Mariana Lucía es
una cantante de nacionalidad peculiar, porque es hija de uruguayos, pero nacida
en Brasil, donde vivió hasta los 11 años de edad. Al cantar trasmite toda esa
energía y “saudades”, que la conjuntó con todo lo que es uruguayo, dándole una
identidad musical donde la sensibilidad, la empatía y la calidez especial le
han dado un destacado lugar en la música uruguaya. Grabó seis discos y tiene
otro en preparación. El próximo sábado 20 de julio a las 20 horas se presenta
Mariana Lucía Trío, y estará cantando junto a los músicos Lucas Vidal y Nicolás
Constantín en Casa Lorca Centro Cultural (Roosevelt 758, Minas). Las entradas
tienen un costo de 500 pesos, reservar por el 099 847 011.
MARIANA LUCÍA TRÍO
Primera
Página habló sobre el
evento con Mariana Lucía, que estaba en su “casita chiquita en La Paloma”,
Rocha. Al recordarle que hace unos meses estuvo en Minas y en Casa Lorca, señaló
que “sí, divino lugar, hicimos ‘Canciones encendidas’ que es un proyecto que
tenemos con Carmen Pi -música, cantante, pianista- y con la violinista Betina
Chaves, que integra la Filarmónica de Montevideo, y quedamos las tres súper
conmovidas, por el público, con la onda del lugar, con todo y me encantó. Quedé
en contacto con Natalia Montero, con quien pegamos muy buena onda, y ahí le
dije que me gustaría volver a Casa Lorca, con mi proyecto como solista, ‘Mariana
Lucía Trío’ y el formato es con Lucas Vidal (teclados y electrónicas) y Nicolás
Constantín (percusión y batería). Lo que vamos a hacer es una selección de
canciones de todos mis discos, las que más me gustan, las que más quiero ahora,
porque una va cambiando. Y voy a adelantar algunas canciones de mi disco que
sale el año próximo, y ahí queremos volver, con todo el disco a presentarlo.
Quiero también dar cierta continuidad al vínculo con la gente, en el caso de
Casa Lorca, me encantó el público”.
MÚSICA Y POESÍA
SIEMPRE
Al escuchar sus
canciones se percibe un vínculo muy fuerte de Mariana Lucía entre la música y
la poesía. Al respecto responde que “sí, son cosas que se fueron dando, porque
uno elige más o menos consciente las cosas, pero es la vida la que da cosas,
quita cosas, da posibilidades, cierra otras, y ese vínculo entre la música y la
poesía viene desde siempre. Tuve mucha vinculación hacia el arte en general
siempre, me encantaba bailar, y siempre estaba con adultos artistas, por la
relación que mis padres tenían con ellos. Y la razón por la que caí en la canción,
creo que es donde dentro de la música donde se da más el enamoramiento entre la
poesía y la melodía, las letras y las notas, es sí, ese vínculo (poesía y música)
una de las características más fuertes de lo que hago. Cuando escucho una canción,
lo primero que escucho es la letra, cómo suena, qué dice, a dónde me lleva, la
poesía, la palabra siempre es algo que me llama la atención, y luego la música”.
¿Cómo te llevas con la composición propia,
con las canciones ajenas? ¿Qué tiene que tener una canción para que decidas
cantarla?
En “Canciones
Encendidas” hicimos versiones de otras canciones. Además fue donde más exploré
mi lado de interprete. También el disco ‘Fados Propios’, donde hago un homenaje
a la lengua portuguesa, porque además de haber nacido en Brasil, estuve en
Portugal por una beca, tengo descendencia portuguesa, mi madre nació en Tomás
Gomensoro en Artigas, su abuela hablaba portuñol, mi madre también, o sea el
portugués siempre estuvo en mi vida, y en ese disco ‘Fados Propios’ que tiene
canciones en portugués, en diferentes variaciones del decir del portugués de
Brasil, de Angola, Mozambique. Con “Canciones Encendidas” elegimos canciones
que queríamos que fuesen parte del homenaje a ‘la chispa femenina’ así lo llamábamos
al proyecto con Carmen, y queríamos que fuesen canciones de mujeres
-fundamentalmente latinoamericanas-, con una sensibilidad afín, pero siempre
desde la poesía, la expresividad que trasmiten desde lo teatral, que marquen
estéticamente, que me conmueva cantarlas.
¿Cómo ves el panorama uruguayo de la música?
¿Faltan gestores culturales y espacios para
la música?
Hoy lo de los
gestores culturales viene ‘engordándose’. Antes había poca gente haciendo eso,
era un amigo que oficiaba de gestor, hoy hay más formación, y antes no, hoy está
lleno de cursos y talleres para la preparación de gestor cultural. Por otro
lado Uruguay es un país pequeño demográficamente, y hay mucha diversidad -lo
que me parece hermoso-, pero también es cierto que es el mismo público, y más
en mi música, que es la canción de autor, es un público chiquito, y donde hay
muchas propuestas hermosas, en comparación con otros géneros populares. Y las
políticas de Estado actualmente -sobre todo en Montevideo-, con Carolina
(Cosse) que se caracterizó mucho por invertir en cultura, eso es algo que es
hermoso. Pero vos tenías un conciertito en una sala pequeña, y venía un
concierto masivo, gratis en la Rambla con nombres muy importantes del Río de la
Plata, artistas muy grosos. Por otro lado el Estado está haciendo cosas, es
divino que el Ministerio de Cultura haga tantos llamados, dé posibilidades,
pero es cierto también que por nuestra densidad demográfica es difícil competir
con los recursos que da el Estado. Y otra cosa es lo que hizo el Teatro Solís,
que hizo un llamado para cualquiera que quisiera ir a tocar, a cantar al Solís,
un teatro identificado con la élite, tocar o cantar en el Solís era para los
iluminados, significaba La Cultura -con mayúsculas- eso que parece fuera de la
gente, la entelequia, eso cambió, los llamados son abiertos a todos y eso es
divino. No se puede discutir que es así. Pero por otro lado, para presentarte
en el Solís tenés que tener recursos, es un teatro donde hay que invertir. No
es fácil. Otra cosa que se debería hacer es exportar nuestra música, buscar
mercados afuera del país.
¿El ser mujer te limita o no como artista? ¿Tienen
más posibilidades los hombres?
Hoy creo que es
al revés, las mujeres estamos de moda, juega a favor (se ríe). Hoy es más fácil,
en un mercado de música (evento) que hubo en Montevideo, una gestora cultural
me decía que un periodista le decía que había un sello distintivo en la canción
femenina uruguaya. Este periodista notaba que había algo muy interesante en las
cantantes femeninas uruguayas, que tenían algo sustancioso a nivel poético, están
las grandes como Laura Canoura, Samantha Navarro, Ana Prada, y otras, pero hay
una camada joven Inés Errandonea, Papina Di Palma, Florencia Núñez, y muchas más.
Y que todo esto podía ser un sello distintivo para llevarlo afuera, como
exportación, y ahí yo digo que es el gestor -o no sé qué figura- el que debería
tener una capacidad de tener una lectura más en perspectiva de lo que está
pasando, porque uno es música, hace la música, pero después, ¿cómo hacemos para
que eso dialogue con un mercado? Hay que saber otras cosas, tener una formación
y una mirada geolocalizada, no es lo mismo un gestor en Nueva York que en
Montevideo. Deben de tener saberes de la comunidad en la que estás inmerso.
¿Sos feliz cantando?
No
siempre (risas). Sí, hay una emoción que me permite hacerlo, si no la tuviera
no lo haría. Cuando canto mis canciones, me pasa que me aburro de mí. Porque es
más de uno mismo, y me embola un poco. Pero si subo al escenario, o al espacio
en el que canto, siempre es una maravilla, porque la música tiene esta cuestión
de ser acción en el tiempo, es una actividad la música que tiene algo
corporizado, que te pone en juego, y siempre es muy lindo estar ahí, el acto
performático siempre te devuelva algo. Cantar es siempre un acto de
aprendizaje.
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