lunes, 19 de julio de 2021

Celebraron los 191 años de la Jura de la Constitución

CON UN ACTO EN CASA DE LA CULTURA

Sobre el mediodía de ayer en Casa de la Cultura, se llevó a cabo un acto en conmemoración de los 191 años de la Jura de la Constitución. Estuvieron presentes autoridades departamentales encabezadas por el intendente Mario García, el secretario general Alejandro Giorello, diversos directores de la comuna, la diputada Alexandra Inzaurralde, representantes del sector educativo, de la Jefatura de Policía y del Ejército Nacional, la presidente de la Junta, Gabriela Umpiérrez, varios ediles e integrantes de organizaciones públicas y privadas, entre otros. Por motivos de fuerza mayor, el diputado Javier Umpiérrez avisó que no podía concurrir.

La oratoria estuvo a cargo del profesor Alex González, quien hizo un repaso de los hechos ocurridos en esa fecha.

Indicó que en la fecha se conmemora un nuevo aniversario de la Jura de la primera Constitución uruguaya. “Como cada año, nos trasladamos a este acontecimiento de 1830, que no solo debe ser recordado por la Jura de la Constitución en sí, sino porque como hecho histórico marca un antes y un después. Se trata del final de un proceso histórico que estableció el marco jurídico de un Estado que iniciaba su vida independiente. Habían pasado 19 años del inicio del movimiento independentista encabezado por José Artigas, cinco de la Cruzada de los Treinta y Tres y las Declaratorias de la Florida, de muchas batallas y sangre corrida por los campos, cuando finalmente los orientales se erigieron en Estado. Estado que deja de llamarse Provincia Oriental. Estado que si bien se daba una organización republicana, recién pasaría a llamarse República a partir de la Constitución de 1917. Dentro de sus aspectos formales la Constitución establecía un régimen unitario y el país quedaba dividido en nueve departamentos, que eran Montevideo, Canelones, San José, Maldonado, Colonia, Soriano, Paysandú, Cerro Largo y Durazno. Ese Estado Oriental del Uruguay, que desde ese día era soberano e independiente, en acto público, encaminaba sus primeros pasos sobre las bases de un juramento. Por eso hoy celebramos la Jura de la Constitución”.

En otra parte de su exposición, González dijo que según crónica de Isidoro de María, en lo alto del Cabildo flameaba la bandera oriental, “y en sus balcones se veían al general Lavalleja, gobernador provisorio, de gran uniforme, sus ministros, los representantes de la Nación, jefes del Estado Mayor, miembros del Tribunal de Justicia y porción de personas distinguidas, y un mundo de pueblo contemplando gozoso aquel simpático cuadro, a despecho del frío de la estación, que embromaba”. 

“Ya De María en aquel invierno de 1830 destaca con sus palabras la importancia de una Constitución para un país. Nosotros no nos imaginamos otro marco de convivencia que no sea dentro de una Constitución. Por eso a veces es tan importante este tipo de actos públicos. Porque uno renueva votos, y pone sobre la mesa primero que nada los aspectos conceptuales. ¿De qué estamos hablando? De la llamada Carta Magna, es la ‘ley madre’ de un país, tiene rango superior al resto de las normas jurídicas de ese país. Fundamenta todo el ordenamiento jurídico. Entre otros asuntos, fija los límites y define las relaciones entre los tres poderes del estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial). Establece la forma de organización de las instituciones en que tales poderes se asientan. También garantiza los derechos y libertades de los ciudadanos. Dentro de los propósitos fundamentales que tenemos como sociedad, está la idea de que todos podamos gozar de un bienestar material (tener asegurada la alimentación, un techo, la salud, el trabajo y la educación), de ser reconocidos y respetados como personas y como comunidad, y de vivir tranquilos y protegidos de la violencia y la discriminación. Para lograr esos objetivos, necesitamos de normas básicas que nos permitan coordinarnos entre nosotros y promover el respeto entre cada uno de los miembros de la sociedad y sentirnos parte de ésta. De esta manera, definimos nuestros derechos, la forma en que actuaremos colectivamente y quién actuará en nuestro nombre. Solo el imperio de la Constitución garantiza todo esto. Por eso es que las lecciones que aprendemos de la historia, sobre todo de los períodos oscuros, nos hablan de la importancia de optimizar la calidad de las instituciones y el respeto de los derechos de las personas. Cuando no se tienen en cuenta entonces, las formas, los procedimientos y las competencias constitucionales, estamos frente a un signo de autoritarismo que choca con el mandato constitucional”.


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