La partida de un notable: el Profe Gustavo Alzugaray

ENFOQUE Por Waldemar Martínez

El jueves 29 de abril Sebastián Abreu nos mandaba un audio por whatsapp: “Waldeee… como andamos. Mañana a las 16:30 horas arriba una comitiva de Sud América al Estadio Municipal: presidente, secretario, gerenciador, cuerpo técnico. Van a ver la cancha y toda la logística, para conocer como es toda la parte de infraestructura, para cuando nos toque ser local ahí en Minas”. Esta información que nos proporcionaba “El Loco” Abreu, hizo que al día siguiente nos fuéramos temprano con Gonzalo al Estadio Municipal. Si bien la hora pactada para el arribo de la gente de Sud América que nos había anunciado Sebastián era las 16:30, antes de las 16:00 llegamos a nuestro máximo escenario deportivo. Lo hicimos por la calle ciudad de Aiguá. Y allí en las afueras del Estadio, en esa franja de vereda empastada, se encontraba el Profesor Gustavo Alzugaray entrenando al joven atleta Santiago Rodríguez. Pletórico de felicidad ya que en ese momento le comunicaban que Santiago había clasificado a los Juegos Panamericanos que se van a desarrollar en el mes de setiembre en la ciudad de Cali y Valle del Cauca, en Colombia. Compartimos en esa ocasión la alegría que ambos tenían por tan importante acontecimiento. Allí nos apostamos un rato observando los trabajos, y luego ingresamos al Estadio y nos quedamos sentados en los bancos que dan justo detrás de ese arco, sobre la calle ciudad de Aiguá. A los pocos minutos culminaron los trabajos y el profe se acercó y compartimos un largo rato de tertulia. Nos habló de los proyectos que tenía para mejorar y potenciar las instalaciones del Estadio Municipal. Su aspiración y los pasos dados, para a corto plazo pintar la tribuna del Estadio. De la posibilidad de armar unas tarimas sobre el gimnasio de la Plaza de Deportes, para que las cámaras de televisión puedan tomar de frente la tribuna de nuestro máximo escenario deportivo. Su idea de en un lapso de tiempo no muy lejano, poder contar con una pista de atletismo de césped sintético. Y muchas cosas más, de esos proyectos ambiciosos que eran muy común en el profe. Pero casi sin proponérselo nos metimos en el túnel del tiempo. “Pensar que esta temporada hace 50 años que prepare a un equipo de fútbol por primera vez” nos decía emocionado y orgulloso, haciendo referencia a que en el año 1971 hizo su primera incursión en la preparación física, haciéndose cargo del plantel principal de Sportivo Minas, en un torneo que se jugó a tres ruedas, todos contra todos, y donde los azules de la “cañada Zamora” se consagraron Campeones Minuanos. Fue inevitable tocar el tema de la selección del 2008/09, Campeón Invicto del Interior. Hacía referencia al gran grupo humano que se formó, con dirigentes, la gente de Cobatir, cuerpo técnico, jugadores y colaboradores. Todos desde su lugar, aportando su granito de arena y bregando por la unidad, y buscando el objetivo común. Un cuerpo técnico encabezado por Pablo Alonso, con la asistencia de Edgardo García, los que junto al Profe Alzugaray nos guiaron a la consagración. Y si… él la guió a  la selección al título, damos fe de ello. Porque el equipo físicamente volaba. Y el profe Alzugaray, no solo los tenía físicamente espectacular, sino que además los motivó y preparó mentalmente para aquellas grandes “batallas” deportivas. El profe predicaba con el ejemplo, y con sus 62 años encima encabezaba todos los trabajos. Eran muy exigente, pero a su vez contagiaba al grupo de optimismo y alegría. Esos casi seis meses que compartimos, en prácticas, reuniones de trabajo, viajes, algún encuentro de camaradería y partidos, nos permitieron afianzar nuestra amistad. Y todavía tengo grabada en mis retinas, la segunda final del Interior en la ciudad de Artigas. Aquel infartante final, donde el tiro libre magistral del “Pelo” Berrueta nos hizo emocionarnos hasta las lágrimas. Y por esas cosas del fútbol, ambos quedamos atrapados en la zona de vestuarios en la culminación del encuentro, rodeado de la gente de Artigas. Y cuando Néstor Izquierdo pita el final del partido, ambos casi sin darnos cuenta giramos buscando un minuano para compartir esa enorme felicidad y casualmente estábamos los dos solos, y nos estrechamos en un emocionante, efusivo e interminable abrazo. Quiso dios que el viernes 30 de abril, hace nada más que 12 días, pudiéramos reencontrarnos, revivir y recordar, anécdotas de todas esas enriquecedoras experiencias que compartimos. Sobre todo de ese abrazo inolvidable e inconmensurable… en momentos de gloria. Hasta siempre… notable.

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