Norma
Rodríguez, movilizadora comunitaria de la Comisión Honoraria de
Lucha Contra el Cáncer (CHLCC) en Lavalleja, informó a Primera
Página
sobre la importancia de concientizar a la población y sobre todo
“promover hábitos de protección solar en niños y niñas durante
sus actividades al aire libre, buscando que perduren a lo largo de
toda su vida”.
AUMENTO
DE CASOS
Rodríguez
expuso que en Uruguay, al igual que en el resto del mundo “el
cáncer de piel está experimentando un gran aumento en las últimas
décadas”. Al extremar las medidas de protección solar se busca
“disminuir los casos de cáncer de piel, reducir las quemaduras
solares, el envejecimiento y las enfermedades de la piel relacionadas
con la exposición solar. También se intenta reducir la aparición
de cataratas en la vista”.
LA
INFANCIA, PUNTO DE PARTIDA
Reveló
que recientes investigaciones muestran que en nuestro país, aún
existiendo información, “una gran cantidad de niños y niñas
siguen exponiéndose al sol sin los cuidados necesarios y continúan
registrándose quemaduras en la piel por esta causa”.
Apuntó
que la infancia es “el momento ideal para incorporar hábitos de
protección solar ya que el 80% de la radiación solar total que
recibimos a los largo de la vida ocurre en los primeros 18 años”.
NECESIDADES
Rodríguez
habló de la necesidad de protección del sol durante todo el año,
pero muy especialmente “desde mediados de setiembre hasta fines de
marzo, cuando las radiaciones UV son más intensas”.
Agregó
que el llamado Índice de Radiación Ultravioleta “pronostica la
intensidad de la radiación UV en una escala del 0 al 10, donde 0
indica un riesgo mínimo y 10 un riesgo muy alto”.
IMPORTANTE
INFORMACIÓN
Según
la CHLCC, el sol “es una estrella, emite luz, radiación infrarroja
y radiación ultravioleta. Fortalece los huesos y ayuda en el
crecimiento. Además, permite que las plantas puedan crecer y es
fuente de energía”.
“Todos
los seres vivos dependemos directa o indirectamente del sol, pero su
fuerza es tan grande que debemos tomar ciertas precauciones para que
no dañe el órgano más grande de nuestro cuerpo: la piel.
El
sol tiene gran valor en la síntesis de la vitamina D, pero para que
la misma se produzca, es suficiente exponerse al sol en horarios
adecuados tan sólo 10 minutos 3 veces por semana. El bronceado es
una manifestación del daño causado por el sol. Además, a partir de
las sucesivas exposiciones a lo largo de la vida, como la piel tiene
“memoria”, ese daño se acumula. Los días nublados, frescos y
ventosos también hay que protegerse. Como el calor disminuye, hay
una falsa sensación de protección pero la radiación ultravioleta
(UV), que no se ve ni se siente, traspasa las nubes e igual produce
daño. La radiación UV también traspasa el agua. La capa de ozono
forma parte de la atmósfera terrestre y está constituida por el gas
ozono, que al filtrar parte de la radiación UV, ayuda a protegernos
del sol. Fruto de la contaminación, esta capa se ha afinado, lo que
representa un riesgo para la salud”.
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