En la Biblioteca Municipal de la Casa de la Cultura de Minas y cerrando el Mes del Libro, se presentó el libro “El pasado en movimiento". El trabajo literario de Cristina Lampariello, escritora y fotógrafa, fusiona imágenes y relatos sobre historias personales, explorando un museo de miniaturas de Horacio Chocho, mecánico jubilado, quien comenzó a hacer réplicas en miniatura tras su retiro, creando modelos funcionales de maquinaria y objetos de campaña, inspirándose en historias familiares, y realizándolas como hobby.

FOTOGRAFÍAS CON HISTORIAS

En diálogo con Primera Página, Lampariello explicó que comenzó a hacer narraciones que vinculan también imágenes con la memoria y sobre todo con relatos de otras personas. Confesó que el tema de la fotografía "me llevó a eso porque siempre detrás de una fotografía hay una historia. En este caso, detrás de cada objeto donde Horacio y su señora Mirta Di Trápani, han construido muchísimas historias. Eso fue lo que me llevó a recopilar todo esto. El título del libro es 'El pasado en movimiento', que habla de un museo de réplicas en miniatura. Yo llegué a ellos (Horacio y Mirta) y quedé fascinada por la magia de ese lugar, sobre todo por las historias que ellos iban contando a medida que mostraban cada pieza que tenía que ver con el pasado directamente de ellos y el pasado minuano. Considero que todas las piezas tienen movimiento porque por el oficio de Horacio de ser mecánico tornero, construyó un motor para muchas de estas piezas y es algo mágico ver que esas piezas de mucho tiempo atrás empiezan a funcionar".

CONOCIENDO Y DESCUBRIENDO LA HISTORIA

Comentó que a medida que va viendo la pieza "voy escuchando la historia, conociendo y descubriéndola. En el libro hay alrededor de 100 fotografías de las piezas. También he participado de instancias donde Chocho muestra sus trabajos a niños y niñas que con sus caritas muestran su fascinación por lo que ven".

DESCUBRIMIENTO Y DESAFÍO CONJUNTO

Para Lampariello lo de la narrativa es "todo un descubrimiento”. “Con ganas de seguir, de hecho, incursioné dentro de lo mismo en otros libros. Soy una convencida de que es muy importante rescatar en forma de publicación muchas de las cosas que de otra manera se perderían, que son esas historias vividas. Esas pequeñas grandes historias cotidianas que en este caso están detrás de un objeto, pero también pueden estar detrás de una fotografía. Se podría decir que tomé esta nueva experiencia como un desafío y máxime que en esta ocasión es en forma conjunta, porque fue una cosa que hicimos entre los tres. Creo fue un desafío para los tres y la verdad que quedamos muy contentos, pero además afianzó también nuestra amistad".

LA CARRETA

Horacio Chocho dijo que después de que se jubiló empezó a hacer réplicas en miniatura. "Nací en campaña y cuando tenía cinco años mis padres se vinieron para Minas. Eso me permitió hacer la escuela primaria y después hago tres años de tornería en la UTU. Después a trabajar a los talleres y por último ingresé en la fábrica de cemento portland, donde me jubilé. Una vez jubilado lo primero que hice fue una réplica de la carreta de mi padre, porque él hablaba mucho de ella, de los viajes que hacía y los trabajos que pasaba con la carreta. Mirta, mi señora, le pide a mi padre que le haga una carreta chiquita, pero tenía más de 90 años, entonces la habilidad manual y la vista no lo ayudaban. Fue por eso que le pidió me explicara cómo era una carreta, yo hacía las piezas y él me guiaba. Le gustó la idea, averiguó donde había una carreta que había sido de él, fuimos hasta allá, por los cerros Los Dos Hermanos (Ruta 12), le sacamos las medidas para mantener la proporción y ahí salió la carreta que fue la piedra fundamental, el mojón de partida. Después seguí con cosas de campaña, sencillas, como una cocina económica, la piedra de afilar que era a pedal y arados. Ya ahí me fui metiendo un poquito más a lo hondo, con máquinas trilladoras y segadoras, todo relacionado con la campaña, pero también con algunas cosas de Minas, como la réplica del Molino Viejo".

HOBBY

Chocho dijo que "cada réplica tiene un porqué”. “Todas las piezas funcionan, no son réplicas estáticas. Yo hago los motores también. Todo está como comenzó, en modo hobby porque yo no vendo nada de lo que hago. Todo está en un museo que tenemos en nuestro hogar, donde los visitantes pagan un bono a modo de entrada, pero muy módico. Si bien en alguna oportunidad me han pedido algo, lo he hecho y se los he entregado a cambio de nada".