HABLÓ EL DIPUTADO MARIO GARCÍA
El miércoles por la tarde, en la Cámara de Diputados se tributó un sentido homenaje al poeta Santos Inzaurralde, recientemente fallecido. En la oportunidad estuvieron familiares de Santos, además de autoridades departamentales encabezadas por la intendenta Adriana Peña, e hizo uso de la palabra, entre otros el diputado nacionalista Mario García, de quien compartimos a continuación fragmentos de su exposición.
“Se nos hace muy difícil hablar de Santos, con quien nos unió una gran relación desde tiempos lejanos, asiduo concurrente de nuestra casa paterna, fue siempre un noble y fiel amigo de los suyos, tenemos recuerdos imborrables de nuestra niñez en donde en largas tardes de charlas, escuchar hablar a Santos era para nosotros como estar en aquellos tiempos en presencia de un ser diferente, sin duda superior, ya que mezclaba de tanto en tanto algunas de sus repentinas y fantásticas poesías, lo que causaba nuestra curiosidad, admiración y asombro. Supimos compartir también en una oportunidad un escenario artístico cuando en el años 1989 se reinauguró el Teatro Lavalleja. Tuve en aquella noche de agosto el honor de acompañar sus versos con mi guitarra en un teatro desbordado de público. Nuestro primer contacto con la actividad política también fue de la mano de Santos, a quien acompañamos junto a mi padre en su vieja lista 70 del Partido Nacional, saliendo en el año 89 desde su comité instalado frente a la cancha del Club Sparta a recorrer los diferentes barrios de nuestra ciudad de Minas en su Citröen 11 ligero. Recuerdos todos estos que sin duda engalanarán nuestra memoria a través de los tiempos. Como político siempre fiel a sus ideales supo ocupar diferentes cargos, desde edil a diputado, secretario general de la Intendencia, miembro del Directorio del Partido Nacional, Director de Cultura Departamental, vocación ésta que ejerció dejando en cada lugar su huella, su sello personal de inquietud constante. Definir a Santos es sin dudas digno de un virtuoso de las palabras y las letras, por eso hemos elegido para la ocasión las palabras de quien fuera contemporáneo suyo e integrante de esta cámara, escritor igual que él, representante de Treinta y Tres por el Partido Colorado, el Sr. Julio Cesar Da Rosa quien manifestaba: ‘Inzaurralde es un hijo auténtico de su geografía natal, un gozoso sentidor de las memorias de su pago, un nostálgico evocador de suelo, fauna, gente y cuanto hay de voces ancestrales y entrañable… hijo de sus sierras, sus arroyos y sus valles, hijo de su Patria chica, como a él le gusta llamarla’. La obra de Santos refleja realmente sin duda las cosas nuestras, las cosas propias, las que nos hacen sentir el porqué de ser orientales, las que forman parte y definen nuestra identidad nacional. Le escribió al campo, a la tierra, al gaucho y a la tradición, a la familia, a su América Latina, le
escribió a las cosas simples de la vida y nos dejó como enseñanza el valorar y apreciar las cosas nuestras, lo cotidiano, lo que muchas veces por simples les restamos valor o en nosotros pierden importancia. Sus versos y poesías están contenidos principalmente en dos libros, Vengo de Minas, editado en 1981, y las Uvas de Abuela de 1996, el cual surgiera fruto de la insistencia del entonces intendente departamental Héctor ‘Bolita’ Leis, quien, como el propio autor reconociera en su dedicatoria, lo conminó a no dejar un solo poema en los cajones de su escritorio. En su creación fue un tremendo repentista, los versos fluían en él en forma permanente y espontánea y dentro de su extenso anecdotario quiero traer al cuerpo una anécdota de cómo surgió la letra de esa otra gran canción dedicada al caballo, ese tremendo himno que en lo que me es personal logra erizar la piel, titulado ‘Pida Patrón’. En una oportunidad iba junto a Chalar a San José, al cumpleaños de Wenceslao Varela, Chalar iba en el asiento de adelante, cebando mate, Santos iba atrás. En un momento sacó un papel y empezó a escribir ‘Pida Patrón’. Cuando lo terminó le pidió a Chalar que lo leyera. Acto seguido cambiaron roles, Santos cebaba mate y Chalar compuso la música de tan bella canción. Llegaron a San José con ‘Pida Patrón’ terminado y se lo obsequiaron a Wenceslao Varela. Y es así entonces que a través de su obra, de la descripción constante de nuestras bellezas naturales, nuestros paisajes, y sobre todo del festival ‘Minas y Abril’ logró posicionar en el mapa turístico internacional a nuestro departamento como destino ineludible, y me atrevo a decir que el gran presente de Lavalleja en la materia tuvo su punto de partida en aquel lejano 1978, fecha en la que saliera por primera vez al público su disco ‘Minas y Abril’. Prestó su voz y su poesía en cuanta oportunidad se le requirió, jamás escatimó en deleitar con su obra ante auditorio alguno, ya fuese antes los más encumbrados festivales nacionales o internacionales, los más humildes escenarios barriales, o las más lejanas y solitarias esquinas, escuelas o rincones de nuestra ciudad, cautivando en todos ellos, a cualquier auditorio como nadie. Como ciudadano, su preocupación constante era su gente, sus amigos, su ciudad su entorno. No hubo día en que me lo cruzara que no enviase un afectuoso saludo a mi familia, enumerando a sus miembros incluso uno por uno, lo que marcaba a las claras que sus valores personales y su condición de hombre gentil, hacían de él un ser excepcional. Recuerdo incluso que hace poco tiempo, en una oportunidad me manifestó su preocupación por el mal estado de la fachada del edificio del Banco República de la localidad de Solís de Mataojo, preocupación nacida luego de observarla a través de la ventanilla del ómnibus que lo llevaba a Montevideo. Al poco tiempo, luego de haber sido reparado y pintado por parte de la Comisión de Patrimonio de la mencionada Institución oficial, se me acercó nuevamente y me dice ‘te diste cuenta como está la fachada del Banco de Solís, viste que lindo quedó’, manifestándome luego que ‘los ciudadanos todos debemos preocuparnos por el estado de los edificios públicos, ya que forman parten sin duda de nuestras vidas cotidianas, manteniéndolos hermosos estimulan el espíritu de los que diariamente transitamos frente a ellos’. Enseñanzas de este tipo, consejos y anécdotas similares, formaban parte del diario vivir de este ejemplar ciudadano. Hizo tiempo para la actividad deportiva, siendo presidente en varias oportunidades de su querido Nacional minuano, era frecuente verlo en las diferentes canchas barriales alentando a los tricolores como uno más. Así era él, un hombre sencillo, humilde, y amante de todas aquellas cosas que lo rodeaban. Y como dijo alguien alguna vez: todo escritor que de alguna manera ayuda con sus textos a promocionar y enaltecer su país de origen se convierte en su tierra en una especie de símbolo nacional. Por eso entonces es que en el año 2012 recibe de parte nuestro pueblo el reconocimiento a su trayectoria, designándolo Ciudadano Ilustre del Departamento de Lavalleja. Esa fue la última vez que Santos Inzaurralde actuara frente a su pueblo natal, ya que como todos sabemos partió a la eterna gira que hacen los grandes, los que trascienden lugares y tiempos en donde sin dudas estará junto a Santiago Chalar entonando esas canciones que los inmortalizara. Y habiendo partido en el mes de marzo del presente año, mes por otra parte destinado al reconocimiento de la mujer. En definitiva y para finalizar, por encima de sus múltiples facetas si tuviéramos que elegir una palabra para describir a Santos Inzaurralde sin duda la palabra que a nuestro entender lo define íntegramente es la de CABALLERO. Caballero en su actividad artística, caballero en el debate político, caballero en el trato cotidiano, en definitiva un caballero de la vida”.
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