Se presentó en el teatro
Lavalleja - colmado- el grupo “Rajatablas” con el espectáculo "Entre Nosotros
Delmira", puesta en escena de la obra teatral de Milton Schinca “Delmira”.
Según un informe de prensa,
el grupo Rajatablas, “es la unión de dos vertientes, por un lado la experiencia
de Amalia Quintela en la ciudad de Pan de Azúcar con ‘Catorce teatreando’ en
los años noventa, que luego se transformara en "Grupo 14" del 2002 en
adelante. Por otro lado Lorena Rocchi oriunda de Minas, donde comenzó sus
primeras actuaciones en la Casa
de la Juventud
y en la Comedia
Municipal de Lavalleja entre los años 1975 y 1980. Entre 1988
y 1991 Lorena cursó y egresó de la
Escuela de Artes Escénicas ‘La Gaviota’. Se traslada a Piriápolis,
formará el grupo ‘Salsipuedes’, brindando espectáculos teatrales desde 1996
hasta el 2002, que parte a España donde seguirá haciendo teatro”. Hoy, lleva adelante
un curso de arte escénico en la
Casa de la
Cultura de Solís de Mataojo.
Rajatabla es un nombre
importante en el teatro internacional. Corresponde a un legendario grupo
venezolano creado en 1971 por el director Carlos Giménez, con una profunda
enjundia creativa, provocadora, rebelde y de libertad expresiva y de
principios. Según explicó Rocchi, no fue tomado por esa referencia el nombre,
sino porque la propuesta “es rajar las tablas del escenario, desde la creación,
desde la entrega, desde los personajes”.
SCHINCA Y “DELMIRA”
No queda clara cual fue la
intención de cambiarle el nombre original a la obra “Delmira”, por “Entre
Nosotros Delmira”. Rocchi dijo que “antes de la obra se proyectan diapositivas
sobre la vida de la poeta Delmira Agustini, (Montevideo, 1886 - 1914) y se
escuchan varios poemas de la poeta grabados”. Es cierto, pero no agregan nada
al espectáculo, lo que importa es la obra, que escribió el poeta, dramaturgo y
escritor Milton Schinca (Montevideo 1926 – 2012), autor de excelentes obras
como “Bulevar Sarandí”, sobre la vida de Roberto de las Carreras, o una zaga de
obras históricas como “Bernardina Frogoso de Rivera”, “Ana Monterroso de
Lavalleja”, “Las artiguistas” interpretadas por la actriz Estela Castro. También
escribió “Los Blanes”, que luego pasaría a llamarse “Nuestra Señora de los
Ramos”, por nombrar solo algunas. En narrativa “Hombre a la orilla del mundo”,
una mirada sobre Artigas en el Paraguay, o crónicas como “Mujeres desconocidas
del pasado montevideano”, o las desarrolladas en “Bulevar Sarandi”, que fueron
parte de un programa de radio.
DOS DELMIRAS, DOS MUJERES
El abordaje que hace Schinca
en “Delmira” de la poeta es provocador y exigente. Crea dos Delmiras (dos
actrices hacen el personaje): la hija tímida y centrada dentro de su casa junto
a sus padres; y la poeta, la fogosa, la incomprendida por sí misma -varias
veces lo dice en la obra- y por la sociedad, y todo gira en un ejercicio teatral
profundo, pero claro e iluminado, que sorprende al público y lo atrapa,
acompañada de los personajes centrales en la vida de Delmira: Enrique, el
marido; el padre Santiago Agustini, la madre María Murtfeld Triaca, André Giot
de Badet, Manuel Ugarte y Rubén Darío. Con un lenguaje poético, pero también contundente
y realista, Schinca recorre tramos de la vida de Delmira, a través de escenas
cortas y notablemente ensambladas, y aunque se sabe el final, es sorprendente y
límpido.
GRAN DIRECCIÓN
La dirección de Amalia
Quintela y Lorena Rocchi fue ajustada, segura. La obra no decae, se va
potenciando con movimientos acertados, creando climas muy intensos y rápidos a
la vez, fluye con gran delicadeza la acción. Apoyadas en una iluminación,
sonido y vestuario acorde, y una muy bien resuelta escenografía, consiguieron
un espectáculo que gustó mucho al público, el que salió emocionado y conmovido.
CRECIENDO
Las Delmira de Gabriela
Invernizzi y Silvana Alonso dieron esa dualidad que busco Schinca, expresando
esa belleza, misterio, lujuria, poesía y fatalidad. El resto del elenco Andrés
Ubal, Gabriel Pérez, Pablo Acosta y Lorena Rocchi -aunque algunas veces no
daban el “physique du rôle” (el físico del personaje)- consiguieron salir con
dignidad ante la tan alta exigencia de
la obra.
FUERTE VOCACIÓN
Está bueno que un grupo de
teatro se ponga exigencias, trabaje, y transite sobre grandes textos. Sabido es
que el teatro, como hace pocos días decía a Primera Página Gabriela
Iribarren, es ante todo es vocación. “Nadie se decide por esto para enriquecerse,
pero son carreras fundamentales de la humanidad, y son las bases de la cultura
y de cualquier transformación social, porque el arte y el teatro en particular
lo que hace es levantar valores”. Y Rajatablas demuestra tesón, trabajo y
vocación.
La gira que trajo al grupo Rajatablas
a Minas, está dentro de las exigencias del Premio Pro Cultura de la Intendencia de
Maldonado, con el que fuera galardonado dicho grupo.
Por Gorge Gómez
Foto: Escena de la obra. (Foto de Barujito Foto/Jorge Peña)
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