RUPERTO LONG PRESENTÓ SU LIBRO “NO DEJARÉ MEMORIAS – EL
ENIGMA DEL CONDE DE LAUTRÉAMONT”
por Gorge Gómez. A veces es impotencia, a veces vergüenza
ajena, pero sobre todo no se puede comprender cuando hay un evento de alto
nivel y no es aprovechado como se debe. Se presentó el libro “No dejaré
memorias – El enigma del Conde de Lautréamont” de Ruperto Long –ingeniero, político,
escritor- quien fue acompañado por Tabaré Leyton -cantante de tango muy joven-,
y del gran músico Alberto Magnone -ambos con espléndidas trayectorias-. Laura
Nahabetian leyó además algunos textos. Solo se acercaron a presenciar la
presentación no más de 10 personas -hubo estudiantes durante una parte del acto,
llegaron tarde y se fueron antes de terminar-, y este hecho se repite y se
repite, y no es por falta de información. La Dirección de Cultura de la IDL
comunicó, invitó, hizo un buen trabajo, pero la gente no va. ¿Cuál es el
motivo? ¿Por qué el desinterés de los minuanos? Preguntas… sin respuesta por
ahora.
POCO USUAL
Esta situación no amilanó a Ruperto Long y a quienes lo
acompañaban, presentado por Clarisa Gallo por la Casa de la Cultura, destacando
la importancia del evento, y por Susana Rodríguez Varese, quien trazó un perfil
de Long, “una persona humanamente excepcional, por su hombría de bien, calidad
y sencillez” y como ingeniero “un hombre de una gran sensibilidad, al contrario
de lo que por lo general se cree de quienes se dedican a las ciencias exactas”.
Recordó los cargos públicos que ocupó: senador, presidente de UTE, del
Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU), hoy ocupa el cargo de ministro del
Tribunal de Cuentas, ha escrito “Che bandoneón”, “Hablando claro”, y “No dejaré
memorias …”, ha dado conferencias en muchas partes del mundo, y ha recibido
destacados reconocimientos, entre ellos el Morosoli por el Espacio Ciencia.
Sobre el libro presentado, Rodríguez señaló que es “un
placer, es fluido, vale la pena leerlo, está muy informado, y se destaca la enorme
sensibilidad de Long”. Subrayó la presencia “poco usual en este tipo de
presentaciones de Leyton, Magnone y Nahabetian”.
UNA ESPECIE DE COMETA
Long agradeció la invitación de la Dirección de Cultura de
la IDL para presentar un libro que “tiene que ver con la vida de un joven,
Isidore Lucien Ducasse, Conde de Lautréamont (1846-1870), mitad uruguayo y
mitad francés por los años en que vivió en Uruguay y en Francia, pero fue un
muchacho siempre porque su vida terminó a los 24 años, tuvo inquietudes
creativas, culturales y una trayectoria extraordinaria. Fue una especie de
cometa que pasa por el cielo, y que lamentablemente desaparece, pero quedamos
los demás para recordar, discutir, difundir y abrir los horizontes”.
UNA VIDA ENIGMÁTICA
El libro es fruto de una investigación que “fui tratando de
armar, una especie de rompecabezas sobre una vida enigmática, de una persona de
la que es mucho más lo que no se sabe que lo que se sabe. Los datos seguros son
relativamente pocos, hay datos supuestos, rumores, leyendas, que hay que ir a
buscarlos 130 años atrás, no es sencillo, y con todo eso se fue armando la vida
de Isidoro Ducasse”.
Long contó que llegó al tema por un lugar -un café en la
plaza Blanche, en Montmartre, París- donde se reunían intelectuales como Bretón,
Dalí, Sartre, Camus, “quien escribe un texto sobre Lautréamont por el año 1952,
que provoca una formidable discusión y es extraordinario cotejar la pasión con
la que la gente discutía en ese café, y me pregunté: ¿este Lautréamont es el
muchacho nacido en la ciudad vieja de Montevideo, o un francés? Porque había
muerto 80 años antes, no es común la vigencia de un escritor tanto tiempo
después, y ahí empecé a buscar, a ver cómo había sido su vida”. Con gran riqueza de lenguaje y de imágenes
para contar, Long fue abordando distintos momentos de la vida del Conde de
Leutréamont, el por qué de ese nombre, las leyendas o verdades, y los misterios
de la única obra de Ducasse, “Cantos de Maldoror”, escrito por este hombre que
vivió tan poco y que perdura por la genialidad de su obra.
UN ESPECTÁCULO
Ayudado por fotografías proyectadas en una pantalla, Long
fue contando la vida de Isidore Ducasse o el Conde de Leutréamont, pero también
le dio una proyección diferente a la presentación del libro, la lectura de
distintos textos del Conde de Leutréamont, un trozo del cuento “El otro cielo”
de Julio Cortázar, y “El callejero” de Horacio Ferrer realizadas por Laura
Nahabetian, y la introducción de la música de un conocido tema de Edith Piaf, la
interpretación de varios tangos clásicos como “Soledad”, “Volver”, “Anclado en
Paris”, una impresionante interpretación de “Oblivión” de Ferrer y Piazzolla, la
memorable y conmovedora versión de “El nudo desatado” de Washington Benavides y
música de Eduardo Darnauchans, con la imponente voz de Tabaré Leyton, que se
acompañó con su guitarra y por el maestro Alberto Magnone en los teclados,
quien hizo una demostración más de su talento y capacidad musical. Todos
entregaron una presentación de un libro diferente, única, memorable. Para agradecer.
Volviendo al principio: ¿Por qué la gente de Minas se perdió
este espectáculo de libros, historias, músicas, voces y tanto talento sobre el
escenario? Éramos diez…
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