En el marco de Libros en el Escenario, estuvo en el Teatro
Lavalleja el escritor, periodista y guionista cinematográfico uruguayo Fernando
Butazzoni, presentando su libro “Las cenizas del Cóndor”, una extensa novela
basada en el las circunstancias y personajes que abarcaron el Plan Cóndor.
Previo a la presentación, Butazzoni conversó con Primera Página. Lo que
sigue es parte de esa entrevista.
¿Cómo llegó a
escribir una novela sobre el Plan Cóndor?
La historia me buscó a mí, trabajaba en Radio Sarandí, en el
2000, y llegó un muchacho que me quería contar una historia, sospechaba que era
hijo de desaparecidos, quería que
alguien lo ayudara a investigar su historia,
su padre adoptivo era un militar que se había suicidado y su madre adoptiva se
negaba a hablar del tema. A partir de ahí empecé a tirar de la piola sobre
diferentes cosas que fui encontrando. Creo que ese fue mi mérito -si es que lo
tuve-, tirar de la piola me permitió encontrar elementos que me fueron
surgiendo, que eran un rompecabezas que no se podía terminar más de armar,
siempre había algo más, era inconmensurable, cada situación concreta se
enmarcaba en una situación general muy compleja, e internacionalmente muy
vinculada. En suma, fue una historia que me buscó a mí, y yo tuve que ponerle
la investigación para entenderla. Ese proceso me llevó 10 años.
El Plan Cóndor abarca
varios países, y diferentes ciudades. ¿Cuán compleja es la investigación?
Viajé a algunos lugares para investigar, pero lo más
complejo fue convencer a la gente involucrada que hablara. Está el caso de un
general del KGB, soviético -es un señor mayor que vive todavía-, tenía mucha
información. Lo conocí en Buenos Aires, hablé con él, después volví a hablar, y
después mantuvimos contactos a través del correo electrónico. Habla
perfectamente español, estuvo 30 años vinculado con América Latina, amigo de
Fidel Castro. Y la información me la daba de a pedacitos, yo estaba igual 6
meses esperando un dato, y mientras no me lo daba no podía moverme porque no
sabía hacia dónde ir. Lo mismo pasó con la protagonista femenina, Aurora, fue
muy difícil convencerla para que hablara, para que contara toda la historia, y
no una parte.
Es una novela, hay ficción,
hay historias verdaderas. ¿Cómo se entreteje?
Los únicos elementos de ficción del libro están vinculados
con la edición del texto, con el armado en fragmentos que me permitiera hacerlo
comprensible para los lectores. Los episodios y los personajes son reales,
muchos de los personajes viven, y están nombrados con sus nombres verdaderos,
salvo un par de casos, por razones de decoro o a pedido expreso, los demás
están nombrados con sus verdaderos nombres. Descubrí una historia personal, el
resto son todas documentaciones que se me fueron revelando a lo largo del
tiempo en expedientes, juicios, publicaciones, libros, material que estaba todo
muy disperso, traté de juntar todo y darle una lectura coherente para que un
lector común entendiera lo que había pasado en el Cono Sur en esa época.
¿Se puede definir el
Plan Cóndor?
El Plan Cóndor fue un proyecto pensado a largo plazo por
algunos organismos de inteligencia, con el apoyo y el aval del gobierno de
Estados Unidos, y de la CIA ,
y de otras agencias. Fue un plan destinado a borrar las fronteras nacionales,
en las tareas de represión y persecución de los opositores políticos. Involucró
a Uruguay, Paraguay, Argentina, Brasil y Chile, y otras partes. Investigando
eso, descubrí un elemento clave: todo el mundo pensaba que el Cóndor había
empezado a funcionar a fines de 1975 -a partir de una reunión oficial en Chile-,
pero en febrero de 1974 ya el Plan Cóndor empezó a funcionar con una reunión en
Buenos Aires a la que por Uruguay asiste el inspector Víctor Castiglioni,
director de Información e Inteligencia (de la dictadura). Se acuerdan ahí los
lineamientos centrales de cómo operar en otros países: reprimir más allá de la
legalidad, intercambiar información y prisioneros, utilizar documentación
falsa, utilizar dineros sucios, y eso se llevó a cabo puntualmente.
¿Terminó el Plan
Cóndor?
Ese es un gran tema. Si uno analiza, hay ramificaciones que
se extienden a lo largo del tiempo, porque el Plan Cóndor estaba vinculado a
otros grupos que operaban en Europa, en América Central. Pienso que
actualmente, la mayoría de las instituciones de esos países del Cono Sur,
Estados Unidos, o Italia, tienen un enfoque distinto de la problemática, y
sobre todo no hay enfrentamiento de superpotencias, como había en aquellos
momentos. Eso hace que las estructuras represivas del Plan Cóndor hayan ido
desapareciendo, como la coordinación, la operativa fuera de fronteras, lo cual
no quiere decir que no haya aún oficiales y civiles que siguen manteniendo
vínculos de “amistad” y de coordinación en algunos aspectos.
Son temas dolorosos,
donde las miserias humanas están llevadas al límite. ¿Cuánto sacude, o daña al
escritor que al fin y al cabo es un hombre?
Sí, queda, y mucho, esta novela me costó literalmente sangre, sudor y
lágrimas, no solo porque me llevó mucho tiempo, sino porque fui sometido a
tensiones, a estrés emocional fuerte, y te digo más, ahora, a un año de la
salida de la primera edición del libro, sigo recibiendo devoluciones de gente,
llamadas telefónicas, gente que quiere pasar un dato, otra que me recrimina
alguna cosa que puse. Y uno, al escribirlo se entrega por entero, después tiene
que aceptar las consecuencias. Ha sido difícil, para mí, y también para mí
familia no fue fácil.
(por Gorge Gómez)
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