PEREIRA: “CIUDADANO ILUSTRE ES EL MAYOR RECONOCIMIENTOS QUE PODEMOS DARLE A UN COTERRÁNEO”En un acto académico realizado en el teatro Lavalleja, la Junta Departamental de Lavalleja (JDL) homenajeó y declaró Ciudadano Ilustre a Aníbal Barrios Pintos (Minas 1918 – Montevideo 2011) y a Olegario “Tete” Villalba (Minas 1922 – 2001).
PRESENCIAS
La conducción del evento estuvo a cargo de Gonzalo Brun, quien dio la bienvenida “a esta jornada de homenaje y reconocimiento a dos ilustres representantes de la cultura departamental y nacional”. Luego dio lectura a los mensajes recibidos por la JDL del intendente Mario García, de la secretaria general Lidia Araújo, quienes no pudieron asistir. Estuvieron presentes varios ediles de la JDL, los diputados Alexandra Inzaurralde y Pablo Fuentes, la inspectora departamental Margarita Soca, la subsecretaria del Ministerio de Educación y Cultura la historiadora y docente Ana Ribeiro y familiares y amigos de Olegario Villalba.
DECRETOS
Seguidamente dio lectura a los decretos de declaración de Ciudadano Ilustre a Olegario Villalba y a Aníbal Barrios Pintos, donde señala la realización de un acto donde se entregará placa y bandera del departamento a los familiares, decretos firmados por la edila Adriana Peña y de Graciela Umpiérrez (presidente y secretaria de la JDL respectivamente), en octubre de 2022.
EL MAYOR RECONOCIMIENTO
La presidente de la JDL, María Noel Pereira dio la bienvenida y agradeció la presencia en el acto “para homenajear y declarar a Aníbal Barrios Pintos y Olegario Villalba, como Ciudadanos Ilustres. Hoy estamos dando cumplimiento a la entrega de las banderas y las placas. Ciudadano Ilustre es el mayor de los reconocimientos que podemos darle a un coterráneo, no hay reconocimiento más caro y más preciado que el de Ciudadano Ilustre, porque es aquel que por su obra trasciende las fronteras de su persona y de su tiempo, es aquel que deja huella en la sociedad, una huella tan rica que sirve al día de hoy y seguirá sirviendo a futuro, para las próximas generaciones, como espejo en el cual mirarse”.
Finalizó Pereira
señalando que “lamentamos que este reconocimiento se haga hoy -es un poquito
tarde, ninguno de los dos está entre nosotros-, pero Ciudadano Ilustre es aquel
que deja valores y una huella honda y profunda en la sociedad y es el mayor de
los valores con que podemos reconocer hoy a Olegario Villalba y a Aníbal
Barrios Pintos. Muchas gracias”.
ALEGRÍA MUY RARA
La historiadora y
docente Ana Ribeiro, subsecretaria del MEC, fue convocada para el
reconocimiento a Aníbal Barrios Pintos. Ribeiro manifestó: “Para mí es una
alegría muy rara -ahora explico por qué-, el que don Aníbal finalmente haya
sido reconocido por Lavalleja como ciudadano ilustrísimo que era. Dije rara
porque él era una persona muy modesta, que siempre tenía temor que lo elogiaran
demasiado, la gente tendía a decirle profesor, pero él se encargaba todo el
tiempo de desmentirlo, sin embargo iba por la vida dando conocimientos a todo
el mundo, con toda su generosidad. Atendía a todo el mundo con la misma
generosidad, respondía con su caballerosidad y calidez a un estudiante que a un
senador, tenía un magisterio natural y era sumamente modesto”.
Se refirió la
historiadora a los diferentes ámbitos donde Barrios Pintos se movilizó por su
tarea y donde desarrolló y compartió sus conocimientos -docentes, estudiantes o
simplemente curiosos- “que lo consultaban, nunca supimos cómo hacía para guardar
en su cabeza tanta información”.
“DE TIERRA
ADENTRO”
“Cuando se
preparaba para presentar su último libro ‘De tierra adentro’, donde recogió lo
que entendió que era lo más rico de este país, la gente, y la gente del
interior. Porque dijo: ‘Montevideo siempre se olvida del interior, y yo voy a
recoger cada poeta, cada escritor, cada personaje, así haya escrito un solo
libro, si es del interior es justo que se recuerde lo que hicieron, y si yo no
compendio todo, esto no lo hará nadie’ me decía”. Contó Ribeiro la relación con
Ricardo Marletti, quien lo atendía y era su ayudante, pero también quien lo
cuestionaba por su trabajo, y Barrios Pintos le respondía: ‘Si yo no amontono
toda esta información, nadie va a saber qué hombres y qué mujeres importantes
vivieron e hicieron cosas en el interior del país”.
“DIGA SOLO LO
JUSTO”
“‘De tierra
adentro’ fue su último trabajo, ya muy viejito, pero fue hasta el último día de
su vida un señor, derechito, elegante, divertido, gentil, amoroso, como era don
Aníbal. Cuando fue a presentar este libro, ya casi en el final, arreglamos que
yo hiciera la presentación, y me dijo: ‘Le voy a pedir muy encarecidamente,
usted no vaya a exagerar, producto del afecto, no vaya a decir más de lo que
soy y más de lo que esto vale. Diga solo lo justo’. Así que hoy se moriría de
vergüenza si supiera que lo declararon Ciudadano Ilustre, más allá de lo que
tanto le gustaba, que Minas lo reconociera, que Minas supiera que había salido
de aquí muy joven y que había hecho en Montevideo una carrera intelectual
ejemplar”.
46 LIBROS
“Don Barrios dejó
escrito más de 46 libros de historia, algunos con un promedio de no menos de
mil hojas. Escribió de todos los barrios de Montevideo, sobre todos los
departamentos, sobre los libertadores y demostró cuántos eran, de dónde habían
venido, demostró la riqueza sociológica que había detrás de los 33 Orientales,
que eran 42 y lo demostró él, que no todos eran orientales, desmontó un montón
de ‘verdades’ que se repetían sin sentido en la historiografía, y él con un método
implacable descubrió verdades inmensas. Escribió cientos de artículos para el
suplemento sepia de diario El Día. Escribió sobre el ámbito cultural, sobre las
mujeres en el Uruguay, fue una de las voces pioneras, empezó por las patricias,
las mujeres de la colonia, terminó con las mujeres ya capacitadas para ser
científicas, o profesiones destacadas en un mundo más contemporáneo”.
JUBILADO DE
ESCRITOR
“Don Barrios fue
un hombre estudioso, que hizo de escribir el sentido de su vida. La única vez
que lo vi desbordado de orgullo y no tener ninguna modestia fue cuando contaba
que fue el primero en Uruguay, en poder jubilarse como escritor. No existía esa
categoría, y lo que hizo fue demostrar que había vivido escribiendo libros, con
lo difícil que eso era. Se fue con los 46 libros al BPS, y tuvieron que
reconocer que había vivido de escribir toda su vida. Dejo una prolífica obra,
que es de consulta y será siempre una obra de referencia para cualquiera que se
asome a la historia como disciplina”.
FOTOGRAFÍA
“Además, Don
Barrios dejó una cantidad impresionante de fotografías de este país. Comenzó
haciendo para el interior, lo que llamó álbumes, de gran tamaño y precioso
colorido, con muchas fotografías, que tomó él personalmente. El estudio de cada
lugar su paisaje, su geografía, están todos los rincones más emblemáticos, la
biografía de la gente, y para financiar eso que era muy caro de hacer, recorría
las estancias, y les proponía a sus dueñas que si querían aparecer en el álbum,
debían pagar. Y don Barrios no tuvo miedo en subirse a cualquier medio de
transporte, y adentrarse en lo más profundo de la geografía del Uruguay. No
solo recorrió, compartió conductas, historias, asados en galpones, lugares de
tierra adentro. ¡Aprendió! Fue un baquiano desde la biblioteca a la vida,
porque lo había visto todo, lo recorrió todo, y lo documentó con sus escritos y
con sus fotografías”.
VOLAR
“Le gustaba
contar que tenía dos pilotos, con quienes hacía las fotografías aéreas. Uno
volaba muy alto, y el otro bien bajito, porque el que volaba más alto era alcohólico
y tenía miedo que el alcohol le jugara una mala pasada, entonces a más altura,
tenía más posibilidades de enderezar el vuelo y lograr el control. El que
volaba más bajito, había tenido un infarto, y tenía miedo de tener otro, así
que si sentía mal, estaba cerca de la tierra para poder llegar y aterrizar. A
don Barrios no se le movió nunca un pelo por estas características de sus
pilotos, y lo contaba con una seriedad absoluta y nunca jamás se quejó. Hay
muchas historias y pequeñas aventuras detrás de las 10 mil fotografías que don
Barrios dejó en la Biblioteca Nacional, un testimonio fotográfico
impresionante, de cada lugar del territorio, de la vida social, de todos los
tipos sociales”.
ACADÉMICO
Ribeiro manifestó
que “don Barrios fue un académico destacado, consiguió en la Academia Nacional
de Letras un sillón, vivió hasta los 93 años y murió un 1º de junio, este mes
se cumplieron 12 años de su fallecimiento. Murió como era él, trabajando. Yo lo
llamaba casi todas las noches para saber si estaba bien, había quedado viudo,
no tenía mucha familia y un poco como que nos adoptamos mutuamente uno al otro,
me sentía su hija intelectual y afectiva, y tanto yo como mi esposo y mis hijos
significábamos mucho para él, participaba mucho con mi familia. Una noche lo
llamé como todas las noches y me dijo: ‘Estoy vivo’. Ahí me di cuenta que él
sentía que lo llamaba para saber cómo estaba, espacié las llamadas, pero nunca
más de dos días, lo extrañaba demasiado para no llamarlo por más de dos días.
La última vez que hablamos me dijo, ‘mañana voy al Instituto Histórico Geográfico’,
y allí en medio de una sesión, sus papeles habían rodado por el piso, murió
trabajando”.
UNA CASA DE PAPEL
Visiblemente
emocionada, Ribeiro señaló que “a mí me tocó ir a su casa, abrirla, encontrar
una casa literalmente de papel, no había lugar para más, y encontrar sobre su
mesa de trabajo la historia de la ganadería en el Uruguay, con todos los
ajustes y agregados que entendía él que eran necesarios, él se fue más atrás en
el tiempo y le dio un enfoque distinto al que le habían dado (José Pedro) Barrán
y (Benjamín) Nahum. Don Barrios revisó hasta el último día, estaban todas sus
correcciones con lápiz, hasta la última hoja, la obra estaba pronta. Trabajó
con ahínco hasta el último minuto de su vida. Y el último homenaje y abrazo
intelectual que le hizo al país, se lo hizo al interior, por eso ‘Tierra
adentro’ es una obra preciosa, y es lo que él siempre sintió, un hombre de Lavalleja,
un hombre de tierra adentro, don Barrios nunca jamás olvidó los cerros de su
ciudad natal, y él quiso volver aquí, y sus restos están aquí en Minas, como
corresponde a un hombre generoso, brillante e inmenso. Muchas gracias”.
Seguidamente se
le hizo entrega de la placa y la bandera de Lavalleja a Ribeiro, por la edila
Alda Pérez y el edil Maximiliano Fernández.
ENORME FELICIDAD
Mariana Villalba
Arnabal, nieta de Olegario ‘Teté’ Villalba, fue la encargada de hablar de su
abuelo.
“En este día, los
hijos, nietos y familiares de Olegario ‘Teté’ Villalba queremos expresar
nuestro más profundo agradecimiento por este hermoso reconocimiento. Pasan los
años y continuamos recibiendo muestras del impacto que Teté generó y sigue
generando en muchas personas. Las demostraciones de agradecimiento y cariño que
recibimos hasta hoy, provenientes de sus exalumnos y exalumnas, nos llenan de
orgullo y alegría. Para alguien como él, que valoraba la empatía y las
relaciones humanas, saber que esta comunidad fue quien gestó este
reconocimiento, es algo que seguramente recibiría con enorme felicidad”.
INSPIRACIONES
“Para Olegario,
la docencia y la pintura fueron las inspiraciones de su vida. Ejerció el
magisterio con un gran compromiso y dedicación, buscando transformar la
realidad de su comunidad. A través de esta actividad, contribuyó a la
construcción de experiencias pedagógicas innovadoras, que llevó adelante
compartiendo junto a colegas como el maestro Homero Grilo, Abner Prada, Cledia
de Mello y Julio Castro ¡Verdaderos activistas de la escuela nueva! Hoy, estas
experiencias continúan aportando a nuevas generaciones de maestros, impulsándolos
a reflexionar sobre los desafíos presentes y futuros de la educación pública”.
ENSEÑANZA
“La experiencia
de Teté en la enseñanza rural fue extremadamente enriquecedora, tanto para él
como para quienes lo acompañaron. A través de sus cuentos, conocimos la
importancia que la daba a la comunicación con los padres, especialmente de las
niñas, en una época donde los espacios de desarrollo, sobre todo en el medio
rural, eran extremadamente limitados para ellas. Su paso por la docencia generó
muchas vocaciones e intereses en sus alumnos. Teté fue un gran impulsor de
actividades culturales y sociales en las instituciones educativas por las que
transitó. El vínculo que estableció con sus alumnos y sus familias lo llenó de
amigos y grandes satisfacciones, recuerdos que siempre llevó con él. Y para
nuestra familia, estos recuerdos se han convertido en una parte importante de
nuestras charlas y anécdotas. Teté guardó con cuidado y esmero los archivos y
recuerdos de su experiencia pedagógica, una actividad que llevó adelante
durante más de 15 años en la escuela N° 50”.
TIEMPOS DIFÍCILES
“Sin embargo, no
todo fue un camino fácil, ya que llegaron tiempos difíciles para alguien como él,
que creía en un mundo más justo y solidario, y que buscaba desarrollar el espíritu
crítico y la capacidad de transformar la realidad de sus alumnos. Teté se volvió
peligroso y subversivo a ojos del régimen cívico-militar, el cual lo destituyó
y le impidió seguir ejerciendo su vocación docente”.
LA PINTURA
“A pesar del
impacto inicial, Teté encontró refugio en su otro gran amor, la pintura. La
retomó con fuerza, para poder sostener a su familia en esos tiempos difíciles.
Muchísimos vecinos y amigos minuanos lo apoyaron incondicionalmente, a pesar de
su destitución. Fue así como se dedicó por completo a la pintura paisajista de
su amada Lavalleja, y sus obras fueron llevadas a distintas galerías y
colecciones más allá de las fronteras.
De joven, Teté
había fundado junto a un grupo de pintores minuanos, Amigos del Arte, bajo la
guía de Edgardo Ribeiro. Fueron incentivados por Juan José Morosoli a ‘hacer
universal lo regional’”.
PRESENTE
“Nosotros, que lo
recordamos como un padre y un abuelo presente, intentamos que su legado nos
inspire a ser mejores personas cada día. Estamos seguros de que para Teté, este
reconocimiento representaría una alegría, difícil de transmitir con palabras,
ya que tanto su actividad docente como pictórica, las llevó adelante con su
querida Lavalleja como referencia. Hace un tiempo vivimos con alegría cómo un
grupo de maestras inquietas se interesaron por su experiencia e intercambio
epistolar con el prestigioso pedagogo francés Celestin Freinet. Finalmente, los
archivos y recuerdos que Teté atesoraba y que luego atesoramos nosotros, fueron
incluidos por estas queridas maestras en el libro ‘La mano piensa. Tras las
huellas de la pedagogía Freinet en Uruguay’, que aborda la experiencia de la pedagogía
Freinet llevada a cabo en un rinconcito de las sierras minuanas. Otro
reconocimiento a su trayectoria pedagógica que agradecemos, es que la Escuela
de Villa Serrana lleve su nombre. Y hoy, nuevamente, nos sentimos extremadamente felices con este reconocimiento
Olegario Villalba, Ciudadano Ilustre.
Cierro este
agradecimiento compartiendo este breve poema de José Martí, que Teté adoraba y
que representa la esencia de quien fue: ‘Cultivo una rosa blanca/ en junio como
enero/ para el amigo sincero/ que me da su mano franca./ Y para el cruel que me
arranca/ el corazón con que vivo,/ cardo ni ortiga cultivo;/ cultivo una rosa
blanca’.
Muchas gracias a
todos por acompañarnos en este homenaje a la memoria y legado de nuestro
querido Teté. ¡Gracias!”.
Las edilas
Beatriz Larrosa e Yliana Zeballos hicieron entrega de la bandera y la placa a
los miembros de la familia Villalba.
CORO
Finalizó el acto
académico con la actuación del Coro Departamental Mario Belardi, con dirección
de Rodrigo Faguaga.