jueves, 29 de abril de 2021

Winston “Quito” Martínez: “A Las Delicias le debo todo”

* El “Gran Capitán” de Las Delicias, con personalidad, gran ascendencia, goleador y de estirpe ganadora


Por Waldemar Martínez

En el día del cumpleaños de Las Delicias, procuramos tener la palabra del “Gran Capitán” de la institución, Winston Martínez Colmán “Quito”. Una gloria de la entidad albiceleste, referente indiscutido de la institución. Allí nos recibió, en su casa de toda la vida, frente a la Plazoleta “Barón de Río Branco”. Donde su padre, un respetado y querido vecino, tenía su comercio en su época de niño, donde nació Winston y donde vivió prácticamente toda su vida, junto a sus padres y a su dos hermanos: Claudina y Orlando. Desde chico le gustaba el fútbol, y con solo 15 años ya jugaba en Primera División. Ahí ya se destacaba, y el técnico de la selección de Lavalleja de aquella época,  Don Miguel Fernández, ya la había echado el ojo. Tan es así que estuvo vinculado con sus 15 años a la selección, pero es claro, era prácticamente un niño, y había zagueros ya hechos como “El Pichón” Hernández, Silverio Cobelli, en un equipazo que fue bi campeón del  Este en los años 1959 y 60. No obstante el estar cerca de ese grupo le permitió ir conociendo lo que era jugar en la selección, a la que defendió varios años, logrando ser Campeón del Este en los años 1967 y 1968.

Zaguero corpulento, recio, con personalidad y de gran ascendencia, sobre propios y extraños, llegando a consagrarse en el Gran Capitán de la historia de Las Delicias. De estirpe absolutamente ganadora. A todo ello le agregaba virtudes futbolísticas, como el cabezazo en las dos áreas, y sus potentes y temibles remates, que lo llevaron incluso un año a ser segundo goleador del Campeonato Minuano jugando de zaguero. Con Las Delicias fue Campeón Minuano en los años 1964, 1965 y 1975. En el año del cincuentenario, Las Delicias se encontraba en la Divisional “B”, asumió la conducción del equipo y terminó jugando, logrando el ascenso a Primera División, para él la mejor forma de festejar los 50 años de la institución. Pero como si todo esto fuera poco, el poderoso Atenas de San Carlos de aquella época lo incorporó a su plantel logrando un gran destaque. Tan es así, que paso a jugar al fútbol profesional, en el Montevideo Wanderers. Por razones familiares, debió volver a Minas y se incorporó al Lavalleja Fútbol Club, obteniendo el Campeonato Minuano en 1969. Pero su corazón, su amor en el fútbol fue siempre Las Delicias. Ha estado siempre al servicio de la institución, en el lugar que lo necesiten. Hoy con 76 años, en julio cumple 77, y jubilado de Catastro, disfruta de afecto y cariño de todos quienes lo conocen. Respeto que supo ganarse por el don de buena gente. Especialmente recibiendo el amor de sus tres hijos (el varón en España, una de sus hijas en Durazno y la otra en Minas), sumado a los mimos de los cinco nietos y un bisnieto.


CON 15 AÑOS DEBUTÓ EN PRIMERA Y EN LA SELECCIÓN MAYOR

Al comenzar la charla Winston nos decía que lleva casi 80 años en el barrio Las Delicias. “Fui a la escuela Las Delicias. A mi siempre me gustó el fútbol. Mi padre jugó, uno años en Sportivo Minas por la amistad con “El Pocho” Cuadri, eran muy amigos, y después jugó en Las Delicias. A los 15 años yo ya jugaba en Primera y en la selección mayor de Lavalleja. Me citó Don Miguel Fernández, que era el técnico. Me dijo: ‘te voy a citar porque te veo condiciones, pero para que te vayas fogueando para el futuro’. La verdad yo no sabía ni que decirle, era muy gurí. Claro, había un cuadraso. Fijate:  “Nenín” Rodríguez, “El Pichón” Hernández, Silverio Cobelli, “Caraviejo” Lescano, Julio Santana, “El Negro” Larrosa, Carlos Aniccetti, “El Turco” Gileni, Alfredo Machado Flores, Hugo Viña, “El Pata” Ferreira, entre otros. Un cuadro... imponente. Igualmente Don Miguel me hizo debutar en un partido, fácil sería ” nos comentaba sonriendo.


ATENAS DE SAN CARLOS Y MONTEVIDEO WANDERERS

Winston Martínez prosiguió diciendo “Bueno y en Las Delicias jugando en primera lógicamente. Salimos Campeones en el 64 y 65, y jugamos el Campeonato de Clubes Campeones. Nos enfrentamos con el Atenas de San Carlos, donde nos afanaron, dicho sea de paso. En Minas le ganamos 1 a 0 y fuimos a jugar la revancha allá y nos echaron a “Tatá” Silva a los cinco minutos. Se armó una batalla, imaginate. Al año siguiente me llevó Atenas de San Carlos y después pase a Wanderers de Montevideo. Como me había casado era complicado y solo estuve un año. El Pocho Ladós que había jugado en Wanderers y era el presidente de Lavalleja, me dijo yo te consigo el pase si te quieres quedar en Minas, porque yo estaba en la lista de retención. Me vine para Lavalleja, que juntó jugadores de todos lados, y salimos Campeones. Teníamos un cuadraso”.


AMOR INCONDICIONAL HACIA LAS DELICIAS

Con mucho orgullo Winston nos decía “Después volví a mi cuadro, y bueno, jugando y dirigiendo también. En el 79 estábamos en la “B” y salimos campeones. En aquella época salían gurises acá, y en algún puesto que nos faltaba traíamos de Montevideo. Carlos Lages, “Tatá” Silva, “Chupete” Torres, entre otros. Todos éramos del barrio y traíamos donde teníamos carencias. El “Gordo” Soca era el presidente y tenía unas vinculaciones bárbaras”. Visiblemente emocionado nos confesó que “a Las Delicias le debo todo. Y cuando me fui del club fue para mejorar, para intentar progresar en lo económico”.


TEMIBLE REMATE

Cuando nosotros hacíamos nuestras primeras armas en el periodismo deportivo, Wisnton era de los que le pegaba con mayor potencia a la pelota. Claro en aquella época había temibles ejecutantes como “El Turco” Gileni, Eduardo Bitancurt, le pegaban realmente muy fuerte. Había que ser corajudo para ponerse en la barrera en los tiros libre. Sobre eso Wisnton nos dijo que “Yo le pegaba fuerte a la pelota, hice un montón de goles. Con una pelota que había que entrarle, no es como ahora.  El tiro era algo natural mío, pero con el tiempo lo mejoré. Hubo un técnico, Henry Tejera, que me puso a entrenar los tiros libres. Claro… el había jugado al fútbol. Era didáctico, se preocupaba mucho de la técnica. Me enseñó a pegarle desde todas las posiciones, con el empeines, con los efectos. Después las pelotas comenzaron a ser más livianas e iban viboreando para el arco, cuando le pegaba. Hice muchos goles de cabeza. Un año salí segundo goleador del Campeoanto Minuano, sumando los goles de cabeza, de tiro libre, tiros desde afuera del área y de penales”, concluía diciendo Winston “Quito” Martínez. Un zaguero espectacular, goleador y gran referente. El Gran Capitán de la historia de Las Delicias.


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