En el marco de actividades sobre la
memoria y la historia reciente, realizadas en el Centro Cultural La
Casa Encantada, se exhibe allí la exposición “Fotógrafos de la
apertura. Camaratres. Uruguay 1983-1985”. Además se organizó una
mesa de diálogo con los ediles Ernesto Cesar y Julián Mazzoni,
-Primera Página
ya informó sobre ambos eventos-. A esto se sumaron los
homenajes a Eduardo Mondello y a Margaret Burgueño, por José
Mondello, Ramón Lentes, Mariela Leis y el grupo Encuentro Lunar.
EDUARDO MONDELLO
Recordaron a Eduardo Mondello su
hermano José “Pepe” Mondello y Ramón “Tito” Lantes. Ambos
manifestaron su alegría y sorpresa por recordar a Eduardo. Su
hermano, dijo que “desde niño fue buenísimo. Éramos seis
hermanos. Eran tres mujeres, mi padre quería el varón y aparecí
yo, y luego tuvo suerte y apareció Eduardo. Hasta que Eduardo tuvo
12 años éramos compañeros de juegos, como todos los niños. Luego
mi padre se lo trajo para Minas y aquí hizo liceo, conoció a su
novia, se casó con una minuana. Para mí fue la visita a Minas, y me
venía en bicicleta a veces, porque aquí estaba Eduardo y tenía su
barrita de amigos que yo compartía. Luego fuimos militantes del
Partido Socialista, después cambiamos de militancia para el MLN,
además de hermanos y amigos, y de compartir las barras, compartimos
la militancia”.
LA INJUSTA MUERTE DE EDUARDO
Señaló Pepe que para él, para
Piriápolis “y para gran parte de Minas”, hubo un antes y un
después “de la injusta muerte de Eduardo”. “Y para mi familia,
ni hablar. Fue espantoso. Quedó un terror en Piriápolis. Me
prohibieron ir a vivir allí después que me soltaron del cuartel.
Cuando volví a Piriápolis, cuando mis padres aún vivían, me
pasaba lo mismo que a mi sobrino Marcos (hijo de Eduardo), nos
sentíamos mal allí. Se sentía aquel miedo, aquel terror que hasta
hoy la gente siente, estando en plena democracia. Tenemos que vencer
eso, si no jamás vamos a tener una verdadera democracia. Mi hermano
cumplía con uno de los requisitos para ser un gran demócrata: era
fraternal con todo el mundo. Para él no había banderas, era
compañero de todos”.
“¡QUÉ DIFÍCIL ES CONTARLO!”
Ramon “Tito” Lantes, agradeció la
invitación. “Es un honor participar de esto. Yo soy serrano. Soy
nacido en la 2ª Sección, en Solís de Mataojo, con dignos
representantes como Eduardo Fabini, Manuel Espínola Gómez y Juan
Capagorry. Por la vida terminé trabajando en Pan de Azúcar. De ahí
me vinculé con Piriápolis, con la familia Mondello, con Pepe y con
Eduardo. La vida, nuevamente, nos volvió a separar. A él en Punta
Carretas y a mí en el Regimiento 4 de Ingenieros. A él lo llevan, a
mí me liberan, a él lo liberan a los pocos meses, nos volvemos a
encontrar. Y seguimos ese camino juntos hasta 1976. Nuevamente a él
lo llevan, muere, y salimos de su entierro y nos llevaron a nosotros.
Fue un desmadre de violencia y de terror, qué difícil es contarlo,
transmitir. A veces van saliendo, objeto de los cruces, de las
conversaciones, como en cuentagotas. Es algo parecido a lo que
sucedió con las víctimas del nazismo. Las experiencias traumáticas
dejan una secuela que lo único que las puede vencer es el tiempo”.
INDIVIDUALISMOS POTENCIADOS
Respecto a Eduardo, dijo que los unía,
además de la afición a la fotografía, “la sensibilidad”. “Me
gustaría recordarlo (y que todos lo hicieran) con una media sonrisa,
una sonrisa medio de costado que pintaba a Eduardo de cuerpo entero.
Pienso también que el mejor homenaje que se le puede hacer es
recordarlo en este momento y en el entorno de una mesa redonda sobre
la democracia. En estos momentos en que el individualismo está
potenciado a través de todos los medios, donde se estimula el ‘hacé
la tuya’, el nuevo uruguayo, que es todo lo contrario a lo que es
la participación, la fraternidad, el pensar en el otro, de respetar
al otro, cosas fundamentales para una democracia”.
A TRAVÉZ DE LA LUCHA POPULAR
Tito tiene recuerdos de su “militancia
temprana”. “Sentí todo el camino de violencia que se fue
generando en Uruguay desde años antes del ’54 y que se iba
expresando a través de distintos síntomas de la sociedad. De la
dictadura se salió a través de la lucha popular, por supuesto, pero
a través de un pacto con una base neoliberal, donde ese
individualismo está inserto. Estimulación del consumo y
reestimulación del individualismo para no resolver nada
colectivamente. Pensar una nueva democracia es también pensar en un
nuevo pacto social y político, porque esta democracia no es la misma
del año ’85. Hay una agenda de derechos que no estaba presente en
los otros pactos democráticos. Después que fueron satisfechas
determinadas demandas de la democracia hay otras que contemplar, y
hay otros sectores que vivieron oprimidos que deben ser contemplados
en un nuevo pacto democrático. Son cosas que hay que pensar para
adelante. Yo no le veo otra salida que no sea una Convención
Nacional, para que se discuta una nueva constitución para discutir
un nuevo pacto social. Tengo grandes esperanzas en el pueblo uruguayo
porque lo conozco y he tenido muchas pruebas de su comportamiento y
solidaridad. Cuando salí de mi primer período de prisión, vivía
en Piriápolis. Entré a un comercio y su propietario se puso a las
órdenes de lo que precisara, era el representante del pachequismo en
Piriápolis. Él sabía quién era yo y yo sabía quién era él. Eso
me demostró la calidad humana del uruguayo”.
SE INVITÓ, PERO NO VINIERON
Mariela Leis, señaló que para la mesa
de debate y homenaje se invitó a representantes de otras fracciones
políticas, “para que fuera el espectro más amplio posible, porque
la democracia la construimos entre todos, la defendemos entre todos,
sin cintillos políticos. Lamentablemente, por diferentes razones, no
han podido participar pero queremos dejar en claro que la invitación
fue formulada”.
MARGARET BURGUEÑO
Seguidamente, para recordar a Margaret
Burgueño, Leis leyó pasajes de la oratoria de Narciso Renón cuando
se colocó la placa en la casa de Margaret, en 2007, publicadas en
Semanario Arequita: “Formabas parte de una juventud continental y
uruguaya que desde la década del ’60 supo ver y analizar la
realidad, se involucraron en ella y se comprometieron con ella. En tu
sencillez, en tu humildad, en tu austeridad, pero encima de todo en
tu solidaridad, aportaste el ejemplo de tu presencia y permanencia en
tus opciones y decisiones, no las violentas, no las de pistoleros o
patoteros o terroristas, tampoco fueron opciones románticas o de
revolucionarios de café, sino que sin otro delito que ser crítica,
formaste parte de aquella juventud que por esto, por ser juventud y
crítica molestaba, que decidió enfrentar con valentía y rechazar
aquellos sistemas, estructuras y situaciones injustas, hirientes e
indignas de nuestro país y de nuestro continente, y te uniste a los
que trabajaron para cambiarla”.
Continuó Leis leyendo: “Nuestra
historia no puede y no debe ocultar el conjunto de páginas que
fueron, son y constituyen nuestra vida, nuestra historia y nuestra
cultura. ¿Puede haber alguien que decida cuáles son las páginas
que deben faltar? ¿Con qué derecho? Estamos contigo Margaret para
que de nuestra historia, de nuestra cultura, de tu historia y de tu
cultura jamás falte ninguna página. Margaret, cuentas con nuestra
lealtad, te acompañamos siempre en tu vida como acompañamos, tal
como tú hiciste y tantos jóvenes lo hicieron y lo hacen, al
anciano, al enfermo, al niño desvalido, al que está sin trabajo o
al que ha quedado sin familia”.
“Margaret, elegiste el mejor camino,
el del amor comprometido, el del amor solidario como el de Jesús. En
la vida y en la historia solo el que sigue la senda que él marcó y
señaló, en esta senda de amor solidario, el hombre se hace hombre,
la historia se hace historia y la vida es vida para siempre.
Margaret, te seguimos acompañando porque formas parte de la historia
nueva y de los hombres y mujeres nuevos, porque formas parte de
nuestra historia, y porque de esta historia nunca faltarán las
páginas de tu época y de tu vida. Esta placa que hoy todos
contemplamos quiere perpetuar nuestra promesa y nuestro compromiso”,
Finalmente, integrantes del grupo
Encuentro Lunar dieron lectura a poesías de Margaret Burgueño, lo
que generó un clima emotivo y de comunión, entre las palabras de
Margaret -desaparecida en la dictadura- y los hoy oyentes de su
poesía.
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