La legendaria banda The Rolling Stones
estuvo en Montevideo. Tocó, emocionó, hizo vibrar a más de 50 mil
personas, y se fueron, y quedaron los ecos de este mítico, pero tan
real grupo, integrado por Mick Jagger, Keith Richards, Charlie Watts
y Ron Wood.
“A sus 72 años de edad, Mick Jagger
mantiene un físico envidiable con el que puede saltar y correr por
el escenario mientras canta cada día mejor. Keith Richards, apenas
unos meses menor, ha sorteado el estigma de encabezar año a año la
lista de estrellas de rock con mayor probabilidad de morir. Probó
todas las sustancias que ha encontrado, siempre de primera calidad,
incluso una mínima parte de las cenizas de su padre, según sus
dichos. Aunque todo el mundo sabe que a ese músico, del que la
guitarra parece una continuación natural de su cuerpo, le encanta
inventar historias. Charlie Watts, de 74 años, superó un cáncer de
garganta que se le manifestó hace más de una década y sigue detrás
de su batería, con gesto imperturbable y solidez de roca. En sus
ratos libres toca con su banda de jazz, esa música que lo apasiona.
A sus 68 años, Ron Wood, "Woody" para sus amigos, lleva
apenas cuarenta años en el grupo y se ha transformado en el socio
ideal de Richards para elaborar ese entramado de guitarras conocido
como weaving, donde no se sabe muy bien quién toca qué parte”, de
la nota de Luis Fernando Iglesias, en El País Cultural.
DE MINAS AL CENTENARIO
El empresario Carlos García fue a ver
a los Rolling Stone al Estadio Centenario. Aunque reconoce que no es
la banda que más le gusta, “fui porque me gusta toda la música, y
era una oportunidad única”, lejos adelante están The Beatles,
como la banda preferida. “Vi a Paul McCartney tres veces, la
primera en Buenos Aires, y las dos veces que estuvo en Montevideo,
¡fanático yo! (ríe). Es que la música de The Beatles fue la que
influyó más en mí, los Rolling estuvieron ahí, eran una
referencia de la época. Los Rollings son totalmente diferentes a The
Beatles”, dijo Carlos. Recibe a Primera Página en su
escritorio, lo que sería su ‘habitación propia’ -como diría
Virginia Woolf- , discos, libros, música, posters por todos lados, a
su espalda hay un posters de The Beatles, con la foto de los cuatro
músicos y la letra de “Yesterday” en inglés y español, al lado
otro con “Imagine” de John Lennon, de una vitrina asoma un disco
con la foto de Mercedes Sosa. “Qué voz, como canta esta mujer”,
al señalarle que no se queda todo en el rock, “ah no, toda la
música me gusta, toda”.
SON BLUES
Pero la nota son los Rollings, y al
volver a ellos, Carlos señala particularidades: “los Rollings son
blues, Keith Richards es fundamental en eso, y eso se nota cuando
suena la guitarra, no se sienten acordes convencionales, el tipo
maneja los arreglos con disonancia, con un tono que no se utiliza
comúnmente, no ves un re o un fa o un sol común, todo es arreglo de
blues para mí”.
SIN DESPERDICIOS
Resume al concierto como “una
experiencia muy buena, sin desperdicios”. “Tuve la suerte de
estar al lado del escenario, y fui con mi hermano Rubén (García) y
mi sobrino Álvaro (García), los vimos de cerquita (ríe, disfruta
contando) les vimos todas las arrugas, pero es un infierno cómo se
mueven. La energía que tiene Mick Jagger es la envidia de todo
veterano -y jóvenes también-, es imponente cómo se mueve, y eso
nos llegaba al público, moviliza, y además Jagger cantaba todo el
tiempo, una voz y un oficio impactante, un profesionalismo total,
todos. Y deben de tener todo, dietista, preparador físico, es
reflaquito Jagger. Invierten mucho tiempo, están preparados para
eso, son dos horas y media sin ningún problema, dale y dale, y por
eso va uno a verlos también, por todo ese profesionalismo y esto lo
hacen en todos lados. Un sonido espectacular, salí con la cabeza
aturdida, las columnas estaban frente a nosotros”.
PÚBLICO URUGUAYO
Carlos cuenta que el público “estuvo
muy bien, moviéndose siempre, porque contagian los tipos, mucha
gente joven, superaba a los que somos más grandes, o sea ahí se ve
lo bueno, ese trascender las generaciones”. Agregó que cuando vio
a McCartney por primera vez en Buenos Aires, “se me caían las
lágrimas, lloré, no tengo problema en reconocerlo, cuando lo ví en
Montevideo fue más light, yo estaba más tranquilo. Además en
Buenos Aires es distinto, los argentinos disfrutan del espectáculo
como si fuera una fiesta, acá no, se sientan y lo escuchan con cara
de ‘cantame, haceme el show’. Pero estos tipos nos movilizaron
mucho”.
EN VIVO MEJOR
Carlos se entusiasma hablando de la
música, y trasmite una gran alegría, sería mejor decir,
“Satisfaction” como canta Jagger, esa sería la palabra. Cuenta
que siempre quiso ver a los Rolling en vivo, “porque cuando leía
información de ellos, siempre encontraba que decían que en vivo
eran muy superiores al disco. Pete Townshend, guitarrista de los The
Who, dice en su libro “Who I am: Memorias” que estoy leyendo, que
The Beatles eran insuperables, pero que en vivo, los Rolling son
únicos, y es así. Los contrapuntos de las guitarras,
impresionantes. ¡Cómo suena el bajo tan bien tocado! La batería es
sobria, pero siempre haciendo un gran complemento. No hay discusión
que es un rock que ha servido de espejo para muchísimos músicos”.
Si vuelven, ¿va?
Sí, voy y los recomiendo. Yo creo que
van a venir. Dentro de dos o tres años están acá. Es un negocio,
pero es también arte, porque es muy profesional, muy bien hecho,
dejan todo para la gente. Les doy 11 puntos en 10.
¿Qué otro artista le gustaría
ver?
Phil Collins, que difícilmente venga,
ya está en retirada, dicen que haría dos conciertos más y deja,
Bruce Springsteen pero no viene para estos lados, Carlos Santana, me
encantaría.
“HABÍA QUE ESTAR”
También consultamos a Emiliano
Riccetto, músico, guitarrista de Chala Madre y de la Banda de la
IDL, sobre lo que fue para él este concierto de The Rolling Stones,
cuenta que mientras vivió en Estados Unidos (desde 1999 al 2012)
nunca los pudo ver, “y siempre tuve ganas de verlos en vivo, y
cuando se supo que venían, tuve dudas no por falta de ganas, sino
por fechas de toque sobre todo con Chala Madre. Mi hermana consiguió
las entradas y bueno salió, había que estar”.
¿Qué son los Stones para ti?
Con la música arranqué a los 14 años,
y lo que más se escuchaba era The Beatles en mi casa, pero el
tiempo, la maduración musical, hizo que empezaran a gustarme los
Stones, y desde hace mucho me fascinan, sin dejar de ver a The
Beatles como siempre los vi. Es arte puro lo que hacen las dos
bandas, y no se pueden medir, ni comparar, y como músico es un
disfrute verlos en el escenario a los Stones, es de un
profesionalismo y un talento impresionantes. Los dos grupos tienen
muchas diferencias, muchas coincidencias y son recontrabuenos los
dos, para qué comparar. Los Stones después de 50 años están ahí
arriba del escenario, permanecen, se reinventan, cambian, y tienen
una energía y hacen un show excelente. En Estados Unidos vi show de
Joe Cocker, David Mathieu, o Pink Floyd, Roger Waters, a Paul
McCartney allá, después lo vi acá, y ves que estos artistas vienen
acá y hacen un show de ese mismo nivel.
¿Cómo fue para ti ver en el
Centenario a los Stones?
Pah, cuando entramos y vi ese
escenario, te sacude, y cuando empiezan al primer acorde que tiró
Richards se me erizó la piel, y es como que bajó una piedra pesada
que son 50 años de rock and roll, que además disfrutas, gozas, no
encuentro palabras.
¿Coincidís que los Stones son
mucho mejor en vivo?
Los Stones y muchas bandas no son lo
mismo en disco que en vivo. A mí con McCartney, con Cocker, me pasó
lo mismo, no son lo mismo, el vivo es ver allí, es carne, sangre,
color, movimiento, sonido, y los Stones son energía con todo y todo
el tiempo, hay una magia que nace de que están tocando de verdad,
aquí no hay fiasco, y eso se trasmite. Mick Jagger, no lo podés
creer lo que genera en la gente, hubo gente en el show que estaba
mareada, por la humedad y el calor, él corrió, cantó, y no le pasa
nada, impresionante y tiene 73 años. Además estás seguro que lo
hacen todo porque lo sienten, no hay necesidad económica ni de fama
ni de nada, que haga que los tipos estén de gira en Uruguay, ni en
ningún otro lado, lo hacen porque pueden y con la convicción que el
show vale la pena, y que quien los ve, no se va a olvidar de lo que
vio en su vida. Yo por eso estoy agradecido de haber podido ir, y
agradezco sobre todo a mi hermana que fue la que más insistió y
organizó para que fuéramos. ¡Vi a los Stones en Uruguay, en el
Centenario! Es de locos.
Hubo una apertura también, no solo
económica, y se han podido ver shows muy importantes
Sí, sin eso creo que no se podría
haber tenido, hay una apertura cultural en la última década que
tiene que ver con invertir en cultura, creo que se había olvidado
invertir en cultura, y que es para un país el patrimonio más grande
que pueda tener -no lo digo yo, lo dicen los que saben- es hacer
grande cada vez más la cultura y la educación.
¿Hubo momentos que te sacudieron?
Sí, varios, cuando arrancaron con
‘Start me up’, o con ‘Jumpin' Jack Flash’ fue increíble el
riff de guitarra de Richards, y los dos temas que cantó. Pero casi
lloro, me emocionó con ‘Slipping away’ (Durmiendo lejos) que
habla de la relación de pareja en la vida del músico, y uno lo
traslada a lo que vive -y no soy un Stone, no me estoy comparando-
pero uno anda, va y viene y es divino tocar, pero también eso se
siente. Me emocionó porque además Richards trasmite un ángel y una
cosa indescriptible, pueden decir que ya no canta tan bien, pero el
sentimiento que tiene y con la guitarra es un fenómeno. Cada nota
que toca la mete acá, en el corazón. Y eso no se aprende, eso es la
vida, y la varita mágica que lo tocó. No hay otra.
¿Los volverías a ver si vuelven?
Sí, y ojalá vuelvan. Por ellos y por
lo que dijeron creo que volverían, pero hay muchas cosas en juego
cuando una banda de ese nivel sale de gira. Si vienen a Sudamérica,
van a venir a Uruguay, por todo lo que fue el Estadio Centenario, no
cabía una persona más, cuando estaban por salir los Stone, al
escenario se prendieron todas las luces de los celulares y fue
mágico.