En el Día de la Virgen, muchos peregrinos se reunieron el sabado 19 de abril en el Cerro Verdún cercano a Minas, para rezar y agradecer a la Virgen María. En su visita al predio religioso, el obispo monseñor Milton Tróccoli destacó la esperanza en tiempos difíciles y el mensaje de Pascua que promueve amor, reconciliación y unidad entre las personas.

MOMENTO ESPECIAL PARA LA IGLESIA

Para Tróccoli fue, "un día muy lindo, el Día de la Virgen, donde tantos peregrinos de todo el país se acercan para rezar, para poner sus intenciones, agradecerle a la Virgen, presentarle a veces sus niños y para pedir por su salud. Realmente es una fiesta siempre. Todos estos días que he estado viniendo he visto mucha gente que llegó a Minas para gradecerle a la Virgen, traer también sus oraciones". Afirmó que también para la Iglesia fue, "un momento especial porque estamos en este 'Sábado Santo', vigilia de la Pascua, esperando la resurrección de Jesús, fuente de esperanza, de alegría para nosotros y para el mundo entero".

FE Y NOSTALGIA DE DIOS

Reflexionó que la gente "sigue creyendo”. “No quiere decir que todo el mundo por ejemplo vaya todos los domingos a la misa, pero hay fe y nostalgia de Dios. Creo que en el corazón de tantos hay nostalgia de Dios, porque hay nostalgia también de un sentido de la vida, de esperanza, de un amor que sea duradero y que no se apague. Hay nostalgia de felicidad y de poder hacer felices a los que están cerca. Ahí es donde está Dios presente y nos va invitando desde ahí también a acercarnos a el, cuando surgen esos hechos de violencia que a nadie le gusta. Firmemente ceo que Dios llora con nosotros. Lo miramos estos días a Jesús en la cruz, asumiendo el dolor de toda la humanidad y ahí Dios está llorando con nosotros por todos estos hechos. Sin duda que Dios quiere una humanidad feliz, reconciliada, un mundo de hermanos, pero todas estas cosas que dañan la unidad, la fraternidad y la vida". "Sin duda que Dios no las quiere porque él también lleva ese dolor en el corazón", acotó.

El obispo Tróccoli manifestó que siempre la Pascua "nos trae un mensaje de esperanza”. “Que la vida puede más que la muerte, que el amor puede más que el odio y que la reconciliación puede más que la venganza. Los cristianos tenemos este mensaje de esperanza. Jesús resucitó, está vivo y nos sigue alentando a ser una humanidad mejor, a poner lo mejor de cada uno de nosotros, para construir esta sociedad más justa, más fraterna". "Una sociedad donde todos podamos realmente vivir como hermanos", indicó. En la noche del sabado, el sacerdote celebró en la Catedral la Vigilia Pascual y ayer, domingo 20 de abril, celebró la misa a mediodía y a las 15 horas con los peregrinos.

PUEBLO RELIGIOSO

Pablo Graña, párroco de la Catedral de Minas, habló con Primera Página sobre la Fiesta del Verdún en Semana Santa, destacando la gran afluencia de personas que buscaron confesión y participaron en actividades religiosas, como el Vía Crucis.

Destacó que ha sido "un dia muy especial este de la fiesta de nuestra madre la Virgen María porque se realizó en una semana muy especial y un año jubilar (evento especial en la Iglesia Católica que se celebra cada 25 años), de la esperanza. Vino muchísima gente de distintos puntos del país, lo que demustra la religiosidad del pueblo uruguayo. Como referente de la iglesia católica me siento muy feliz, observando la unión de los pregrinos que llegan frente a nuestra madre Maria para agradecer y porque no muchos a pedir esos milagros increibles que solo los puede María. Por otro lado, la gente se confiesa, gente que hace años que no lo hacía o personas que quiere plantear una situación”. Para Graña la fé es "el instrumento para que la misericordia de Dios llegue a todos, que podamos ser experiencia de Dios y que puedan hacer experiencia de Dios".

Al igual que otros años, una gran cantidad de puestos de comida, recuerdos y otros productos esperaban a los visitantes dentro y fuera del predio del Cerro Verdún.

¿Récord de peregrinos?

Según dijo el sacerdote Pablo Graña a Primera Página, este año bien puede haber sido récord en el número de peregrinos que llegaron hasta el Cerro Verdún.

El sábado por la tarde ya casi no había lugar para estacionar, unas tres cuadras antes de llegar al portón de entrada del santuario.

Ya al atardecer, aún había muchos miles de personas que llegaban o ya se iban, luego de realizar el ascenso hasta la cumbre del cerro.

Decenas de puestos, tanto en las afueras como dentro del predio, ofrecían las más variadas comidas -chorizos, hamburguesas, tortas fritas, pasteles, churros, etc.-, plantas, yuyos, recuerdos. Y muchas, muchas velas.