Silvia Pérez Echavarría, está exponiendo siete obras
en un espacio nada convencional: la vidriera de Farmacia Garmendia-Sabia, lo
que potencia el acercamiento de la artista con el público, con singular éxito.
Pérez Echavarría, asistió: al taller de Eduardo De La
Puente, al taller de cerámica de Amigos del Arte, con el profesor Raúl Sena y
al taller de cerámica de la profesora Blanca Rodríguez, es egresada de la
Escuela Pedro Figari en dibujo publicitario y serigrafía; hizo el taller de
comics del profesor Ricardo Ardito, auspiciado por la Fundación Lolita Rubial.
Es egresada del Instituto Escuela Nacional de Bellas Artes, -asimilada a
Facultad-, con el título de Licenciada en Arte - Artes Plásticas y Visuales, en
el 2006.
A expuesto en el Instituto de Formación Docente de
Minas, en el Salón de Jóvenes Plásticos en el Palacio Legislativo, muestras
colectivas de Amigos del Arte, en Farmacia Garmendia-Sabia, en Café Almandoz
(en la época que el dueño era el Sr. Paroli) combinando artes plásticas con la
música del dúo Librecanto y el apoyo del artista plástico Daniel Fernández.
Expuso en el Paseo de Artes y Artesanías de Piriápolis, durante ocho años
ininterrumpidamente, y en la Casa de la Cultura de Pan de Azúcar. Participó en
muestras colectivas con el taller del profesor Héctor Laborde, y en una exposición
individual en la Sala Miguel Ángel Pareja, y participó con el Taller de
Técnicas históricas-grabado, en una exposición de intercambio, en la
Universidad de San Pablo (Brasil).
UN LUGAR ESPECIAL
Pérez Echavarría, respecto a la interesante idea de exponer
en la Farmacia Garmendia Sabia, explicó que “ya había expuesto, y gracia a la
gentileza de sus dueños y del personal, resultó una interesante experiencia de
contacto con la gente y me animó a realizar una segunda actividad. Fue bueno
ver que uno puede autogestionar espacios de difusión del trabajo propio y el de
otros artistas que también inician su camino. Respecto a esta muestra
Parpadeos, comencé a trabajar sin la expectativa concreta de una exposición.
Venía de un tiempo de introspección, de
replanteos, tras un período de docencia en sucesivos talleres en los que la
relación alumno-docente fue muy gratificante, aunque sentía que esa etapa
estaba cumplida, entonces, me aboqué a la producción artística exclusivamente.
Esta dedicación me animó a buscar nuevas técnicas, a probar nuevos lenguajes y
a incursionar en ciertas formas de la abstracción. El resultado fue un buen
número de obras entre las que seleccioné algunas para realizar una pequeña
muestra y nada me pareció mejor que ese ámbito que me fue antes tan propicio, y
que generosamente se me volvió a brindar. También formó parte de la decisión,
el desafío, “el no pedir permiso”, el salirse
de los circuito oficiales del arte. La gente que se encuentra con la
obra, lo hace de manera fortuita. Puede o no ser un observador especializado y
en eso radica la aventura estética, tanto para el creador como para quien
percibe la obra inesperadamente. Para mí
es un desafío y una sensación de libertad gratificante.
Las obras de Pérez Echavarría, muestran una vibrante
luminosidad, una muy buena composición en
el juego de las formas, de ondulaciones atrapantes a los ojos del
espectador, y hay misterio, con una paleta alta, delicada, potente, vibra el
color con una pincelada segura, pero también se destaca el uso de otros
materiales que no son solo la pintura.
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