sábado, 2 de febrero de 2013

Derrota dolorosa pero no definitiva


Lavalleja llegó a la 5ta. fecha de la Copa Nacional de Selecciones con ilusiones renovadas, con un último antecedente de goleada, y con chance intacta de definir como local para lograr la clasificación e incluso el 1er. lugar del grupo.

Pero todo se fue esfumando lentamente. Porque tuvimos la pelota, pero no profundidad. Porque manejamos el espacio donde más le convenía a Canelones. Porque pusimos voluntad, pero no claridad. Porque la juventud frecuentemente es vencida por la experiencia; y la experiencia no solo es edad, sino vivencias aprovechadas, y conceptos adquiridos de ellas.  

Desde los primeros minutos se vio que el partido venía complicado. Canelones no solo se venía a defender. Su propuesta era jugar sin pelota, e herir cuando y donde pudiera. Así Gregory Correa se hacía incontenible por izquierda, y Sebastián Rojas peleaba y generalmente ganaba frente a la última línea serrana. Claro, Lavalleja también mostraba sus intenciones. Y tenía el balón, y Duque era pieza importante en el medio, y Gamarra buscaba, generaba, remataba.

Mucha intención, poca concreción. El mismo Nicolás estuvo cerca un par de veces en el primer tiempo, aunque la más clara fue de Rojas, evitada por una notable acción de Alzogaray. Para el complemento, los cambios. Muchos y rápidos.

En los nuestros apareció “el Hueso” Díaz, incisivo como siempre, pero muy desordenado. Luego Mario Amorín, que ingresó bien, pero nunca encontró compañía, considerando un opaco partido de Manuel Abreu. Se fue retrasando Gamarra, y con él, se retrasó la poca prolijidad que teníamos en los últimos metros.

Llegó el gol canario, que reflejó la realidad del juego: el visitante estaba cada vez más cómodo en el Municipal. La expulsión de Manuel fue la gota que rebasó el vaso. Lo más positivo sigue siendo depender de nosotros mismos; y no es poco. Es vital. 









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