Poco le debe interesar al lector, que
realicemos, desde estas líneas un pormenorizado análisis del desarrollo táctico
del partido. Los por qué, los cómo, los fundamentos del triunfo, son material
para otro momento. Lavalleja debía ganar y ganó. Lo hizo 2 goles a 1 frente a
Canelones, en la última fecha de la primera fase de la Copa Nacional de
Selecciones asegurándose, de esta manera, su participación en la ronda
siguiente.
Un equipo serrano muy distinto al de la fecha
anterior. Con volantes que lucharon siempre; ganando a veces, perdiendo las
más, pero nunca bajando la guardia. La defensa tuvo inconvenientes. Porque
Canelones juega bien, maneja la pelota con criterio, tiene dinámica y
velocidad; aunque algún delantero pecó de liviano. Pero “calidad” Hernández y
Sebastián Suárez apretaron los dientes,
impusieron “carpeta”, y cuando fue necesario, subieron la suela. El
árbitro lo permitió y el rival lo sintió. Entonces el partido fue más parejo,
más trabado, más luchado, menos pensado, menos jugado. Y como tantas veces, más
a gusto del local.
El primer tiempo terminó empatado en uno. Reflejo de un
cuarto de hora todo visitante. Juego atildado, mucha movilidad, mucho toque y
uso correcto de las bandas. Llegó la apertura y pudo llegar otro. Pero Mario
Amorín empató a la salida de un dudoso tiro libre. Toque corto de Gamarra y
derechazo al ángulo. Después fricción, lucha y muchas menos tarjetas de lo
aconsejable. Para el complemento, poco cambió. Nicolás Gamarra siguió siendo el
de los partidos anteriores: el más claro bastión futbolístico serrano. Pero
escaseaba la compañía. Canelones pudo liquidarlo de contra, pero sus restos
físicos comenzaron a flaquear. La precisión no era la misma, la dinámica
tampoco.
Sin embargo, la chance clara nuestra no llegaba. Estaba Corbo en
cancha y también “el hueso” Díaz, pero la serenidad y la claridad no eran de
nuestra propiedad. Hasta que llegó un pelotazo largo, la defensa canaria estuvo
demasiado lenta de reacción, y Mario Amorín definió al palo derecho de Damiano.
El Municipal estalló en el grito contenido. Más de un millar de nerviosos
parciales minuanos se llenaron la boca de gol. Junto con Mario, como tantas
veces. De ahí al final, poco y nada. Uno conforme y otro sin fuerzas. De todo
lo que debemos mejorar, ya hablaremos. Lo de hoy es la victoria y el pasaje a
la segunda fase. Y no es poco.
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