TIENE TODO PARA SER EL MEJOR
Por Gorge Gómez
En Minas hace mucho calor, y está tan cerca el
camping de Santa Lucía, que para allá arrancamos, 17 y 30 de un día de semana,
y llegamos, rapidito el viaje en el ómnibus, (hay varios servicios de ómnibus
desde la mañana) después de poner 30 pesos para ir, no se nos dijo que ida y
vuelta cuesta 50 pesos, pero bueno, llegamos bien.
ENERGÍA
Bullicio de niños y adolescentes, en el agua,
los grandes a la sombra mate en mano, sentados en sillas playeras, lo que se
dice un paraíso en la tierra, naturaleza plena, unas vistas del paisaje
asombrosas, conmovedoras. ¡Qué energía tiene el lugar!
¿POR DÓNDE BAJO AL RÍO?
No hay bajada al río -o yo no la vi- donde no
se embarre los pies al entrar al agua, y eso molesta, montones de pilares en
algunos sectores puestos así nomás, y un alambre roto en el final del
alambrado, desparejo para transitar, pero se puede entrar al camping -aunque no
debe ser correcto penetrar por ahí-, qué raro no tener una porterita para que
pasen quienes están acampados de forma directa.
PARCELAS
La parcela con su clásico fogón, su
demarcación para carpas, está con los pastos altos, son las 6 de la tarde y hay
basura amontonada esperando ser recogida.
Mucha gente, familias, autos matriculados en
diversas partes del país, “de todas partes vienen los orientales”,
parafraseando a Idea Vilariño, en su milonga “Los Orientales” que tanto
representa en las voces de Los Olimareños.
La sombra es hermosa, a pesar de que los
últimos vientos han roto algunos árboles, y hay ramas tiradas, y sigue habiendo
pastos altos, y ascendiendo hacia donde está la piscina, están las cabañas, que
también hay en otros sectores, con sus comodidades. Se empieza oír el jolgorio,
el disfrute, la alegría de niños y adultos en las piscinas, insisto mucha
gente, el calor acompaña, la brisa fresca que se escapa entre las sierras llega
hasta el Santa Lucía, y está la barraca que se inauguró no hace mucho, con la
presencia del ministro y las autoridades municipales locales, y allí nomás,
levantando la vista a la hermosura se ve el Arequita, imponente, con sus
misterios y su historia, desafiando los tiempos.
¡QUÉ PARRILLERO!
Cerca de la administración un parrillero
grande. ¿Cómo funcionará? ¿Alguien lo atiende? A la hora que estuvimos no había
nadie. Varios chivos en un corral, y pasto alto por todos lados.
Una calle como una espina dorsal divide en el
camping, y de nuevo carpas, vehículos, y las cabañas, los baños -no están mal,
pero podrían ser más y mejores-, están limpios y atendidos, las duchas
funcionan, “pero son pocas”, los retretes limpios, “pero son pocos”, nos
vuelven a decir.
¡QUÉ CARO!
¿Y qué más nos dicen? No hay demasiado quejas,
las del pasto alto, las de los baños, y sobre todo la de los precios. “Son muy
caros”, y $ 150 por persona que acampa, con derecho a piscina, para una familia
tipo (4 personas) son $ 600 diarios, y las cabañas a $ 1.200 y el estado en que
se encuentra no es el mejor, “el problema es cuando comparas con otros camping,
o con las termas, lo que ofrecen es muy poco para un costo alto, ni los
privados son tan caros, antes no era así”. Reconocen la ventaja que está muy
cerca de Canelones y Montevideo, “y que el lugar es hermoso, pero ahora antes
de venir acá, los precios te hacen pensar, caminamos un poco más pero tenemos
más servicios y más barato, no sé con que criterio subieron los precios si es
municipal”.
Algunos manifestaron que la intendencia
bajaría en los próximos días los precios ante las quejas.
Para quienes hace muchos años que vienen, si
bien reconocen que la suba “fue grande”, eso también hace que “se seleccione un
poco más y no venga cualquiera”, algo que si bien muchos piensan no lo dicen.
Respecto a la seguridad, “estamos muy
conformes, nunca nos ha faltado nada, y nadie molesta a nadie, en eso es muy
bueno el camping”.
No manifestaron desconformidad con los precios
del almacén o el restaurante que está en la entrada (cerrada) al lado del río,
“los precios son más o menos como en todos lados, y atienden bien”.
VOCES
El camping para muchos significa “venir a
cargar energías, este lugar es mágico, cuento los días todos los años, porque
aquí me siento libre, sin el trabajo, sin el celular, solo el short y yo, y eso
también lo sienten mis hijas, mi mujer, yo disfruto más del río, ellas de la
piscina, además esta sombra que hay, este aire, es impagable esto”, dice Juan
Carlos que ronda los 50 años y hace 12 que viene de Salinas, al camping con
Amalia su señora, y sus tres nenas ya adolescentes.
Para Adela de Montevideo, que ya pisó con
ganas la tercera edad, “es una necesidad, hace más de 20 años que venimos,
nunca tuvimos un problema, venimos con mi viejo, la primera semana, a la
segunda viene mi hija y mi yerno y dos nietos, que ellos si que disfrutan tanto
del río como de la piscina. Cada vez que nos vamos nos da una lástima, siempre
pensando en volver el año que viene, uno se siente seguro, y en un lugar
lindísimo aquí”, termina emocionada Adela.
VOLVER
Nadie tiene dudas que es un lugar único, que
ya tiene su mística, y eso que decía el gran Juan José Morosoli, “siempre se
vuelve a Minas”, al camping de Santa Lucía también.
No sabemos cómo son los números de la
recaudación del camping, pero es mucha gente la que llega, la que se queda, la
que está, y eso suma. No vimos tanto personal, y gastos de atención para
atender los servicios que sean sorprendentes. Será trabajo de algún edil pedir
esos números.
Da la sensación de cierta desidia pública, por
eso de los pastos, de las ramas, de la basura a las 6 de la tarde que no ha
sido recogida, cuando es una hora de mucho movimiento interno.
¿Qué quiero decir con desidia pública? Que como
está alcanza, que no hay una apuesta a la excelencia como tienen la mayoría de
los privados, no importa la desprolijidad -que no es suciedad-, ni si los baños
son pocos o si tienen agua caliente o no, si las cabañas están pintadas,
remozadas, con cerraduras sanas, con puertas y ventanas arregladas, funciona y
punto, que haya tapa rota de cámaras en las cercanía de los baños, hay una
conformidad “no nos preocupemos más, la gente viene (y cada vez más), ya está”.
EL MEJOR DEL MUNDO
El lugar, repetimos, es una maravilla. La IDL
tiene la infraestructura para que todo sea un lujo, como debe ser en el mundo
un camping, un lugar prolijo, cómodo, que no se sienta esa desidia, que es
diferente al abandono, aquí no hay abandono, falta amor propio para tener el mejor
camping del mundo.
No hubo ninguna queja sobre la dirección o los
funcionarios del camping, al contrario destacaron la amabilidad y el trabajo
que hacen. Pero se los debe incentivar a que den más, a que lo sientan el lugar
como propio.
Falta eso, que es fácil de solucionar, depende
de los estímulos, de la organización y de quienes gobiernan poner también los
ojos ahí.
Denle que pueden todos.
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En la recorrida nos llamó la atención la
parcela que hay muy cerca de la entrada, creo que la número dos, toda rodeada
de cinta amarilla que dice “PARE”, el piso lleno de gravilla, jardineras con
flores y una casa rodante fija al lugar. ¿Por qué? Se nos dijo que era de un
señor que “seguramente arrienda por mes o por año, que se posesionó del lugar
como propietario, rompió el parrillero que había y puso uno rodante, hizo un
baño químico, y pensó que con ser químico alcanzaba y no lo limpiaba, y cuando
lo desagotó, tiró la materia ahí mismo, terminaron haciéndoselo sacar”, entre
otras cosas que nos dijeron. Sorprende que se permita hacer eso dentro de un
camping municipal, no es un lugar privado, además rompe el equilibrio estético
del lugar y por consiguiente el ético, no se puede manejar como si fuera un
propietario, y es aberrante ese lugar rodeado de cintas amarillas como si allí
se hubiese cometido un crimen. Da para pensar y las autoridades tomar
medidas.
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