(Por Gorge Gómez)
En el Centro Cultural La
Casa Encantada, colmado de público, se presentó el libro “Los
militares antigolpistas. Una opción ética”, del periodista Miguel
Aguirre Bayley, editado por Ediciones de Banda Oriental, la apertura
fue realizada por Mariela Leis, directora de La Casa Encantada, y
contó con la presencia del escritor y los generales Carmelo López,
Carlos Dutra y Jaime Igorra, militares que brindaron su testimonio en
el libro y en este encuentro.
INVESTIGACIÓN Y RIGOR
Miguel Aguirre
Bayley, es periodista, escritor, con más de una docena de libros
publicados, y dirigente sindical, sus trabajos están basados en la
rigurosa investigación, previo a la presentación habló con Primera
Página, lo hace con calma, sabe
muy bien de lo que habla, porque fue a fondo en estas historias de
militares antigolpistas, donde no faltó el dolor y la lucha por la
dignidad.
Es una parte de la
dictadura que se desconoce o se conoce muy poco ¿Cómo llegó a
concretar en un libro estas historias?
Compañeros militares que
habían sido antigolpistas y leales a su juramento de fidelidad, se
reunían cuatro o cinco veces al año en comidas de confraternidad.
Estas reuniones desde el año 1984, estaban circunscriptas a los
militares. En 2014 tuve el privilegio de ser invitado, -aunque soy
civil-, porque los conocía, me apreciaban, y yo los aprecio mucho.
Permítaseme una digresión, siempre he dicho que el general Víctor
Licandro fue como mi segundo padre, porque mi padre Adolfo Aguirre
González, cofundador del Frente Amplio, había fallecido en el 99, a
partir de que el fallece, el general Licandro es como mi padre. Hago
esta reflexión porque en las reuniones que había de los militares y
yo iba, aprendí una cantidad de cosas, escuchando anécdotas,
vivencias que habían tenido en las cárceles. Me parecía injusto
que nadie había abordado el tema, que eso se perdiera, porque era de
una riqueza incalculable. Hace un año y medio les plantee con
absoluto compromiso militante, pero con un gran gusto, y como algo
que debía hacerse, que quería rescatar esa historia. Rescatar esos
testimonios, porque la mayoría de ellos se iban a perder.
Efectivamente, ellos se sintieron muy a gusto, elaboramos una serie
de notas que nos llevó todo el año 2015.
¿Fue fácil que
hablaran?
No necesariamente. En
algunos casos sí, al principios algunos tenían cierta reticencia,
pero después se volcaron, relatando una cantidad de experiencias con
una gran dignidad.
Hay momentos muy
dramáticos, dolorosos …
Cierto, les pasó de todo,
cárcel, tortura, exilio, pérdida de grado, fueron dados de baja,
perdiendo todo su salario.
¿Cuántos eran?
En total, entre oficiales
y personal de tropa, que ahora se llama personal subalterno, serían
alrededor de cuatrocientos, de infantería, caballería, ingenieros,
pilotos aviadores militares.
¿Por qué no se sabía
esto?
Es un tema al que se le
quitó la luz, fue dejado de lado. Por otro lado, tardaron más de 20
años en ser reconocidos sus derechos, y fueron finalmente reparados
en enero de 2006, en el primer gobierno de Tabaré Vázquez, a través
de la Ley 17.949, que los rehabilitaba y reconocía como personas
perseguidas por sus ideas y por defender su juramento de lealtad y
fidelidad de respeto a la Constitución, las leyes y al régimen
democrático republicano, a eso que era el que los había llevado a
la cárcel. La ley abarca el período de 1968 hasta 1985.
En el libro se asegura
que el golpe de estado los militares lo venían preparando desde
mucho antes y condicionado a los golpes de la región.
Sí, eso es así, incluso
algunos de estos militares antigolpistas estuvieron presos mucho
antes del golpe del estado, que fue en el año 1973, hubo dos golpes
de estado, en febrero y en junio. Por eso la ley se extiende desde el
68 al 85.
¿Es cierto que el
temor más grande de los militares era el crecimiento del Frente
Amplio (FA)?
Está documentado que es
así. Se inventó por interés la teoría de los dos demonios,
sabemos que la impulsa la derecha más rancia, e inventa la lucha
contra el Movimiento de Liberación Nacional, que atenta contra los
poderes constituidos del estado, o por eso los militares tuvieron que
tomar la decisión de combatir la lucha armada. Eso no resiste el
menor análisis, porque los golpes de estado se dan en el 73, cuando
la guerrilla había sido derrotada en el 72. Uno de los principios
más importantes era destruir al FA, a la Convención Nacional de
Trabajadores (CNT) y quitar todo vestigio de resistencia al pueblo
uruguayo. El general Hugo Medina, un hombre de los más fuertes de la
dictadura y ministro del primer gobierno de Julio María Sanguinetti,
en un reportaje César Di Candia le preguntó qué hubieran hecho si
el FA en 1971 hubiera ganado el gobierno, Medina reconoce que ‘no
les hubiéramos entregado el gobierno’. En el 1971 ya se sabía que
los militares iban a intervenir, así como hubo un Plan de las 30
horas de la invasión de Brasil al Uruguay, está documentado y es
parte de la historia, al desclasificarse esta documentación
celosamente guardada, aparece la verdad y detrás de todo esto está
el Plan Cóndor, ¿y quién lo impulsa el Plan Cóndor? El imperio
norteamericano.
¿Qué repercusiones
tuvo el libro a nivel de los militares golpistas?
El más absoluto silencio.
Todos mis trabajos son siempre documentados, escribo, analizo,
siempre al compás de lo que hago, está el documento que autentifica
lo que estoy informando. Llevo unos diez libros socio políticos
publicados, están muy documentados, y nunca ningún diario de la
derecha, ni ningún medio de comunicación de la derecha hizo
referencia alguna. Mis trabajos no existen, tuve catorce entrevistas
en Montevideo y una telefónica muy linda para el Semanario Arequita
de Minas, hasta ahí todo sensacional. No han dicho nada ¿qué
pueden decir?
¿Quedan aún historias
ocultas de la dictadura?
Quizás sí, pero respecto
a los compañeros militares, acordamos que esta es una etapa
cumplida, y vamos a ver qué repercusiones puede tener todo esto.
Incluso fuera del país.
Y para usted
personalmente ¿cómo fue escribir este libro?
Fue una gran satisfacción,
era una gran deuda pendiente que tenía el pueblo uruguayo y los
periodistas o escritores uruguayos con un tema absoluta e
injustamente relegado, cuando tiene un valor -para mí- incalculable.
Es el testimonio de gente que nunca tuvo voz. Le he dado voz a esa
gente que no fue escuchada. Es muy gratificante escribir sobre lo que
realmente se quiere escribir y debe escribirse, por eso siempre he
dicho que no se puede escribir sobre renglones torcidos, como dice el
viejo adagio alemán, y uno trata de rescatar lo mejor de todo lo que
es la vida sobre este suelo charrúa.
Para escribir como
usted lo hace debe, además de talento, contar con una independencia
y libertad que no siempre está.
Absolutamente. Me da pie
para dar una respuesta que he dado en más de una oportunidad, y se
lo dije a los amigos de Semanario Arequita. Como periodista me he
muerto de hambre porque nunca en más de 30 años de periodismo -es
verdad- nunca escribí una línea de la que no estuviera de acuerdo,
y me costó carísimo. Pero me sentí muy bien, porque soy dueño de
mi propio hambre.