EL MINUANO NO OLVIDA SUS RAÍCES
El histórico actor uruguayo de Showmatch habla de su participación en esta nueva edición del ciclo, y de su vínculo con Minas, su ciudad natal.
La pantalla se abre y deja ver una hilarante versión del político Sergio Massa interpretado por Roberto Peña, que ingresa al estudio de Showmatch y hace descostillar de risa a Marcelo Tinelli. Se produce entonces una química “mágica” con el conductor que traspasa la pantalla, y logra que el actor sea convocado por el ciclo cada vez que apuesta por el humor.
Detrás de la máscara de Massa hay un uruguayo que hace 25 años tenía un programa de cable en Minas y viajó hasta Buenos Aires para llevarle su VHS a Tinelli. Desde entonces forma parte de la industria porteña y hace reír con imitaciones a Marley, Nicolás Repetto, Cecilia Bolocco, entre otras. Su máximo hit lo alcanzó cuando se puso en la piel del empresario Francisco De Narváez en 2009, lo que le valió una amenaza telefónica.
¿Cómo te sentís en esta nueva etapa de humor en Showmatch?
Estoy muy cómodo. En Showmatch siempre me he sentido como en mi casa. Yo me divierto mucho y se nota. Estoy muy agradecido con Marcelo (Tinelli) y con la producción que siempre valoran mi laburo.
¿Cómo definirías esa química tan especial que se percibe al aire con Tinelli?
Es como magia. No sé qué será, no tiene explicación. Él se divierte cuando estoy en el programa, pero fuera de personaje no lo hago reír. No es que lo ando payaseando. Tenemos una relación de cariño y respeto, pero solo lo veo los días en los que estoy trabajando.
¿Has tenido diálogo con Sergio Massa, el dirigente que imitás en el segmento Politichef?
Cuando hacemos un trabajo de este tipo siempre hay un momento en el que te cruzás o compartís alguna charla con el que estás imitando. Esos encuentros siempre han sido amenos porque yo lo hago con respeto. Intento no burlarme de la persona sino exacerbar características para que cause risa. Además yo no tengo ninguna afinidad política por uno u otro lado.
Freddy Villarreal contó que recibió llamados de presidentes para invitarlo a reuniones cuando se enteraron que él los iba a imitar. ¿Tuviste alguna experiencia parecida?
Sí, me llamaron para decirme que dejara de hacer lo que estaba haciendo. Fue en 2009, cuando yo hacía a Francisco De Narváez en Showmatch. No se identificaron, pero me dijeron “no lo hagas tan querible, si lo hacés de otra forma te podemos solucionar un montón de cosas”. Eso me asustó y me enojó en su momento. Yo respondí que iba a hacer mi trabajo, que era hacer reír a la gente. Si eso tenía un efecto indeseado, no era culpa mía. Yo no me iba a casar con alguien políticamente, porque si hacés eso dejás de ser humorista para ser político.
En aquel entonces se dijo que De Narváez ganó esa elección gracias a tu interpretación. ¿Coincidís con ese análisis?
En aquella época la gente me decía “me hacés cagar de risa, te voy a votar”. Yo respondía “no señora, es un personaje”, y pensaba “mirá si después el otro hace las cosas mal y me vienen a buscar a mí” (risas). El poder de lo popular es innegable, pero yo creo que en todo caso lo que hace es reforzar sentimientos que ya estaban ahí. También pienso que lo que pasó en este caso fue que De Narváez fue muy inteligente en saber aprovecharlo. Fue el primer político que no dudó y fue al programa a jugar con el personaje. Al principio ninguno quería ir y después todos se peleaban por estar ahí.
En varias oportunidades Tinelli dejó de lado el espacio de humor para dar lugar a otros formatos, y los humoristas quedaron sin pantalla de la noche a la mañana. ¿Cómo lo has manejado?
Es lógico que alguien con el nivel de producción de Marcelo busque otros caminos y genere distintos contenidos. El humor en algunas oportunidades cerró su etapa pero igualmente a mí se me abrieron otras puertas. Al principio, cuando se cortó el humor no me dejaron ir y seguí trabajando en la productora dentro del programa Este es el Show con (José María) Listorti y Martín Bossi. Después salí a trabajar en cuanto programa de humor hubo en Argentina. Pude estar con (Alejandro) Fantino, Adrián Suar, Marley, Jorge Lanata, Guido Kaczka, estuve en Canal 9, tuve mi programa en América que se llamaba @ Con Humor y pude hacer teatro. Todo lo veo como una oportunidad. Ahora también disfruto mucho de mi trabajo en Polémica en el Bar con Mariano Iúdica, que es un amigo desde hace años. Le agradezco mucho a Gustavo Sofovich, que es el que está a cargo de la producción.
¿Durante estos años en Argentina nunca te costó encontrar un espacio para trabajar?
Nunca. Puede haber altibajos, pero cuando los hubo armé alguna producción teatral y enseguida pude enganchar con otro programa.
¿Te sale la imitación de algún político uruguayo?
Estoy seguro de que sí. Estoy un poco desconectado de la política uruguaya, pero a algunos ya los tengo por cariño como el Pepe Mujica. No es una inclinación política sino una admiración por su pensamiento y forma de vida. También tengo muchísimo respeto por el actual presidente. Son personajes muy jugosos y tranquilamente se podrían hacer.
Muchas veces cuando se habla de “los uruguayos de Showmatch” se hace más referencia a Álvaro Navia, Sebastián Almada y Pichu Straneo que a vos. ¿Por qué pensás que ocurre eso?
Muchas veces siento que pasa eso y me da tristeza. Lo que ocurre es que los chicos han estado más en contacto con Montevideo. De hecho, ellos fueron a Videomatch cuando estaban trabajando en Montevideo. Yo, en cambio, me fui derecho desde Minas. Cuando me enteré que Tinelli estaba pidiendo material en el ‘96, me junté con el editor de Minas Cablevisión para recopilar material de un programa de cable que yo tenía que se llamaba Lengua Verde. Me mandé solo con un cassette y al año siguiente me llamaron. Por eso entiendo que a veces hay quienes se olvidan de que también soy uruguayo, y como amo a mí país me da cosa...
¿En qué aspectos te identificás como uruguayo?
De uruguayo y de minuano en particular tengo el fanatismo por la naturaleza, la pesca, el sentarse a tomar mate, compartir un asado, disfrutar de una buena cerveza, tocar la guitarra y juntarse a fogonear. También disfruto mucho de las fiestas tradicionales como la Semana de Lavalleja. Llevo a Uruguay con mucho orgullo en mi corazón, y en especial al interior que muchas veces queda un poco relegado: “Minuano donde tu vayas, no te canses de decir, que si Dios baja a la tierra, por el altar de la sierra, baja en Minas y en abril”
(Fuente: TV Show, Diario El País)
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