Hace un par de semanas, en Ibagué, departamento de Tolima, Colombia, Albion de Pan de Azúcar se consagró Campeón Mundial de Clubes de Fútbol de Salón. Anteriormente, el representativo uruguayo había obtenido el 44º Sudamericano, disputado en Uruguay. Elio Fabián “Mincho” Hernández Sosa fue baluarte de ambas consagraciones. Nacido en Río Branco, Cerro Largo, donde reside, es hijo de un minuano y aquí defendió a Barrio Olímpico, El Cerro en el Campeonato de los Barrios y Zamora en el campeonato local de fútbol de salón.
Hijo de la olimareña María De Lourdes Sosa Gadea y del minuano Luján Artigas Hernández Olivera, Fabián (casado con María Silvera; dos hijos: Delfina y Faustino) recuerda especialmente su infancia, cuando a las vacaciones escolares de enero y febrero las disfrutaba en nuestra ciudad. «Viajábamos a Minas para Navidad o Año Nuevo y luego yo me quedaba con mis tías, quienes vivían en la zona del Cerro Partido y me hacían el aguante durante mis vacaciones. En la misma cuadra estaba ubicada la casa de mis abuelos y cerquita la cancha del club Cerrito, con un gran luchador por la institución como lo fue Bayarres. Fue una época muy linda la de mi infancia», valoró.
La cercanía con el Parque Artigas hizo que asistiera frecuentemente al Campeonato de los Barrios y que con los años defendiera al club de la zona, El Cerro, en la clásica competencia del verano minuano. «Hasta ese momento, El Cerro nunca había logrado el título y afortunadamente pudimos ser campeones dos años. Pude ayudar al equipo del barrio, de mis abuelos y mis tíos, que siempre estuvieron colaborando con el club. Para mi fue una alegría inmensa; cuando niño había sido mascota de la institución».
En el Campeonato Minuano defendió varias temporadas al Club Atlético Barrio Olímpico, mientras que en el campeonato local de fútbol de salón fue jugador del club Zamora.
Plena vigencia
A los 41 años, y siendo figura, Fabián «Mincho» Hernández acaba de consagrarse Campeón del Mundo de Fútbol de Salón en Colombia, lo cual demuestra que se encuentra en plena vigencia deportiva. ¿Cuál es el secreto para mantener esa condición? «En gran medida pasa por la pasión que siento por el deporte, por el cuidado, por siempre intentar mejorar y progresar», respondió.
Al analizar su trayectoria, reconoció que «cuando se es joven, uno puede lograr objetivos a nivel deportivo, ya sea en el plano individual o en el colectivo, como afortunadamente me sucedió, y en cierta manera puedes ‘dormirte en los laureles’, como se dice habitualmente. En mi caso, traté de prepararme lo máximo posible dentro de esta disciplina, en el fútbol de salón, porque pretendía vivir de ella y para que cuando llegara el momento del retiro, pudiera continuar vinculado a este deporte». Si bien continúa compitiendo con suceso, Fabián ya ha incursionado en la tarea de entrenador. «Hoy tengo una escuelita por intermedio del Municipio de Río Branco, en la que puedo volcar mi experiencia y todo lo aprendido a los niños de mi ciudad». Más de 100 deportistas, niños y adolescentes de entre 7 y 17 años asisten a la escuelita. Algunos de sus alumnos, sobre todo los más grandes, conocen de su exitosa trayectoria deportiva y que es una destacada y reconocida figura del deporte que están aprendiendo a practicar.
Celeste
Fabián defendió a la Selección Uruguaya en tres mundiales, uno de FIFA y dos de fútbol de salón. Ha sumado participaciones con la celeste en Juegos Odesur y en 12 Sudamericanos de fútbol de salón, al igual que en Copas Libertadores.
También fue jugador de un club de Hungría con el cual disputó la famosa Champions League y ha integrado diferentes planteles brasileros. En la actualidad es jugador del equipo ABF, que juega en la máxima categoría del Estado Río Grande del Sur, con sede en la ciudad de San Lorenzo del Sur, a unos 200 kilómetros del Río Branco.
«Estoy disfrutando de continuar jugando a este nivel, tratando de hacer siempre lo mejor que está a mi alcance», comentó, quien fuera elegido mejor jugador de Uruguay en varias ocasiones y en los mundiales que disputó.
La frutilla de la torta
Hernández se incorporó al club Albion de Pan de Azúcar en la preparación para el Sudamericano que se disputaría en nuestro país. «En ese momento la institución contaba solamente con cuatro o cinco jugadores. El resto fuimos refuerzos. Héctor Pedroso, el entrenador, es amigo y me invitó a sumarme y que a su vez integrara a otros muchachos que fueran de mi confianza, quienes hace tiempo juegan conmigo. Fue así que se sumaron dos gurises de Río Branco y luego incorporamos a tres brasileros, también amigos míos. De esa manera comenzamos la preparación para el Sudamericano».
El preparador físico les enviaba una cartilla detallando los ejercicios que debían cumplir y semanalmente el plantel se reunía en Pan de Azúcar o en Río Branco «para que todos hiciéramos, más o menos, el mismo esfuerzo. La preparación fue muy buena para el Sudamericano donde, afortunadamente, logramos el título». Después de 29 años, un equipo uruguayo conquistaba el Campeonato Sudamericano de futbol de salón, evento realizado en Maldonado. En la final, Albion derrotó al Domingo Favio, de Bolivia, por tres goles contra uno.
El Mundial se disputaría dos meses después en Ibagué, Tolima, Colombia, y el equipo ya estaba afianzado. «Redoblamos el compromiso, cada uno continuó entrenando en su ciudad y los fines de semana nos juntábamos y realizamos algún partido amistoso como preparación».
La ciudad de Ibagué se encuentra a unos 1.400 metros sobre el nivel del mar y si bien las condiciones no son extremas, «los efectos se sienten porque jugamos todos los días».
Del campeonato en Colombia participaron 16 equipos representantes de 12 países de América, Europa y África. El campeón integró el Grupo A junto a Real Celeste de Brasil, Baltimore King de Estados Unidos y Tolima Syscafé de Colombia. Debutó venciendo al Campeón de Brasil Real Celeste FS por 5 goles a 2; se impuso por 11 a 1 a Baltimore King de Estados Unidos y cayó 2 a 0 ante Tolima Syscafé de Colombia.
En cuartos de final doblegó a Academia Colón de Panamá 4 a 2. Luego a Caciques del Quindio por penales, después de igualar cero a cero en tiempo reglamentario y suplementario. En la final, Albion enfrentó a Dosquebradas, al que se impuso tres a cero.
«Nos preparamos para ganar el Sudamericano, pero para el Mundial, la idea era ir a competir, ser lo más competitivos posible. La idea primaria era estar entre los ocho primeros, clasificar a la segunda fase. Después, estar entre los cuatro, era soñado, era dar un pasito más de lo que pretendíamos. Pero después, con el desarrollo de la competencia nos sentimos bien, el grupo estaba fuerte, el equipo iba de menos a más en el torneo. Cuando llegamos a semifinales, contra el equipo más difícil, el mejor equipo del mundo hoy día y logramos empatar 0 a 0, es decir que en 50 minutos -los 40 reglamentarios y los 10 del alargue- no nos convirtieron, por penales no se nos podía escapar llegar a la final. Ganamos por penales y en la final nos impusimos con claridad, fuimos eficientes a nivel ofensivo y defendimos muy bien», comentó sobre el camino de Albion hacia la consagración.
«Tanto en lo individual como en lo colectivo fue ponerle la frutilla a la torta a mi carrera deportiva, máxime teniendo en cuenta que el uruguayo Juan Carlos Ceriani, en 1930, fue el creador de este deporte y que hasta el momento solo un equipo de nuestro país (Nacional, en 1996) había sido campeón del mundo. Tuvimos esa linda oportunidad y no la desperdiciamos, quedamos dentro de la más rica historia de esta disciplina», declaró.
Los festejos
La delegación uruguaya arribó al Aeropuerto de Carrasco a las 6 de la mañana. «Nos esperaban alrededor de 30 hinchas que armaron un relajo bárbaro. De ahí nos fuimos a Pan de Azúcar, donde estaba prevista una caravana por la ciudad, la cual estuvo muy linda, con la sorpresa del recibimiento en la plaza 19 de Abril, donde había unas 300 personas esperándonos, con los chicos de las escuelas, de los colegios y con gente mayor brindándonos un cálido homenaje».
Fabián continuó viaje rumbo a su ciudad natal, Río Branco, en el departamento de Cerro Largo, donde se reencontró con sus afectos y también fue recibido por la calidez de su gente. «Son recuerdos que quedarán por siempre en la memoria de todos nosotros», refirió.
Sueño pendiente
Con la consagración mundial finalizó el vínculo de Fabián Hernández con el Albion de Pan de Azúcar. Jugará en el equipo ABF del Estado de Río Grande del Sur y, cuando el tiempo se lo permita, defenderá también al club San Miguel en el campeonato de Rocha.
En lo deportivo, en lo estrictamente competitivo, ha cumplido las metas que se ha propuesto. En lo personal y en lo familiar, vinculado al deporte, resta un gran sueño por ser cumplido. «Tengo una meta muy clara. No sé si llegaré a alcanzarla, pero es la ilusión que tengo, poder compartir cancha en algún momento con mi hijo, Faustino, quien hoy tiene 13 años. Para eso tengo que aguantar tres o cuatro años más, pero bueno, iré con todo por ese nuevo objetivo», expresó Fabián «Mincho» Hernández en diálogo con Primera Página Dominical.