Aingeru
(Ángel) Martínez, ingeniero electrónico, de 30 años de edad,
proviene de la ciudad de Rentería, Provincia de San Sebastián
(España), y recorre América del Sur en bicicleta. De paso por Minas
visitó Primera
Página y
comentó que su aventura se inició a finales de octubre del año
2014. Luego de 13 meses de recorrida por varios países de nuestro
continente, volvió a visitar a su familia en el País Vasco.
REPASO
DEL CAMINO
Aingeru
repasó que en esa primera etapa visitó Santiago de Chile,
Valparaíso (Chile), Ushuaia (Tierra del Fuego) y Rosario en
Argentina, Uruguay y Bolivia. La experiencia se reinició en Rosario
en enero de este año, prosiguió por Buenos Aires (Argentina),
continúa por Uruguay (Montevideo, Minas, Piriápolis, Rocha), Brasil
(Curitiba, Cataratas de Iguazú), Misiones (Argentina), norte de
Paraguay, la selva boliviana, la costa en Perú, Venezuela,
culminando en Colombia. Recorrió en bicicleta unos 11 mil
quilómetros, y a dedo o en autobús unos 5 mil quilómetros, sin
inconvenientes físicos de importancia.
VENCIDO
POR LA RUTINA
Recordó
que trabajaba como programador de movimiento en una empresa
fabricante de trenes. La rutina laboral “me venció”, dice, y
sintió “la necesidad de un cambio en el diario vivir, dejar de
pensar en las injusticias del mundo”, y sobre todo “renunciar a
la idea de que no estaba haciendo nada al respecto”.
Decidió
viajar “para buscar sentirme en armonía conmigo mismo”, y lo
hace en solitario, “para poder conocerme mejor, pensar en mi propio
perdón y ser más auténtico”.
CONECTARSE
CON LA NATURALEZA
En
su aventura “mayormente he tenido momentos agradables”, cuenta.
En la primera etapa “tenía la necesidad de estar solo, pensar y
contactarme con la naturaleza, recorriendo caminos y pernoctar en
espacios agrestes, aún cuando no sabía nada de ser aventurero, lo
que conlleva en mi caso cambiar una rueda de la bici o armar una
carpa”.
A
medida que pasó el tiempo “me empecé a sentir, me di cuenta que
había hecho las paces conmigo mismo”. Conocer gente de otras
culturas “me ayudó a comprender muchas cosas, lo que me llevó más
al interés social que al de conocer paisajes”. “Conocí gente
muy solidaria, que brindó un espacio para armar la carpa en su
patio, un plato de comida y tardes y noches de conversaciones y
conocimientos de las diferentes experiencias de vida”, recordó.
SOLIDARIDAD
Y CONSEJO
Su
interés por conocer Minas surgió a partir de un encuentro casual en
las Termas de Guaviyú con Andrés Gallo, comunicador radial minuano,
quien “sin conocerme gentilmente me ofreció su hospitalidad”, y
siguiendo los consejos de una chica italiana “que me dijo no me
fuera de Uruguay sin conocer esta ciudad y sus alrededores”.
LA
BICI, EL EQUIPAJE Y UNA EXPERIENCIA POSITIVA
Aingeru
circula en una bicicleta todo terreno Trek, que compró por 650
euros en
el año 2014.
Lleva unos 40 quilos en la bici, sumando carpa, garrafa, saco de
dormir, colchón inflable, almohada, cocina, olla, sartén, pava,
cubiertos, ropa de bicicleta, de invierno y verano, “y hasta un
pequeño ordenador en el cual cuento mis historias del viaje”.
“Sin
dudas mi experiencia resulta muy enriquecedora, no solo por el
conocimiento nuevo, sino también porque la misma me ha dado mucha
paz espiritual, energía positiva, ganas de vivir cada día y con el
objetivo de poder enseñar matemática y física en un marco
animado”, concluyó.
Aingeru
cuenta con un blog (vivirnadamas.wordpress.com),
en el que muestra
su viaje con fotografías y habla sobre los lugares que hasta ahora
ha visitado.
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