Al inicio del taller de cerámica que Rubén Cano comenzó a
impartir en La Casa Encantada, Primera Página lo entrevistó, y
trasmitió las expectativas docentes y artísticas de este minuano radicado hace
casi 40 años en Palma de Mallorca (España) donde además de desarrollar su
propia obra, imparte docencia en diferentes instituciones de la isla. A menos
de un mes de terminar el ciclo en La Casa Encantada, aquellas expectativas son
certezas, y se pueden ver expuestas en la entrada de la institución varias
obras del taller, de una muy lograda manufactura, creatividad y diversidad.
HAY RESULTADOS
Cano asegura con alegría que “es una experiencia buenísima,
yo hace cuatro meses que estoy y el taller hace tres meses que está, y en ese
tiempo ha dado resultados. Hay alumnos que nunca habían hecho nada, empezaron
de cero y han logrado hacer piezas muy bonitas”. Han llegado a utilizar la
técnica de barro negro piezas negras, “que les ha salido muy bien”. Ahora encaran
hacer rakú, más complicado, porque lleva otra masa, otro horno, “y lo estamos
encarando para hacer el 21 de febrero la despedida mía, con música, y una
fiesta del rakú” (*).
“ME HA GUSTADO MUCHO”
Para Cano, regresar a Minas, ha sido “buenísimo” en todo
sentido. “Me han dado una muy buena acogida la gente, me ha gustado sentirme
otra vez del pueblo, aunque todavía hablo con cierto acento, son 40 años que
estoy fuera; siempre venía, estaba un mes y me iba,
ahora son 5 meses, y me ha
gustado mucho. Uno se empieza reencontrar con la gente, empiezas a ser parte
del pueblo. Soy otra vez Canito como era antes y me ha gustado mucho. Venía a
esto, a estar más, lo necesitaba, porque cuando estás fuera no te sientes, yo
necesitaba sentirme de un sitio que es este donde nací, me crié, más allá de
todo lo que es Palma de Mallorca, con todo lo bonito que es, no llegas a sentirte
parte. Mira que es gente muy cálida, muy bien, buena, pero siempre te hace
sentir que no eres de allí. Es así, son cariñosos, pero no sé qué falta que uno
nunca es de ese lugar en su totalidad, hay algo que no te deja ser, y eso que
hablamos el mismo idioma, a mi hermano que estuvo en Suecia le costó mucho más,
no aprendió ni el idioma, yo he aprendido el mallorquín, para integrarme un
poco más”.
METIDOS EN LA CERÁMICA
Vuelve a referirse al taller, se apasiona, dijo que ha
tenido alumnos de todas las edades -menos niños-, “y yo los veo posesionados,
metidos en la cerámica, gente que además de los días de clase, viene otros
días. Hemos ido a buscar barro fuera de Minas, que luego lo procesamos, ha sido
muy importante ver que tienen material, hay mucha creatividad, ganas, y eso es
valiosísimo”. Aseguró que “todo el mundo puede hacer cerámica, si habré tenido
alumnos a lo largo de mi vida, en la prisión en la que doy clases en Mallorca,
desde un chico tímido, cerrado, que empezó haciendo cosas pequeñitas, y terminó
haciendo a pedido mío un trabajo grande, con una total libertad y creatividad.
Sin atarse a las técnicas, que es lo que muchas veces nos mata a los
ceramistas, todo tiene que ser técnicamente perfecto, y no debe ser así, porque
el que pierde es el arte, pierde la historia”.
Rubén Cano recuerda que en una charla sobre arte preguntó
por qué una pintura tiene en general una cotización monetaria mucho mayor que una
cerámica, “y me respondieron, ‘es que los ceramistas matan la impronta, matan
el arte con la técnica’. Lo he contado miles de veces, y reconozco que es así.
Está el ejemplo de Joan Miró, que trabajaba en cerámica en el taller de Artigas
Llorent. Miró llegaba y se iba a un cajón, miraba y agarraba una pieza, y
Artigas Llorent le decía que esa no porque estaba mal hecha, y Miró le
respondía que no le importaba, porque él lo quería era pintarla. Y eso los
ceramistas generalmente no lo hacemos, las obras tienen que ser perfectas, y
eso nos mata. Entonces yo a mis alumnos intento enseñarles la técnica, para
después decirles, bueno ahora olvídenla y a trabajar. Porque después que
aprendes la técnica siempre adentro queda”.
Previo a la
entrevistas contaba que los ceramistas uruguayos le habían dado información
para conseguir materiales desinteresadamente…
Los encontré muy abiertos a dar, yo intento siempre dar para
recibir, y lo he logrado, y eso es muchísimo. Porque el egoísmo está, pasa
mucho con la artesanía, o con la cocina, no dan una receta completa, no dicen
donde se pueden encontrar los mejores materiales, eso no lo encontré aquí,
quiero a mi vuelta en setiembre ver si esta asociación de ceramistas que me
ayudó a mí, viene a Minas, que intercambiemos, que conozcan La Casa Encantada , y hacer
actividades, congresos, propuestas diversas. Y ha sido un puntal importante La Casa Encantada. Entramos en
una nueva etapa, me encuentro como integrado, ampliar, contactarnos con otros
centros culturales, no pisarse en las actividades, hacer algo que nos haga
crecer a todos, y que potencie a La Casa
Encantada.
A tu vuelta a
Mallorca nuevamente harás docencia.
Si, voy a dar clases. Sigo en la penitenciaría y en un
centro cultural, muy lindo, donde hay artistas que tienen su espacio, tocan
música, y ahí cerámica nunca hubo, y montamos un tallercito antes de venir,
hicimos rakú, y esto de montar talleres me gusta mucho. Y ahora volvemos a dar
clases allí.
Día atrás en televisión
en Los Viajes del 12 mostraron Palma de Mallorca, qué actividad hay, qué
importancia tienen las Islas Baleares en Europa por lo menos, mucho arte.
Si, lo vi, y se vio todo lo bonito que es aquello, los paisajes
hermosísimos, unas playas que son estupendas con un agua supertransparente, y
tiene toda la montaña, donde hay mucha arquitectura, y además es espectacular
ver desde la montaña, los pinos y el mar. Respecto al programa, le haría una
crítica, la música que pusieron no es música mallorquina. Hay
música
mallorquina como la que hace María del Mar Bonet, una voz hermosísima, muy
escuchada, y es de la nova canción catalana, a la que pertenece Joan Manuel
Serrat. Otra de las cosas que me llamó la atención es que cuando visitaron
Y la vida en
Mallorca, ¿es distinta a la de la península?
Sí, es distinto, es más tranquilo, económicamente está muy
bien por el turismo, hay mucho turismo alemán, inglés, francés, y ahora
japonés, y está muy bien posicionado.
¿Y en el arte?
Soy bastante crítico con este arte que se hace hoy, es muy
efímero. Hay buenísimos pintores mallorquines como Xam, pero lo nuevo son
performance que llegas y no entiendes lo que quieren decir, qué te quieren
trasmitir. Me fui a Barcelona a mirar galerías, para ver qué se hacía, y me
quedaba en casa de un amigo y cada día al regreso a la casa le comentaba a él,
he visto esto, o lo otro, y se lo decía como diciendo que eran porquerías, pero
él me dice, ¿te das cuenta que lo único que hablas es de eso? Anda, tenía
razón, pero era que me asombraba, algo queda seguramente, no sé, y aquí creo
que aún queda eso de la formación, de la búsqueda y no lo efímero.
No se preocupe que
hay y mucho de improvisación, mal gusto, y eso que pretenden llamar arte, hoy
estamos globalizados.
Sí, claro, porque todo llega, más hoy con lo comunicados que
estamos. Por eso fue muy lindo un encuentro que tuve con Vladimiro Collazo,
conversamos mucho rato, el tenía mucha relación con los Ribeyro, con Augusto
Torres, a quien conocí en Barcelona. Vladimiro me mostró lo que está haciendo,
y me pareció interesantísimo, me gustó muchísimo, me impacto la riqueza
plástica, las texturas, los colores, y es muy lindo ver esa evolución en un
pintor.
¿Cómo es venir e irse
y saber que va a volver?
Es fabuloso, enriquecedor. En Mallorca voy a un lugar y pido los
diferentes materiales, y a trabajar. Aquí no, hay que ir al Verdún a buscar
barro, pedir otro barro a Montevideo, y no encuentras todos los productos -en
Argentina sí hay-; necesito un quemador de gas y no lo he conseguido. Estamos
en proceso de hacer un torno. Acá se maneja otro tiempo, otra manera de hacer
las cosas. Con paciencia hay que ir a la base de las cosas, empezar y de a poco
ir consiguiendo todo. Ser un poco Robinson Crusoe, pero eso también tiene otras
satisfacciones, otros sentidos. Estoy muy satisfecho de hacerlo, me da placer
el vencer dificultades, hacer cosas. Me da tristeza irme, pero tengo que
hacerlo, pero ahora con la alegría que en setiembre estaré de nuevo en La Casa Encantada.
(*) Nota de Redacción: El Rakú es una técnica alfarera
tradicional oriental, que se cree originaria de Corea. Las piezas obtenidas con
el Rakú (su ideograma significa “tranquilidad”, pero también “diversión” y
“felicidad”) suelen tener una característica apariencia metálica.
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