En el marco del ciclo “Libros en el escenario”, fue
presentado en el teatro Lavalleja el libro “El caso Bonapelch” de Hugo Burel
(Montevideo, 1951), donde estuvo el escritor, y hubo una cálida receptividad
del público hacia esta novela, en la que aún quedan de sus personajes reales
algunas historias o leyendas, y que Burel con maestría los entremezcla con la
ficción, en una novela negra. Previo a la presentación, el escritor muy
gentilmente conversó con Primera Página.
Entre las leyendas de
Bonapelch, está el chalé que construyó para regalarle a Gardel.
Sí, Bonapelch le hace el chalé a Gardel que nunca se lo
puede regalar, porque Gardel se muere antes de terminarlo. Eran muy amigos,
hubo muchas leyenda a esa relación, incluso de una relación homosexual, pero
que no están comprobadas, y como escritor no puedo bajar a ese tipo de miradas.
En la novela me limité al caso histórico: la
muerte de Salvo, la implicancia que tuvo su yerno Bonapelch, el
conocimiento que tenía con Guichón que es
quien atropella a Salvo, en Paso
Molino. En torno a eso creo una trama de ficción que empieza en Nueva Cork, en
el año 1933, con un detective que trabaja en una agencia, que tiene la
peculiaridad de haber nacido en Uruguay y haber emigrado muy chico a Estados
Unidos. Alguien contacta en la agencia desde Montevideo, porque la
investigación sobre la muerte de Salvo estaba empantanada, se necesitaba un
profesional que avanzara, y se les ocurre que un detective norteamericano
podría hacerlo, no saben que finalmente les mandan un uruguayo, que es Güido
Santini, que llega a Montevideo que es lo opuesto a Nueva York, construida
desde la altura y la verticalidad a una ciudad chata que tiene un único
rascacielo, el Palacio Salvo, construido por el muerto y eso lo llama la
atención…
Era un Uruguay muy
especial, la dictadura de Terra…
Se había instalado el 31 de marzo la dictadura de Gabriel
Terra, y 20 días después muere Salvo, que no incide en lo exterior, aunque se
reconoce que Bonapelch estaba vinculado a Terra, estaba protegido por el poder,
por eso se cree que la investigación no avanzaba. Bonapelch tenía una serie de
vínculos importantes, fue elegido como suplente como convencional, o
constitucionalista para redactar una nueva Constitución por el Partido
Nacional, o sea, tenía vínculos políticos. Todo eso arma un clima…
¿Cómo se trabaja ese
entretejido de ficción y realidad por parte del escritor?
Yo soy escritor de ficciones, no soy un cronista histórico,
al tomar un episodio real, no quería ceñirme a lo que sucedió realmente, que
eso está respetado, pero la trama es detectivesca, es una novela negra, un
género que tiene sus reglas.
Usted ya tiene
experiencia en este género.
Sí, publiqué “El desfile salvaje”, “El corredor nocturno”,
que se hizo también en cine por el español Gerardo Herrero con Miguel Ángel
Sola y Leonardo Sbaraglia. Si miro hacia atrás, a mis últimas novelas les he
dado una trama de thriller, de misterio.
¿Es lector de thriller?
Sí, sí, me gusta mucho, he leído mucho Chandler, Hammett,
Elroy, y en esta novela
“El caso Bonapelch” tomé esa historia porque en sí misma con
sus alternativas, las ambiciones que se transparentan, la historia negra de ese
personaje, era una trama que calzaba en esa lógica de la novela negra de esa
época, no de la mirada inglesa que ponía los crímenes en las bibliotecas y los
culpables eran los mayordomos. En Estados Unidos se da vuelta eso y el crimen
es como un comentario social, la novela negra describe la sociedad, no la
idealiza, ese clima de Montevideo era de novela negra, la dictadura, el vínculo
de Bonapelch con el poder. Y es bien montevideana, bien uruguaya.
¿Por qué escribe
Burel?
Escribo porque es una
necesidad, no podría no escribir, es un misterio. Necesito la escritura, la
necesito como una fuerza vital absolutamente ligada a una interioridad que se
manifiesta a través de la escritura, y con un placer que me produce escribir,
inventar, crear historias
¿En usted es
compulsiva la escritura?
Estoy en dos o tres proyectos simultáneos, siempre tengo
algo para escribir, novelas, guiones de cine, y con los años y la experiencia
es un oficio.
También escribe en
revistas…
He dejado en este momento el periodismo, me voy a dedicar
más a la escritura de ficción, el periodismo me gusta mucho, pero come mucha
energía desde el punto de vista del tiempo. Estoy ahora dedicado a la ficción.
Su cuento el “Elogio
de la nieve”, ganador del Juan Rulfo, tuvo versiones de cine, teatro y en
televisión. Canal 10 lo hizo con todos los próceres del teatro uruguayo.
Sí, sí, tuvo un guión hecho por Antonio ‘Taco’ Larreta, para
hacer en cine, después yo hice una versión teatral que la produje y escribí y
dirigió Marcelino Dufau, en 1999, con un elenco formidable. En Canal 10, hace
tres años, se hizo una versión en el ciclo Somos, también con un cuadrazo,
Roberto Fontana, Roberto Jones, Delfi Galbeati, que acaba de fallecer, Héctor
Guido, era una selección. Fue un ciclo que filmó cuatro cuentos, uno de Milton
Fornaro, otro de Delgado Aparaín, otro de Henry Trujillo y este mío. Era un
proyecto muy lindo, pero no se continuó, me habían comprado los derechos para
otro cuento que es “Contraluz”, quedó sin hacer, es una lástima, porque genera
muchas cosas, trabajó mucha gente, en “Elogio…” se filmó en un boliche de la Ciudad
Vieja, hubo muy buena producción, se hizo con mucho cariño, Canal 10 puso mucho
para que todo saliera bien, AGADU participó, era un proyecto muy lindo, una
lástima que no tenga continuidad.
¿Hay algún otro libro
para este año?
Hay una novela terminada, pero no sé si la presentaré este
año, tiene una cosa policial, en la década del ’60, bien serie negra, pero no
te voy a dar el título.
Muchas gracias, un
placer entrevistarlo
Gracias por la entrevista, me gustó mucho.
Por Gorge Gómez.
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