Librería Acuarela presentó en el
marco del ciclo “Escritores y libro 2016” al escritor Ignacio
Martínez, y a su libro “Una vez en los Andes…”, en diferentes
encuentros realizados en el Colegio San José y el Instituto Eduardo
Fabini.
EL AVIÓN QUE CAYÓ EN LOS ANDES
Martínez llegó temprano: “está muy
fea la ruta con la niebla, y me vine despacio y aquí estoy” dijo,
al ingresar a Librería Acuarela, donde Primera Página
conversó con él sobre “Una vez en los Andes …”, que tiene
como soporte la tragedia que vivieron los uruguayos del avión que
cayó en los Andes en 1972. Contó el escritor que llegó a escribir
este libro a través de “una propuesta muy concreta” de Maria
Elena Páez -la hija de Carlos Páez, uno de los sobrevivientes de
los Andes-, “que desde hacía varios años tenía la intención,
porque alguno de sus hijos y nietos de otros sobrevivientes
reclamaban saber esta historia a través de un libro que fuera
accesible para los chicos, los adolescentes. Terminó en editorial
Planeta con la que yo trabajo desde hace varios años, y Planeta
consideró que era yo quien podía encarar esto. Escuché la
propuesta, y asumí el desafío”.
Una historia que tiene varios
libros.
Sí, es un tema muy conocido, los
sobrevivientes son de mi generación, somos sesentones, recuerdo el
mes de octubre cuando cayó el avión y también el mes de diciembre
de 1972, cuando aparecen. Sabía de lo que iba a hablar, pero había
que buscar dos o tres líneas muy concretas: contar todo, no guardar
nada; hacerlo de manera tal que estuviera absolutamente desprovisto
de cualquier sesgo sensacionalista, morboso, alejado de la verdad, o
con grandilocuencias que no son; y tratar de encontrar la esencia de
la historia, que es la condición humana y el valor de la vida cuando
está a punto de irse. Con esas premisas, con el auxilio de la poesía
y del mejor lenguaje, la mayor ternura y disponibilidad que
entendieran que el público es muy inteligente y podía entrever lo
que podía decir. Con todo esto construí la historia. Hubo dos
borradores que no me satisficieron, y una tercera que me sedujo,
quedé complacido por la idea. Pedí que algunos sobrevivientes
leyeran eso, lo hicieron y dieron su visto bueno. Sobre todo quería
saber qué pensaba la familia de Javier Methol Ferrer, uno de los 16
sobrevivientes que ya no estaba, falleció el año pasado.
Que además es quien cuenta la
historia …
Sí, el libro comienza con su nombre:
‘Javier estaba sentado en …’. Javier fue un hombre de profunda
religiosidad, toda su familia, que accede a las reglas planteadas en
la montaña. Perdió a su joven y bella compañera en el segundo gran
drama que fue el alud, había sobrevivido a la caída, pero no
sobrevivió a esa espantosa muerte que es producto del alud, y que
describo en el libro con todo el dramatismo del caso. Esa nieve que
cae en forma liviana, pero que se acumula, se endurece inmediatamente
y oprime como un sarcófago imposible de quebrar, si alguien desde
afuera no logra abrir algún agujero, te ahoga y te morís en
cuestión de minutos.
Trató la alimentación en la
montaña en el libro, y es curiosa la forma cómo evitó el morbo, a
través de la poesía, de metáforas.
Soy de los que creo que en ese
diciembre de 1972 hubo mucho sensacionalismo, morbosidad, y un mal
manejo. En mi libro no vas a encontrar la palabra antropofagia, ni
canibalismo, ni ninguna relación con aspectos que mal argumenten lo
que pasó. Lo que pasó fue la única posibilidad de sobrevivir, y
eso fue sobrevivencia. Acudí a alguna frase como ‘La luna iluminó
el cementerio improvisado donde estaba la única esperanza para que
vivieran los que habían quedado’. Para conmover y reconocer que el
lector va a entender lo que estamos hablando.
¿Cómo es la respuesta de los
adolescentes en esta actividad en colegios y liceos?
Cuando comparto con los chicos charlas
y lecturas, hay diferentes visiones, muchos desconocían totalmente
el tema, otros había visto la película, y hay quienes están
informados, entonces se abre un debate sobre cómo reacciona el ser
humano antes las situaciones límites, y el valor que tiene la vida
cuando en el último rincón de la oscuridad es posible prender una
llamita de esperanza. Pero además los chicos hilvanan esta situación
con otras tan terribles como la guerra, como los jóvenes en la
calle, la prisión, o accidentes como perderse en el desierto, o la
selva, un tsunami, un terremoto, es bien interesante la apertura a
hacer ese paralelismo, ¡qué bueno! Ahí aparecen temas como la
solidaridad, la cooperación, la voluntad, la fuerza, el empeño de
salir adelante estén planteados en las conversaciones que hago con
los muchachos.
Recomienda leer el libro con
adultos, en familia …
La lectura es más individual, pero
después viene el gran enriquecimiento de la lectura, que es el
compartir, discutir, debatir, es una buena idea en este caso. Como
decimos cada uno tuvo su cordillera.
¿Consiguió el libro que quería?
Sí. Me siento muy satisfecho con el
libro, ya va en la cuarta edición, se va a editar en Argentina y en
otras partes del mundo, lo que demuestra que era un tema para tratar.
Rosario “Charo” Rodríguez,
propietaria de Librería Acuarela, destacó el libro, “por lo que
trasmite en valores, y ejemplos para la sociedad” y agradeció a
Restaurante Ki Joia y al Hotel Verdón por el apoyo en las
actividades culturales que realiza Librería Acuarela.
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