Resulta extraño
hablar de un triunfo sufrido, cuando el marcador final indicó 5 a 1. Sin
embargo, la realidad indicó eso. Basta con que el estimado lector tenga
conocimiento de lo que sucedió en el juego, para entender el por qué del
título.
A falta de 9
minutos para el final, Lavalleja ganaba 2 a 1 y Casupá tenía un penal a su
favor. Pero Alzogaray, que había ingresado por el lesionado “Tito” Alayón solo
6 minutos antes, desvió el remate de Matías Long y mantuvo la ventaja serrana.
De ahí al final, todo fue de los nuestros. Un gol más de Manuel Abreu, quien,
además, había convertido los dos primeros, otro muy esperado de Mario Amorín, y
uno final de Carlos Corbo, redondearon la goleada.
Antes de este
final electrizante, un partido “chivo”. Lavalleja, que siempre tuvo la
iniciativa, manejó la pelota y el terreno. Un notable Nicolás Gamarra comandaba
una media cancha que funcionaba bien; Alexis Duque lo complementaba. Se
insistía por izquierda, donde De Barbieri ganaba a velocidad a toda la última
línea. Por él y sus desbordes llegaron los dos primeros goles. Y porque estaba
Manuel Abreu.
El ariete demostró toda su capacidad dentro del área, y llevó en
andas a la escuadra tricolor, que en los minutos finales pasó del sufrimiento a
la alegría. Innumerables chances de gol tuvimos, especialmente en la primera
parte. Pero quedaba la sensación de que si no aparecía Manuel, no podríamos
concretar. Pero apareció, y junto a él, la victoria.
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