Comunicador radial. Lateral residual. Vecino del Barrio Sur. Criado en Rosengård. Producto de la educación pública uruguaya. Así se autodefine Ricardo Leiva Vernengo en redes sociales. Conduce, junto a Joel Rosenberg, el programa «No toquen nada» (Del Sol y El Espectador). Nacido en Suecia y con raíces minuanas.

La propuesta radial, desde hace varios años, está instalada y consolidada en el dial uruguayo. En ella, la situación del país es analizada en profundidad, junto al contexto regional e internacional, a partir de diferentes secciones y el aporte de destacados columnistas, entre ellos, Darwin Desbocatti, quien, con la herramienta del humor, y con la complicidad de Rosenberg y Leiva, desmenuza con certeros y precisos comentarios los más diversos temas de actualidad.

«Mi familia es de Minas, tanto la rama materna como la paterna. Mi tío es Raúl Vernengo, al igual que Pablo Leiva, hermano mayor de mi padre», expresó Ricardo Leiva Vernengo a Primera Página Dominical. El destino quiso que naciera en Suecia. El destino y la situación política que atravesaba Uruguay, la que hizo que su familia fuera una de las tantas que debió exiliarse. «Nací en una ciudad chiquita, cerca de Malmo, básicamente producto del exilio de mi abuelo materno -Héctor Vernengo-, quien se fue a Suecia con sus hijos. Mi padre, que en ese entonces era novio de mi madre en Minas, a principios de los ’80 fue a visitarla y terminó quedándose unos doce años en Suecia, teniendo tres hijos. En esas circunstancias nací yo».

Ricardo se radicó en Uruguay cuando tenía diez años, a finales de 1992. Como decíamos, se autodefine en redes sociales como un lateral residual porque «es algo que he modificado con el tiempo» y porque «ahora, cuando juego al fútbol, lo hago en esa posición»; vecino del Barrio Sur, «donde vivo hace unos once años»; y producto de la educación pública uruguaya, porque «hice dos años de escuela en Uruguay, luego el liceo y algunos años de Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República. Estudié sociología, pero es algo que dejé pendiente a propósito. No tenía mucho sentido seguir estudiando en ese momento de mi vida, porque no tenía una proyección académica o profesional en las ciencias sociales y porque, además, ya me había dedicado al periodismo».

Periodismo

Fue junto a Héctor (su abuelo) y a Raúl Vernengo (su tío) que Ricardo escribió sus primeras líneas periodísticas. «Empecé a escribir sobre deportes en un producto periodístico que ellos realizaban en forma semanal y que se enviaba por correo a los uruguayos radicados en el exterior. Con la llegada del siglo XXI y el crecimiento de internet, el método se volvió obsoleto y decidieron cerrarlo en 1998 o principios de 1999».

Se contactó con el profesor Ricardo Piñeyrúa, con el objetivo de «pedirle trabajo. Él me tomó para formarme dentro del programa 13 a 0». Leiva Vernengo también incursionó en la televisión. Fue en TV Ciudad donde «hicimos un programa bastante experimental, de no más de diez o doce emisiones, con adolescentes y con jóvenes, en 2014».

En «No toquen nada», comenta, «tengo la mayor parte de mi trayectoria laboral y a esta altura casi vital, porque está por ser la mitad de mi vida. Empecé en 2006 en el programa y sigo hasta este momento».

El detrás

Detrás de toda propuesta radial de estas características trabaja un equipo afiatado que sustenta y respalda las cuatro horas que el envío está al aire. Sería imposible lograr el éxito que «No toquen nada» ha alcanzado sin contar con ese vital soporte.

«Lleva su trabajo. Tratamos de tener cosas producidas por nosotros, no salir al aire a improvisar demasiado. Más allá de que el programa tiene componentes de improvisación, por lo general estamos respaldados por trabajo que insume mucho tiempo y mucha dedicación. El equipo está bien organizado y la tarea está debidamente repartida. Lleva horas de trabajo, muchas más de las cuatro que estamos al aire de lunes a viernes», expresó.

La mañana es un horario siempre privilegiado dentro del dial, lo cual, pensamos, lo torna competitivo. Por ese motivo, mantenerse durante tantos años y con el suceso con que «No toquen nada» lo ha hecho marca que sus hacedores han sido capaces de generar una propuesta completa, integral y, al mismo tiempo, diferente. «Cuando comenzamos a hacer el programa en las mañanas nos introdujimos en un segmento que ya tenía sus clásicos. Igualmente logramos instalarnos. Después que lo hicimos, como que no han surgido demasiadas cosas que nos exijan, digamos, desde la lógica de la competencia. Es decir, la oferta sigue siendo más o menos la misma. Te diría que fuimos la última novedad hace ya casi dos décadas. Ha habido propuestas que injustamente no terminaron de funcionar bien, pero no ha habido demasiadas novedades en ese sentido», analizó Ricardo.

Por aquellos años marcaba agenda el programa «En Perspectiva», con la conducción de Emiliano Cotelo. «Era el gran clásico de las mañanas. Además, ya estaba Nacho Álvarez en Sarandí. Eran los dos productos más importantes en cuanto a repercusión. Álvarez ya no está en Sarandí y Sarandí tampoco logró algo tan potente en la primera mañana, más allá de alguna novedad dentro de un espacio que ya existía, con Gabriel Pereyra. En la vuelta, más o menos grande, lo que hay es eso y no ha habido mayor novedad, algo llamativo, porque nosotros ya estamos viejos y tendría que haber jóvenes haciendo cosas nuevas. Por ahora no aparecen con potencia como para instalarse».

Darwin Desbocatti

«Hay un equipo que está buenísimo y con Darwin, quien nos acompaña una hora por día, que funciona en paralelo, en forma totalmente espontánea porque de nuestra parte no hay producción previa en este segmento del programa. Él se autoproduce y no nos avisa demasiado por dónde irá, más allá de que a veces nos da algún titular minutos antes de salir al aire, pero rara vez tenemos información. Funcionamos bien, estamos aceitados. Creo», continuó Ricardo Leiva Vernengo al referirse a otro de los puntales del programa, Darwin Desbocatti.

«A mi me resulta bastante fácil compartir el segmento con Darwin porque me he acostumbrado. Desde 2018 estoy al aire con él en la columna diaria. Me gusta su humor, es un lugar cómodo para estar, me entiendo bien con él, me resulta divertido y hasta hoy todos los días me entusiasma ver lo que plantea, tratar de seguirle el juego y meter alguna tontería cuando se da la oportunidad», precisó sobre esta dinámica, «que nunca se conversó demasiado, que se fue dando naturalmente».

Desde el humor, Darwin Desbocatti instala su análisis, sus opiniones. «Hay quienes lo califican como el mejor analista político. Él se ríe de todo eso. El humor es siempre un lugar con ciertas ventajas, en ese sentido, para poder tirar ciertos viajes que desde otros lugares, más estructurados, más solemnes, es más difícil o más arriesgado hacer. Con el humor puedes arriesgar varios golpes y te da un margen interesante, distinto del que si te adentraras en otros terrenos».

La manera en que Rosenberg, Leiva y Desbocatti plantean la cercanía con los oyentes hace que estos se sientan parte de la cotidianeidad de los conductores. Ocurrió en tiempos de pandemia, en la manera en que Ricardo Leiva transcurrió el COVID o, posteriormente, cuando fue papá, lo que le cambió la vida. «Mi capacidad de trabajo se derrumbó. Además, pasó en medio de que prácticamente todos mis compañeros también estaban teniendo hijos. Todo cambió de golpe. Pasamos de ser un equipo donde los integrantes casi no teníamos hijos a ser casi todos padres. Fue en plena pandemia, nos cambió la dinámica cotidiana, nos hemos adaptado a ella y estamos bastante cómodos en algo que era desafiante, el hecho de combinar el trabajo con la paternidad para los varones del equipo, en el marco de nuevas formas de la paternidad, menos patriarcales y con más exigencias de compromiso y de tiempo en la tarea. De hecho, en este momento estoy haciendo un churrasco, preparando la cena mientras hablo contigo», graficó.

Internas y después

El domingo 30 de junio se realizaron las elecciones internas de los partidos políticos. La jornada de votación y los resultados registrados en ella, por supuesto, fueron analizados en profundidad en «No toquen nada» y desde diversas aristas, incluida la visión de Darwin Desbocatti. Solicitamos al entrevistado su análisis al respecto: «Siempre resulta resbaloso analizar las internas porque han dado determinados mensajes o porque muchas veces se han comprado mensajes que después no se reflejaron exactamente en octubre y en noviembre».

Dentro de ese contexto, «obviamente el Frente Amplio salió muy bien parado ante cosas que se dijeron en la previa y también por antecedentes donde venía votando sistemáticamente menos que el Partido Nacional (en las últimas). Fernando Pereira -presidente del Frente Amplio- había dicho que quería llegar a 400 mil votos, mientras Álvaro Delgado había declarado que empezaban a ganar de cara a octubre teniendo más votos que el Frente Amplio. Ambas cosas, con los resultados a la vista, fueron superadas».

Para Leiva, quedó claro que en el Partido Nacional «el lacallismo, porque ya no es el herrerismo, se ha comido a más de medio partido y ha dejado muy poco margen para otras expresiones. En el caso del Frente Amplio hay un fenómeno algo extraño, una versión suavizada del MPP -Movimiento de Participación Popular- a partir de un candidato moderado, incluso auto definido conservador dentro de la oferta frenteamplista, algo novedoso si se quiere, más por la moderación que por el conservadurismo. Habrá que ver cómo le funciona eso».

El viernes previo a las internas, en el programa hicieron pronósticos sobre los resultados electorales. Luego de una variante por todos aprobada, Ricardo Leiva fue el ganador en esta consulta. «Gané yo porque también manejé un poquito las reglas al final, pero lo hice con el consentimiento de mis compañeros. Agregué puntajes dobles por aciertos exactos y puntaje extra por el orden de los precandidatos dentro de cada partido. Ahí sumé muchos puntos. De lo contrario ganaba Darwin, pero me aceptó el cambio de reglas y gané yo».

Finalizando la charla, uno de los conductores de «No toquen nada» dijo a Primera Página Dominical que «en los últimos años he ido muy poco a Minas, menos de lo que hubiera querido. Allí estaba mi abuela, quien falleció hace poco y era el gran motivo para ir. Tengo tíos y algunos primos, pero muchos ya no están en Minas, sino desperdigados por el mundo. En otras épocas de mi vida fui mucho más asiduamente». Ricardo Leiva Vernengo, un sueco con raíces minuanas.