por
Héctor Vernengo
NUÑEZ,
CARLOS. Carlitos para los íntimos y hoy para un pueblo. Hace muchos años se inició de mozo en la Hostería Bella Vista,
allá en el camino a Piriápolis, donde hoy Carlitos es famoso. Trabajó años en
ese oficio, tuvo un emprendimiento en el centro de Piriápolis, con el mismo
nombre que su establecimiento actual, que le sirvió de experiencia para darle
vida a ese portento gastronómico que es hoy Picasso, para muchos un 5
Estrellas. Hoy un restorán de fama generalizada que se ha ganado un espacio donde
nadie podía imaginarse -¡a ocho cuadras de la Rambla!-, en un entorno de
chalets tranquilos y familiares, y en un chalecito si se quiere modesto.
Carlitos arrancó allí hace 20 años, y poco a poco se transformó en ese hito,
hoy inconmovible. Arrancó con una hinchada como habría querido el propio Piria,
porque contar con una tríada como la que integraban Eduardo Galeano, El Tola
Invernizzi y “El Rengo” Pinio Ungerfeld, fue como nacer santificado. Dudaron en
el nombre y estuvieron por ponerle “Los Cuatro Gatos”, en recuerdo del
auténtico Picasso,
pero finalmente prefirieron el del propio malagueño.
Carlitos, envuelto en ese ropaje tan modesto y cómodo, siempre de una blancura
inmaculada -tal como se ve en la foto-, ha marcado junto al fuego esa forma de
preparar el pescado, que ya ha trascendido fronteras, porque tiene un equipo de
propaganda que ni Claudio habría podido suministrarle, ya que la recomendación
corre como reguero, y hoy por hoy hay que pedir hora para lograr mesa. Sin él
saberlo le apareció gratuitamente una recomendación en una guía turística como
Lonely Planet, la mundialmente célebre revista australiana de viajes, y su fama
internacional se ha hecho notoria, lo que es patente en muchas mesas de turistas y buenos gourmets. Allí
además -y por añadidura-, hay una oferta gastronómica completa y acorde,
apoyada por un contingente también orgulloso, que atiende hasta el detalle y de
buen tono, todo lo que se le requiere. Y Carlitos no es capaz de mentirle a
nadie, y a través de sus famosos acompañamientos del pescado pone de manifiesto
sus preferencias ideológicas y partidarias, Y también, muchas veces y estentóreamente,
su amor por Nacional, el gran equipo uruguayo. Dos amores que compartimos
siempre. Empezamos a querernos sin conocernos, y por mentas. Y hoy él,
sonriente, me acusa de bocinear en las noches desde una ventana, cuando
estuvimos juntos -y sin vernos nunca-, en Libertad, aquella cárcel de la
ignominia. Hoy, con mucho andar a cuestas está consolidado, y hasta uno puede
imaginarlo de riñón cubierto. Es muy lindo arrimarse y encontrarse con tanta
gente, como por ejemplo el Profe Piñeyrúa; el propio Piñe, seguramente gastando
un préstamo de Creditel; con alguno de los Leis o con el escribano Zeballos; o
como la otra noche con Guillermo Stirling, y con tanta gente querida. Y para
rematar te cuento lo modesto del precio, ante
la calidad y contundencia de todo lo que allí te ofrecen, escuchando por
añadidura un buen tango. Abierto todo el año y sin aflojar. Vale Carlitos, eso que has creado, un verdadero
rincón para los afectos, a los que les gusta expresarse ante una buena mesa.
0 comentarios :
Publicar un comentario