La propuesta fue hacer, con Perla Morandí una recorrida por
la historia del Ministerio de Desarrollo Social, (MIDES) del cual es directora
por Lavalleja desde su creación hace ya diez años por decreto del presidente
Tabaré Vázquez, al asumir el 1º de marzo de 2005. Morandí señaló que “en algún
momento en la historia del Uruguay, el MIDES va a tener que ser valorado,
porque es el primer ministerio que se arma de la nada, sin nada para
infraestructura ni para recursos humanos. Todo el presupuesto que se consignó a
la creación fue destinado a la emergencia social que vivía el país, había un
millón de pobres, y
dentro de ese número había gente que literalmente se estaba
muriendo de hambre, en especial niños y adultos mayores. En Lavalleja teníamos
un 30% de pobreza, son muchas personas”.
Para Morandí el MIDES “vino para quedarse, su rol
fundamental es coordinar, articular, y hacer llegar a cada ciudadano lo que le
corresponde, y la meta final es que todos puedan usufructuar de sus derechos,
no importa su condición, ni el lugar donde vive, ni su género, y queda mucho
trabajo para hacer todavía”.
DESCENTRALIZAR
Recordó Morandí, que al crearse el ministerio comenzó un trabajo de
descentralización, “ahí fue que nos convocan, buscaban una persona por
departamento, frenteamplista, que hubiera trabajado en las políticas sociales
departamentales y, como en mi caso, que pudiera pasar en comisión al
ministerio, que fuera funcionaria pública”. Morandí estaba viviendo en
Maldonado desde hacía pocos meses. Ocupaba su cargo docente y tenía un trabajo
administrativo, “lo que me permitía buenos ingresos”. En junio 2005, le
proponen el cargo, “porque la ministra, Marina Arismendi se puso como meta
descentralizar, con por lo menos un referente en cada departamento, que
conociera la realidad y el territorio. Yo había sido militante de siempre del
Frente Amplio (FA), había sido edila, había trabajado en políticas sociales en
la Junta Departamental, y lo asumí -quedé con mi sueldo de maestra que no era
mucho en aquel momento-, pero me gustaba el desafío, el trabajo, después de
tantos años de luchar para que el FA asumiera el gobierno nacional, y cuando me
necesitaron para una tarea decir que no me parecía que no estaba bien. Y así,
estoy aquí desde ese día”.
Evoca Morandí aquella primera reunión de todos los
coordinadores departamentales del MIDES, el 8 de junio de 2005, “el trabajo que
nos pidieron fue la instalación del Plan de Emergencia en todo el país. Nos
dieron una caja de cartón que contenía las inscripciones de las personas que
solicitaban el Plan de Emergencia en el departamento. Con esa caja volví a
Minas y me puse a organizar las visitas de más de 5.000 familias. Apelamos a
instituciones como el Instituto de Formación Docente, para que los estudiantes
nos pudieran dar una mano en las primeras salidas. Empezamos por Minas, luego se
convocó a voluntarios para ir al interior, de junio a diciembre se hicieron
todas las visitas que había que hacer, trabajaron más de 200 voluntarios
-estudiantes, funcionarios públicos, de AEBU, jubilados- de cualquier pelo
político, se armaron grupos en cada pueblo, los maestros que estuvieron siempre
a la orden, y también el apoyo de organismos públicos para brindarnos
infraestructura -IFD, Ministerio de Vivienda, INAU, AEBU, Casa de la Juventud-”. Agrega
con pesar que “nunca el gobierno departamental nos brindó colaboración en los
comienzos. En todos los departamentos proporcionaban espacios físicos e
infraestructura para trabajar, y también locomoción, y eran intendencias que no
pertenecían el partido del gobierno, pero valoraban lo que se estaba haciendo.
En Lavalleja no se nos dio nada. Era (Herman) Vergara el intendente, una falta
de sensibilidad por lo social muy grande. Nosotros contamos con la locomoción
del Ejército, y los espacios de esas instituciones que nombré. Recién en el
2009 pudimos alquilar un local en la esquina de Batlle y Florencio Sánchez”.
DE EMERGENCIA A EQUIDAD
Morandí que en el 2006 se siguió inscribiendo y atendiendo
gente con la sola entrevista de los voluntarios, “y como siempre pasa, ingresó
gente que no lo necesitaba, y quedó gente que estaba muy necesitada, entonces
empezamos a avanzar en controles. En el 2007 se habían dado de baja a muchas
familias que no entraban en esa franja de emergencia, “gente que mintió, que se
hizo visitar en un espacio que no era donde vivía, o no declaraban la verdad de
sus ingresos”. En aquel momento, cuenta, “la mayoría de las personas en este
departamento trabajaba en negro, no había registro, hoy eso no pasa, son los
mínimos que trabajan en negro porque no le conviene ni al trabajador ni a la
empresa, porque al estar inscriptos en el BPS y la DGI acceden a muchos
derechos, y eso es producto de la transformación del país, en su economía, en
lo social. Hubo denuncias, se revisitó a mucha gente. A fines del 2006 estaba
depurada la lista de quienes necesitaban el Plan de Emergencia, que duró hasta
principios del 2007”.
Respecto a la culminación del Plan de Emergencia, Morandí
acota que “no hubo ningún caos cuando finalizó, como anunciaron algunas personas.
La vida había cambiado, los beneficiarios habían logrado mejorar su situación
económica en esos dos años, y los que seguían en situación difícil fueron
compensados por otras prestaciones ya implantadas, como las asignaciones
familiares, o regularización de las pensiones, y en casos de extrema pobreza se
siguió apoyando con la tarjeta alimenticia. No hubo en la transición ningún
problema. Se pasó al Plan de Equidad”.
LINEAMIENTOS ADJUNTOS
Señala Morandí que desde el Plan de Emergencia se fueron
incluyendo diferentes lineamientos como el programa Mejoramiento del hábitat apoyando
con materiales y el acompañamiento de un arquitecto y un asistente social, o de
atención en salud, acceso a luz eléctrica y agua potable.
El programa más movilizador fue quizá el de las operaciones
de ojos, que nació en el MIDES. Se denominó “Nos tenemos que ver” y se hizo en
coordinación con el gobierno de Cuba. “Nos encontramos que había una enormidad de
personas que no veían, y que no tenían acceso económico a las operaciones, cada
operación salía 1.500 dólares, nadie podía pagar esa suma. A Cuba viajaron
totalmente gratis más de 1.200 personas. Luego se invirtió el convenio,
vinieron los técnicos cubanos a Uruguay, se instaló el Hospital de Ojos en el
Hospital Saint Bois. Primero esos médicos atendieron, y luego empezaron a
formar a médicos uruguayos. La gente del interior tienen el traslado, el lugar
donde se quedan -pre y postoperación-, y la operación gratis”.
LA
EMOCIÓN Y EL AGRADECIMIENTO
Recordó con emoción uno de los viajes a Cuba. “Acompañé a un
grupo a Cuba, y debo decir que las emociones más grandes que recibí en mi vida
fueron cuando después de la operación personas adultas mayores empezaban a ver.
Es indescriptible la emoción y el agradecimiento, a los médicos y su equipo, a
la gente que atendía los lugares donde se quedaban, porque eran de una calidez
llamativa, fue un recibimiento espectacular el que les dio Cuba. La gente que
se operó era gente muy vulnerada, que habían perdido las expectativas de volver
a ver a sus seres queridos, a sus lugares, recuperar la lectura, el
relacionamiento con los demás, porque implicaba muchas cosas la recuperación de
la vista. Y recibieron un trato que aquí en Uruguay no habían recibido por
parte de la salud, que por suerte eso también cambió. Hoy son más de 50 mil
personas que se operaron, con todo gratis”.
ANALFABETISMO Y OTROS
Dijo que “aquella idea que el Uruguay era el mejor país del
mundo en educación, por la alfabetización total de sus ciudadanos, en el 2005
no era cierta, y hasta el día de hoy no lo es. En Lavalleja hay un 2% de
personas mayores de 14 años que no saben leer y escribir. En el MIDES se implementó
primero el programa ‘Yo sí puedo’, un programa de alfabetización creado en Cuba
y aplicado en muchos países del mundo, y se alfabetizaron millones de personas.
En Uruguay el resultado fue espectacular. Luego se instaló el Fortalecimiento Educativo y quedan
muchos más”.
Otros avances en derechos sociales son los surgidos a través
del Instituto Nacional de las Mujeres. “Se implementaron servicios de violencia
doméstica en todos los departamentos, públicos y gratuitos, para mujeres en
situación de violencia, y ha generado información sobre discriminación que
viven las mujeres en todo el Uruguay”. O las políticas de juventud a través de Congresos
Nacionales de Jóvenes, “focalizadas en lo laboral y educativo para jóvenes”. O
la participación en el Instituto Nacional de Adultos Mayores (IDES), que tiene
el rol de supervisar las casas de larga estadía de adultos mayores.
DIVERSIDAD
En cuanto a la diversidad, en el MIDES “hay un trabajo de
apoyo a la organización civil, a las organizaciones sociales, focalizado en los
problemas graves. En el caso de la discriminación se han hecho estudios en
conjunto del MIDES con UDELAR, y con otras instituciones de hacer relevamientos
y estudios que indican datos concretos de la realidad”. Señaló el trabajo con la
población de origen afrodescendiente, que es “muy discriminada en Uruguay”. “Como
ciudadanos deben tener los mismos derechos y posibilidades de acceso a la
educación, a trabajos de mayor calidad, “hoy eso no lo tienen”. Por lo que se
ha generado “una discriminación positiva, que es darles mayores posibilidades,
darles espacios y oportunidades”. Las personas transexuales, travestis, suelen
ser discriminadas -más en sociedades chicas- de los centros educativos, “y
dejaron sus estudios, sus trabajos, y entonces tienen que acceder a trabajos
informales y generalmente en la prostitución, entonces el MIDES tiene políticas
para darles espacio, incluirlos, educarlos, capacitarlos, para que se realicen como
personas”.
POLÍTICAS DE DERECHO
La memoria se hace volátil, Morandí comienza a recordar
distintos enfoques dados por el ministerio. “Siempre digo que hay un antes del
MIDES y un después del MIDES, porque cuando se comenzó se encontró un país muy
deprimido, con autoestima muy baja, donde pensaban que no iban a poder salir de
su situación. Desde que el FA asumió el gobierno el enfoque de las políticas
sociales fue de derecho, si alguien tiene derecho a percibir una prestación
porque su situación lo amerita, no tiene que ir a pedir ni una tarjeta, ni el
estado le da una limosna, ni por amiguismo o por votos, le está solucionando
una situación. Es su derecho como persona y el estado tiene la obligación de
proteger a los más desvalidos. Esas cosas dieron vuelta el Uruguay”.
MESA INTERINSTITUCIONAL
Reconoció Morandí que “queda mucho por hacer”. El rol del
MIDES es coordinar las políticas sociales del estado, y se implementó en cada
departamento la Mesa Interinstitucional
de Políticas Sociales, “donde las instituciones públicas transversalizan todos
sus programas, articulan los recursos, se realizan proyectos comunes, y se está
viendo hoy cada vez más los resultados de esta articulación del estado. Hay
confianza y apoyo entre las instituciones, todo se colectiviza más, todos
pueden proporcionar algo a cada propuesta, que es el trabajo en red, tenemos la
satisfacción de decir que hay redes interinstitucionales, más allá de la Mesa, como la red departamental
de violencia doméstica, que tienen rápido accionar y respuestas ante
situaciones problemáticas que se generan en el departamento, y cada institución
cumple con su rol inmediatamente”.