Florencia Vázquez (Minas, 1998) es la primera mujer contrabajista de la Orquesta Filarmónica de Montevideo. Es espontánea, transparente y con un profundo amor por la música.

LA MÚSICA

Al preguntarle cuándo empezó su relación con la música y con el contrabajo, Vázquez sonríe y señala que “es que mi relación con la música empezó desde el vientre de mi madre, a mis padres les gusta mucho la música, y tuve una infancia muy musical, mi madre es maestra, y desde lo pedagógico la música es una herramienta muy importante en el desarrollo de la sensibilidad y la forma de vida y mi familia siempre tuvo eso presente”.

CONTRABAJO

Y sobre ese instrumento tan grande, pesado, y de sonido fuerte y contundente como el contrabajo, dijo: “Me vinculé por casualidad, porque cuando llega a Minas el proyecto Fundación del Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Uruguay, proyecto que tiene su origen en Venezuela y lo replican acá, uno de los primeros núcleos de la Fundación que se creó en Uruguay fue en Minas, y su director fue Julio Aparicio -además de mi padrino y tío-, quien le comentó la idea a mis padres y nos inscribimos mis dos hermanos y yo. Fuimos a la orquesta, mi hermano es percusionista y mi hermana tocó violín pero no le encantó y dejó. La única que se dedica profesionalmente soy yo”.

CASUALIDAD

Volviendo al contrabajo, Vázquez dijo que “fue casualidad, podría decir, porque cuando nos inscribimos nos asignaban un instrumento, según las características físicas de cada niño. Yo tenía 12 años, de complexión corpulenta, me dieron el contrabajo, fue duro al principio, me parecía que sonaba horrible, no me gustaba, pero con el paso de los días y los meses fue apoderándose de mí, me fue convenciendo, y descubrí que me gustaba muchísimo estar en la orquesta, el ambiente, los compañeros, tenía amigos del liceo que iban a la orquesta también -los mantengo hasta hoy y son muy queridos-; son músicos profesionales y son de Minas”.

Vázquez aseguró que “todo se fue dando, me involucré cada vez más con el contrabajo, con su música, aunque soy muy miedosa, insegura, sobre todo cuando había que enfrentar cambios, escalar nuevas propuestas, me apoyaban y empujaban mucho mi profesor Matías Divendo, mi director, mi familia, para audicionar, que me presentara, siempre confiaban en mí cuando yo no confiaba, consideraba siempre que me faltaba preparación”.

El contrabajo no es un instrumento popular y son pocas las mujeres que tocan.

En Uruguay, de forma profesional, no conozco ninguna. Sí han venido de afuera contrabajistas mujeres, no es lo común, siempre los contrabajistas son hombres, y creo que el volumen del instrumento, su peso, cuando se creó era un instrumento para varones, y era raro que las mujeres tocaran contrabajo. Mis compañeros de la Filarmónica me contaron que hubo en un momento una camada de mujeres contrabajistas que estudiaron, pero nunca llegaron a profesionalizarse. Creo que también influye que vivir de la música en Uruguay es muy complicado, son muy pocas las posibilidades que como contrabajista hay para ingresar a una orquesta, más al ser mujer, siempre se compite con muchos más hombres.

¿Cómo fue pasar del núcleo de la orquesta de Minas a la orquesta Juvenil del SODRE (OJS)?

Todo se dio de forma orgánica, porque la Fundación nos da la oportunidad de estudiar y llegar a un nivel que nos permite llegar a la OJS. A los 15 años me dicen que tenía que audicionar. Yo siempre con mis miedos, pero me convencieron, audicioné y quedamos varios músicos de Minas integrando la OJS, y viernes y sábado viajé durante un buen tiempo a ensayar y a tocar con esta orquesta. Estaba buenísimo, aunque tuve que hacer doble turno en UTU donde estudiaba administración, y tuve durante tres años mucho trabajo, estudio, ir y venir, pero me apoyaron mucho mi familia, los docentes de UTU, que entendían que yo quería la música y me hacía feliz, y que también estaba dando todo para terminar mis estudios. Al terminar UTU me instalé en Montevideo para hacer la Universidad de Música.

 

¿Cómo fue tu vida aparte de la música, vida social, familia, amigos?

Yo fui y soy tranquila, introvertida, y la mayoría de mis amigos eran de la orquesta, pasaba el mayor tiempo con ellos, y los mantengo hasta hoy. No fui ni soy mucho de salir, de ir a bailar. Soy más de leer, estudiar música, investigar sobre la música, los compositores, y escuchar música rara. Para mí no fue forzado no salir, me sentía súper cómoda en hacer esa vida. Y para mí no era una renuncia no ir a bailar, para otros sí. Me pasó de no estar en fechas importantes como cumpleaños de amigos o familia, que no podía ir, pero no fue un drama, me daba pena, pero la orquesta estaba y está primero.

¿Es muy importante tener el apoyo de la familia?

Es recontra importante, fueron mis padres, mi familia toda un total apoyo, además con la incertidumbre que no sabía que iba a pasar, por mis miedos e inseguridades.

¿Cómo llegas a la Orquesta Filarmónica de Montevideo?

Sigo integrando la Orquesta Juvenil del SODRE desde hace diez años, es una orquesta de formación, y no tiene nada que ver con la Filarmónica, no hay coincidencia en los horarios de ensayo, puedo hacer ambas cosas. Estuve dos años fuera de la Juvenil, porque quería comprarme un contrabajo y sale mucho dinero y tuve que trabajar. Lo logré, pero este año volví, porque este año hay una temporada increíble, y quería estar; audicioné y quedé. La Filarmónica es otra historia, depende de otras cosas, por ejemplo cuando se jubila un músico presupuestado se hacen llamados a concursos externos. Se abrió un llamado el año pasado, me pareció accesible -dos años antes hubo un llamado en la OSODRE y no me animé a presentarme, ¡mis miedos!-, me convencí que tenía que presentarme, salté por encima de mis miedos, me preparé y a fines de febrero del 2024 fue la audición. Nos presentamos siete contrabajistas, dos éramos mujeres, una compañera de Florida y yo. Me tenía fe y lo que veía mientras esperábamos era que tocaban pero no había tanto nivel. Eso me dio seguridad, di todo y estuve concentrada, tranquila, y después cuando quedé no lo podía creer, porque anunciaron que quedó una sola persona en la lista de prelación, y dijeron mi nombre y no lo podía creer. El director Martín García después habló conmigo, me dijo que yo tenía todo lo que necesitaban en la Filarmónica, afinación, métrica perfecta. Fue una devolución hermosa y recontra enriquecedora.

¿Desde cuándo estás tocando en la Filarmónica?

Hace pocos días, porque lo que gané fue una lista de prelación, que te tienen ahí para cuando te necesitan te llaman, y pasó un año. En marzo me llamaron para el primer concierto de temporada de este año, que era una obra de Gustav Mahler y toqué siete ensayos y el concierto, y ahí se enteró la gente, pero es una experiencia aún muy chiquita en tiempo, aunque muy importante el estar ahí, y nada menos que estar tocando Mahler. Espero que me necesiten pronto porque es una experiencia fascinante. Y ojalá me contraten, porque me sentí muy bien.

¿Sentís que sos una profesional de la música? ¿Podés vivir de la música? Además de la orquesta sos docente y dirigís núcleos de orquestas.

Sí, ya puedo decir que sí, que vivo de la música. Cuesta pero sí, en Minas trabajo en UTU y en Montevideo dirijo una orquesta, doy clases de contrabajo, soy la jefa de fila de la OJS, soy primer contrabajo ahí junto con otro compañero. Hoy vivo de la música, no tengo otro trabajo.

¿Has viajado?

Sí, por suerte tengo un profesor increíble, Diego Zecharies. Vive en España y siempre me impulsa a participar en estudios o toques. Estuve en Italia la primera vez, y después estuve en Alemania, Estados Unidos, Brasil, Argentina, Paraguay. Sí, gracias a la música conozco bastante.

¿Qué posibilidades hay de que audiciones y toques en orquestas de otros países?

Es complicado, porque afuera hay mucho más competencia, me gustaría por supuesto. Hay mucho más nivel afuera, y me gustaría estudiar afuera, perfeccionarme en las clases de contrabajo, porque me gusta mucho la docencia, me hace muy feliz, tengo siempre muy buena conexión con mis alumnos, pero no tenemos formación en docencia, me gustaría hacer afuera un posgrado en pedagogía musical específica del contrabajo. Sé que hay pero los niveles de perfeccionamiento para ingresar son muy altos, son muy exigentes. En Uruguay falta esa exigencia, ese rigor formativo musical.

¿Qué pasó con los compañeros de Minas que pasaron a integrar la OJS?

Sí, sí, casi todos están, aunque Gastón Caballero que es contrabajista no está en la Juvenil, está en la Orquesta Sinfónica del SODRE y en la Banda Sinfónica del SODRE, es un profesional total de la música, un gran amigo, músico y persona, lo adoro. En la Juvenil están Natalia y Lucía Echavarría que tocan cello, Gonzalo Alegre está en la OSODRE, Marcos Serrón también, Felipe Segovia es principal de la Juvenil, somos parte, Lucía, Felipe y yo, de un ensamble de cuerdas de la Juvenil, que se llama Ensamblarte, nos pueden seguir en Instagram. Sí, hay un porcentaje de minuanos de ese primer núcleo de la Fundación de Minas que salió muy bien.

¿Cuál es tu meta de ahora en más?

Este año -porque empecé terapia- decidí que iba por una cosa a la vez, porque pensar en el futuro y en las posibilidades, en qué quiero hacer, cómo lo hago, me estaba haciendo mal. Quiero terminar de estudiar, quiero seguir formándome, este año egreso de la Escuela de Música del SODRE en diciembre, espero lograrlo. Y tocar en la Filarmónica de forma estable sería un gran objetivo. También tengo pendiente la Facultad de Música, estaba haciendo licenciatura en interpretación musical, con especialización en contrabajo, la dejé a medias por trabajar. Espero hacerlo, trabajar y estudiar es complicado.