y desarrollando vínculos de amistad, cada vez que voy me siento como si viviera allí».

Conoció a Horacio Chocho y a su esposa, Mirta Di Trápani, y a través de ellos al Museo de Réplicas en Miniatura (Carabajal al 322). «Comencé a ir más seguido a Minas, pasé muchos fines de semana en el camping de Arequita y pasar por lo de Horacio y Mirta cada vez que iba era algo que no dejaba de hacer».

Producto de la propia interacción con las personas fueron surgiendo anécdotas que hacen a nuestra memoria colectiva, y en las charlas con Mirta y con Horacio «aprendí mucho en ese sentido», porque «a ellos les interesa rescatar del olvido la historia de la ciudad y las pequeñas historias cotidianas de sus habitantes que cuentan cómo se vivía en otras épocas».

EL LIBRO

En cada visita, Cristina llegaba a la casa de la familia Chocho Di Trápani acompañada por su cámara fotográfica porque «nunca terminaba de conocer cada miniatura y su historia asociada». En las conversaciones fluían temas vinculados a la historia de Minas. «En una de ellas surgió la idea de registrar mucho de lo contado por Horacio en cada visita y vincularlo a las fotografías que yo había tomado». Ahí comenzó la aventura, trabajo de hormiga a través del que «fuimos juntando más información, grabamos y desgrabamos conversaciones, volvimos a ir a algún lugar en donde quedaban rastros de algún vehículo, como por ejemplo cuando fuimos a la empresa fúnebre de Volante a ver lo que queda de la carroza fúnebre que sirvió de modelo para la miniatura que hizo Horacio».

En otra jornada se trasladaron a la zona de Carapé, el lugar donde Horacio vivió su infancia, «y allí aparecieron más recuerdos, imágenes de ese paisaje que aún conserva los mismos rincones que entonces, como en el caso de esas dos piedras que apenas se tocan, apoyándose una en la otra. Al proyecto del libro lo construimos entre los tres, y de diferentes maneras fueron colaborando otras personas», expresó Cristina Lampariello.

OFICIOS CONTRA EL OLVIDO

Cada obra de Horacio Chocho remite a las personas, al modo en que se ganaban la vida a través de diferentes oficios que, de esa manera, con su estudio y minuciosidad, logra rescatar del olvido. «Esa fue otra aventura para mí», indica la entrevistada, por cuanto para ella implicó «aprender algo del lenguaje de la física mecánica y también de cómo eran ciertas tareas rurales como la esquila, el uso de los diferentes arados y maquinarias agrícolas o cómo funciona un molino harinero», por citar solo algunos ejemplos.

A su vez, conoció y redescubrió poesías y canciones que ilustraban a la perfección las obras de Horacio. «Busqué bibliografía y documentos antiguos y viajé al pasado a través de ellos y de las charlas con Horacio y Mirta. Con toda esta información, lo que faltaba era darle una estructura y un ordenamiento para llegar a un libro, lograr un diseño armónico para que el lector pudiera disfrutar de principio a fin cada página». Lo logró con creces, afirmamos luego de haber leído el libro y de haber repasado en varias ocasiones su contenido.

LA FOTOGRAFÍA

En el libro «El pasado en movimiento. Una mirada al pasado a través de la obra de Horacio Chocho y Mirta Di Trápani», Cristina Lampariello complementó a la perfección el texto con la fotografía, una de las grandes pasiones de su vida. «Muchas de las fotos no fueron pensadas para ser publicadas», sino que «fueron el registro espontáneo del momento, de cada miniatura, para poder apreciarla con detalle y, además, atrapar con la cámara tan lindos momentos».

Siente la alegría de «haber concretado el proyecto» que terminó siendo de largo aliento y por el hecho de identificarlo como «un gran aprendizaje», junto con «el disfrute de poder diseñar cada página con total libertad, eligiendo desde la tipografía, los tonos de fondo, el ritmo y la estructura». Contenido y estética están en diálogo permanente «y, por supuesto, el ojo crítico de Graciela Álvez, la correctora de estilo que no dejó que se escapara ningún detalle».

El libro está dividido en los siguientes capítulos: Los comienzos; Vehículos que funcionan; Los carros urbanos; De la semilla... a la galleta; Motores antiguos; Vacaciones en campaña: la vida cotidiana y los juegos; Más y más miniaturas; Villa de Nuestra Señora de la Concepción de las Minas; Reconocimientos; A manera de autobiografía; Opinan los amigos y los visitantes.

«Desde el inicio, me apasioné con el proyecto, concebido entre los tres. Luego éramos varios lo que nos fuimos sumando, viendo los borradores, aportando ideas. Surgió el nombre, luego se empezó a armar la estructura en capítulos, se juntó material bibliográfico y fotográfico de diferentes personas e instituciones. Ya no había marcha atrás. Digitalmente, era posible terminarlo. Quedaba para después ver presupuestos de imprenta y analizar cómo llegar al libro impreso», indicó acerca del proceso de elaboración de este trabajo que recomendamos rotundamente.

Quienes deseen acceder a la publicación pueden dirigirse al Museo de Réplicas en Miniatura (Carabajal 322) o comunicarse a través del teléfono 444 23464.

DEL HOMENAJE AL LIBRO

Horacio Chocho comenzó esta tarea como una forma de homenajear a su padre. La primera creación fue una carreta, siguiendo sus indicaciones, «ya que él vivió en la época en la que funcionaban» y porque «llegó a repararlas, ya que tuvo una herrería en campaña. Después, seguí con cosas sencillas, también de la campaña, porque siempre te queda el recuerdo de la infancia, hasta que incursioné en cosas propias de Minas. Todo está basado en hechos reales, en vivencias», afirma sobre las piezas que integran el museo. A quienes lo visitan, «les llama la atención que cada máquina funcione», además de «recibir información de cada, porque he procurado interiorizarme en la historia a través de libros o vivencias de las personas que trabajaron con ellas». Chocho continúa «buscando para tratar de que no se pierdan muchas cosas del pasado». Concurre a remates, «comprando artículos de los que extraigo pequeñas piezas que me pueden servir, como engranajes, a los cuales no los puedo confeccionar».

«Con Cristina (Lampariello) nos conocemos hace varios años. Llegó a conocer el museo y forjamos una linda amistad. Ella nos dijo que sería bueno realizar un libro para que todo esto no se perdiera con el tiempo. Compartí diferentes materiales que tenía y ella fue extrayendo datos e informaciones, junto con sus fotografías. Todo se dio de manera informal desde el comienzo. Le explicaba cómo funcionaban las máquinas, compartía palabras de campo de las cuales ella no conocía su significado. De esa manera fue tomando forma el libro», narró Horacio Chocho.