Nelson Lorenzo tiene 54 años, y fue el primer minuano que tuvo Covid-19 en Lavalleja. Fue atendido en el sanatorio de CAMDEL, trabaja en una empresa de limpieza tercerizada en Salus, y se prestó a una charla con Primera Página, al aire libre, en la Plazoleta Torres García.
Un hombre con una calidez, una resiliencia y un empuje espiritual espectacular, que fue seguramente lo que lo sacó del Covid-19, y le dio la fuerza para que siga entero, con mucha vitalidad y convicción.
CÓMO EMPEZÓ
Al preguntarle cómo empezó esto de “tener el coronavirus”, lo cuenta tan simple y transparentemente que le saca toda esa pátina de pandemia terrible que está matando miles de personas en el mundo, aunque Lorenzo muy pocas veces nombra el virus. Contó que “un día (a mediados de marzo) fui a trabajar y tenía dolores en todas las articulaciones, me sentía mal, ya el día anterior tenía decaimiento, me tomó la fiebre la enfermera en la empresa pero estaba bien. El segundo día cuando salí a las 15 horas del trabajo el decaimiento era total, llegué a casa con mucho dolor de cabeza y de garganta, y las articulaciones cada vez me dolían más, lo que hice fue aislarme, aunque para respirar me sentía bien, no respondía de mí. En ningún momento pensé que podía ser el virus, pensé es una gripe fuerte, porque todos los años llega el invierno y me da una o dos veces gripe”.
“ESTABA JODIDO”
Al interrumpir su relato para preguntar si no se vacuna, responde que “no, no me vacuno contra la gripe, sinceramente no me gusta vacunarme”. Y prosigue su relato: “Llegué a mi casa y me encerré en mi cuarto, y le dije a mi hijo que estaba jodido, que me iba a acostar, y ahí sí pensé por las dudas que tenía que aislarme por si fuera el virus, por las precauciones que hay que tener, porque además de mi hijo, vive mi nuera, una nietita chiquita de cuatro meses, y mi padre que tiene 85 años. Ese día me acosté y dormí hasta las cinco y media de la mañana”.
“SEGUÍA MAL”
El otro día, fue crucial. Lorenzo se despertó “porque sonó el despertador, es la hora que me despierto para ir a trabajar”. “Estaba mal, me sentía muy mal, ahí sí me faltaba el aire. Llamé al capataz, le comuniqué cómo me sentía y le dije que no podía ir a trabajar, y enseguida llamé al sanatorio. Me hicieron una consulta telefónica, me dijeron que podía ser una gripe fuerte, y me dieron tres días de licencia médica, y ahí me quedé encerrado en mi cuarto”.
Lorenzo continúa su relato: “A los tres días vi que lo que tenía no pasaba, seguía mal, o peor, los medicamentos no me hacían nada, se sumó la diarrea que tenía, no tenía apetito, hacía un esfuerzo por comer pero no sentía sabor ni olor, ni gusto a nada. Y ahí sí dije: ‘acá hay algo más’. Yo miro mucha televisión, me informaba mucho, y eso que sentía, lo que me pasaba, eran los síntomas que decían en la televisión”.
¿Usted tuvo contacto con alguien que pudiera haber traído el virus que lo contagió?
Mi vida es del trabajo a casa y de casa al trabajo, pero hubo una compañera que fue a Brasil en su licencia, se reintegró, y unos días después me tocó el mismo turno toda la semana haciendo el trabajo con ella, y a la semana siguiente fue que me dio la enfermedad. A ella se le declaró después que a mí, también al capataz y a otro muchacho.
Luego de los tres días en su casa sin mejoría, ¿qué pasó?
Mi hijo le contó a mi sobrina que vive en Maldonado que yo estaba así, que no mejoraba, que estaba peor, yo ni hablaba, la cabeza y las articulaciones era horrible cómo me dolían. Mi sobrina llamó al sanatorio, les dijo todo lo que estaba pasando, y enseguida vino la ambulancia, me prepararon con todo, con tapabocas, gorro, todos los implementos. Como me faltaba el aire, me pusieron enseguida oxigeno y eso ya me hizo sentir mejor, porque quedarse sin aire no es changa. Y estuve en el sanatorio internado diez días, en Intermedio, solo. Me hicieron exudado, placa, análisis de sangre -no tengo diabetes, no tengo presión alta, no fumo, no tomo alcohol, nunca estoy enfermo-, por eso creo que me sentía tan mal (se ríe). No tengo costumbre de enfermarme. Al segundo día de internación empecé a sentirme mejor, seguramente por la medicación, empecé a mejorar día a día, notaba la mejoría, recuperé la respiración casi normal, y siempre me atendieron muy bien.
En esos momentos que estaba tan mal, ¿pensó que se moría?
No, no, eso no. Tampoco estuve inconciente, siempre lúcido, nunca pensé que me moría, sí me sentía que estaba jodido.
¿Cómo fue para el personal de CAMDEL atenderlo? Porque era el primero, no tienen experiencia en ese tipo de atención.
Acá en casa me atendió y me llevó la doctora (Camila) Larrosa, y en el sanatorio la doctora (Claudia) Pereira, muy bien siempre, me explicó que era nuevo para todos, que iban a hacer todo lo posible para que saliera bien. Ahí me dijeron lo que tenía, ya hacía dos días que estaba internado.
Y la gente cuando volvió al barrio, a su trabajo ¿cómo lo recibió?
Bien. Directamente a mí no me dijeron nada, sí tuve el apoyo de mucha gente, de acá, del trabajo, agradezco a todo el mundo. Me llamaron de Colonia compañeros con los que trabajé allá, y todo bien. Sé que a la madre de mi hijo y a él les dijo un almacenero que trataran de no arrimarse mucho, y en lo posible que no entraran. Yo que sé, nadie está libre de tener esta enfermedad, pero bueno, son reacciones. Cuando yo estaba aquí en casa en esos primeros días, antes de estar internado, y después cuando se supo lo que tenía, dicen que la gente me mataba en las redes sociales, pero creo que eso me dio más fuerza, y es increíble el apoyo que sentí de compañeros y amigos, de la patronal del Salus, y de mi familia, yo sentí ese apoyo que es muy importante.
¿Cuántos días estuvo internado?
Estuve diez días internado, antes de salir me volvieron a hacer todo, exudado, placas, ecografía y ecocardiograma, y al salir hice catorce días de cuarentena dentro de mi casa, con tapabocas. Pasaron los 14 días y me llevaron al sanatorio, me hicieron ecografía y análisis de sangre y salió todo normal, y yo me sentía lo más bien. Y bueno, empecé a hacer vida normal.
¿Volvió a trabajar?
Sí, el 4 de mayo. Estuve 47 días entre una cosa y otra sin trabajar. Por suerte me recuperé lo más bien.
¿Se pregunta por qué le tocó a usted?
Si, es raro, yo que sé, es la vida, porque habíamos hablado con los compañeros de trabajo los días anteriores del coronavirus, y un compañero más joven me decía: ‘A vos ni te pega eso’. Y mirá (risas) y ya me pasó, él muchacho no lo podía creer.
¿Y en su familia a nadie le dio coronavirus?
No, a ninguno, ni a mi padre que por la edad, tiene 84 años, es persona de riesgo, ni a mi hijo, ni a mi nietita de cuatro meses, ni a mi nuera, creo que fue importante que el día que llegué mal, me aislé. Pero no sé, porque el compañero capataz tuvo él y su señora no. La compañera que estuvo en Brasil, y tuvo la enfermedad, vive con su esposo, él no tuvo nada, no entiendo cómo es que se trasmite el virus, por qué a unos sí y a otros no.
Finalmente Nelson agradeció a todo el personal de Sanatorio CAMDEL, a la empresa Salus, y especialmente al sector de Mantenimiento.
2 comentarios :
Tiene razón UD Dr,nadie está libre decretar enfermo y tampoco es justo que se estigmatice a las personas
Mi solidaridad para con ud y gracias por compartir su experiencia que puede ayudar a otros a no desesperarse ante tal situación
Corregir donde dice Dr quise escribir Sr
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