Falleció ayer 21 de marzo, el gran
escritor Tomás de Mattos. Aunque nacido en Montevideo, en 1947, era
considerado un escritor tacuaremboense, porque en esa ciudad se
desarrolló su vida, junto a otros grandes de las letras como
Washington Benavides, Mario Benedetti, Víctor Cuhna, Carlos
Benavides, Circe Maia y otros.
LIBROS, LIBROS
Empezó publicando en el semanario
Marcha, a mediados de la década de 1960. Dos de esos textos fueron
incluidos por Ángel Rama en “Cien años de raros” (1966). Nueve
años después publicó “Libros y perros” (1975), en el que puso
de manifiesto sus excepcionales aptitudes como narrador. A principios
de los ’80 publicó “Trampas de barro” (Premio Hermes de Correo
de los Viernes, 1981), en el que reunió algunos de sus mejores
cuentos como “La trampa de barro” y “Padres del pueblo”. En
1984, publica “La gran sequía”, donde expresó sus inquietudes
religiosas. Sería con la novela histórica “¡Bernabé! ¡Bernabé!”
(1988) donde consigue una consagración masiva, de crítica y de
ventas, basada en los hechos de Salsipuedes y el exterminio (o
genocidio) indígena llevado a cabo por Bernabé Rivera. Volvió a
publicar en 1996 “La fragata de las máscaras”, una interesante e
intensa mirada sobre la sublevación de esclavos en la que se basó
Herman Melville para escribir “Benito Cereno”. En 1998 publica la
novela “A la sombra del paraíso”, y en el 2001 “Ni dios
permita” (2001). Será en el 2002 con la publicación de la novela
“A la puerta de la Misericordia”, donde sorprende con la historia
de Jesucristo como protagonista, en un libro de unas mil páginas.
Las siguientes publicaciones de de
Mattos serían dos novelas de largo aliento, basadas en la biografía
de José Pedro Varela, “El hombre de marzo - La búsqueda”, en el
2010 el primer tomo, y “El hombre de marzo - El encuentro” en el
2013, el segundo tomo.
En el 2014 publica la novela “Don
Candinho o las doce orejas”, donde vuelve a la ficción, muestra a
un de Mattos con la creatividad y la libertad de intercalar en el
vertiginoso devenir de los hechos dentro de un complejo entramado de
contradicciones y de sutilezas en los vínculos de los personajes con
su destino, en su relación con los demás y con la noción del
deber, sin dejar de cuestionar los alcances éticos, que ya habían
quedado como una marca en sus anteriores novelas “A la sombra del
paraíso”, y “Ni dios permita” o los cuentos de “Libros y
perros” y “Trampas de barro”.
Obtuvo premios del Ministerio de
Educación y Cultura, la Intendencia Municipal de Montevideo, el
Bartolomé Hidalgo, el Morosoli y el Fraternidad. Colaboró en
Cuadernos de Marcha, Brecha y el Cultural de El País, y fue
columnista de la revista Caras y Caretas. Fue miembro de número de
la Academia Nacional de Letras y también Director de la Biblioteca
Nacional entre 2005 y 2010.
Estuvo varias veces en Minas
presentando sus libros, y recibió en 1997 la Medalla de Plata
Morosoli, de la Fundación Lolita Rubial.
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